miércoles, 13 de octubre de 2010

Ricura de sonoridades con el espectáculo sonoro-dancístico de " sones compartidos"



Por: Roberto A. Valenciano Capín.

Más allá de estos festejos por el bicentenario y centenario de la Independencia y revolución, respectivamente, llega a estas tierras potosinas, un importante espectáculo músico-dancístico “sones compartidos; un recorrido histórico del son mexicano”.  
En esta ocasión, este concierto tuvo el plus de recaudar recursos, alimentos no perecederos y ropa, que serán donados a los hermanos damnificados de Veracruz.

De esta manera, este concierto se congrega en un trabajo que parte en base de la seria investigación sobre el peso y el devenir del son, el cual se suma como un vivo y activo protagonista de nuestra rica historia no solo musical sino vivencial, al quedar sustentada en la profundidad histórica de la música popular mexicana.

Una exacta convergencias de senderos que queda ejemplificado en estas tres regiones contrastadas (Huasteca, Sotavento y Tierra Caliente), separadas entre sí y que sin embargo mantienen la rítmica básica y un repertorio compartido de nombres, temas y coplas.

Siempre bajo la gratitud no solo hechas a través de imágenes, plasmadas en los diferentes instrumentos que le dan vida y sustancia al son en sus diferentes regiones que se gestan en nuestro país, sino además es complementada por tres tarimas que le dan ese tamiz de colorido que sin más nos dan nuestra identidad. 

Un concierto con gran sazón no solo en la improvisación sino bajo la pertinente guía hechas décimas del Mtro. Zenón Zeferino, incansable cultivador del canto jarocho, versador, músico y promotor cultural quien explicará, muy a su estilo, algunas de las tradiciones musicales de las tres regiones señaladas Como alguien me comento oportunamente, una catarata de sones y sus sonoridades que se diseminan desde las tierras del Sotovento- Veracruz-. 

A través del Son lo que son, desde la huasteca- potosina con los Camperos de Valles y el son Pleno-de Michoacán con los Aires de Apatzingán. Un recorrido que va más allá de lo meramente musical, al quedar expuesto bajo el aire del complejo tejido, cuya urdidumbre y trama representa los elementos que lo integran, lo componen, en donde no solo surge este permanente diàlogo, sino florece a través de la empatía misma hecha práctica de vida y circunstancialmente queda expuesto en el rico conocimiento de una cultura oral hecha canción, bajo la contundencia de haber trasgredido el tiempo.

Por consiguiente queda demostrado que este exhaustivo y gozoso trabajo se traza y destaca por si mismo, al mostrar un rico y vivo conocimiento de identidades, donde el humor, el retrato de una realidad queda expuesta para aquellos que nos encontramos inmersos en ese tráfago y la displicencia de las sonoridades llenas de rotundentes ruidos.

De esta manera, 18 artistas en escena compartieron un repertorio que hoy sigue vigente en muchas rancherías, pueblos y barrios de la Huasteca, Sotavento y Tierra Caliente, como expresión de su memoria histórica ante un público potosino que se dio en buena cita a este bello espacio del Teatro de la Paz.


Trazado este recorrido histórico con: Una obertura, una introducción a los sones comparidos, antecedentes históricos, referencias coloniales del son, contexto natural de los sones que convergen en el son de la indepencia y el son de la revolución, siendo intermediario las tres versiones de los panaderos y culminar con música compartida en México y otros países.

Pero no todo quedo ahí que entre la algarabía nos ofrecieron como regalo de su apreciación y cariño a de estas tres instituciones musicales; el querreque y la bamba. Claro, sin hacer dejo de la belleza del arte tepsicoriano en conjunción con sus trajes típicos de sus regiones de origen y zapatearon cada una de sus canciones.

En esta ocasión el zapateado y su versatilidad para el baile tradicional verso con la joven bailarina Selene Minely Hernández Hervert, Rubí Oseguera Rueda, originaria de Coatzacoalcos, Veracruz, una de las más reconocidas figuras del son jarocho en la actualidad y ex integrante del grupo Chuchumbé, y Paulino Domínguez Alfonso, originario de Chacalapa, municipio de Chinameca, Veracruz, un reconocido bailador de fandango que desde niño ha estado en contacto con la tradición.

De la región de la Huasteca fue representado por el grupo Los Camperos de Valles, fundado hace tres décadas en Ciudad Valles, San Luis Potosí por don Heliodoro Copado, Marcos Hernández y Joel Monroy; y en la actualidad integrado por Camilo Ramírez Hernández (violín), Gregorio Solano Medrano (jarana y voz) y Marcos Hernández Rosales en la guitarra quinta huapanguera). Como representante de la región de Sotavento se presentaron tres grandes músicos de la tradición jarocha: Ramón Gutiérrez Hernández, del grupo Son de Madera; Patricio Hidalgo Belli, de Afrojarocho; y Octavio Vega Hernández, del Conjunto Mono Blanco, quienes se reúnen en esta ocasión con el proyecto alternativo nacido hace diez años: Son pa’ los amigos Por la región de Tierra Caliente, con una trayectoria de 33 años y proveniente del Valle de Apatzingán, Michoacán, tomaron parte el grupo Alma de Apatzingán, integrado por Juan Pérez Morfín (arpa grande), Manuel Pérez Morfín (violín) Álvaro Plancarte Adame (vihuela), Abundio García Valdivia (guitarra de golpe) y Antonio Barajas Ruiz (violín). Sones compartido: Diálogo musical entre regiones es un espectáculo con guión artístico, textos y banda sonora de Juan Guillermo Contreras Arias; dirección artística de Ernesto Anaya; dirección coreográfica de Rubí Oseguera Rueda; y diseño de iluminación de Rocío Mabarak Pensado.

Un proyecto que además se encuentra plasmado en dos CD´s. Un interesante cancionero musical y poético que desde el siglo XVIII ha alimentado y hermanado a las distintas músicas regionales del país. Aderezado por un interesante booklet con investigación hecha por Antonio García de León Griego.

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