lunes, 14 de febrero de 2011

"EL FLAMENCO, PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL DE LA HUMANIDAD



Por: Mercedes Tonelli

El 16 de noviembre de 2010, en la reunión de la Unesco celebrada en Nairobi, se conoció la noticia de que el flamenco había sido declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad junto con otras manifestaciones humanas. Obviamente, la decisión generó mucho entusiasmo entre el pueblo español, y en especial dentro de la comunidad andaluza y los artistas vinculados con esta particular expresión.

La candidatura

En el expediente presentado por España ante la UNESCO se caraterizó al flamenco como “una expresión artística resultante de la fusión de la música vocal, el arte de la danza y el acompañamiento musical, denominados respectivamente cante, baile y
toque. La cuna del flamenco es la región de Andalucía, situada al sur de España, aunque también tiene raíces en otras regiones como Murcia y Extremadura. El cante flamenco lo interpretan, en solo y sentados generalmente, un hombre o una mujer. Expresa toda una gama de sentimientos y estados de ánimo –pena, alegría, tragedia, regocijo y temor– mediante palabras sinceras y expresivas, caracterizadas por su concisión y sencillez.

El baile flamenco, danza del apasionamiento y la seducción, expresa también toda una serie de emociones, que van desde la tristeza hasta la alegría. Su técnica es compleja y la interpretación es diferente, según quien lo interprete: si es un hombre lo bailará con gran fuerza, recurriendo sobre todo a los pies; y si es una mujer lo ejecutará con movimientos más sensuales. El toque de la guitarra flamenca ha
trascendido, desde hace mucho tiempo, su primitiva función de acompañamiento del cante. Éste se acompaña también con otros instrumentos como las castañuelas, y también con palmas y taconazos. El flamenco se interpreta con motivo de la celebración de festividades religiosas, rituales, ceremonias sacramentales y fiestas privadas. Es un signo de identidad de numerosos grupos y comunidades, sobre todo de la comunidad étnica gitana que ha desempeñado un papel esencial en su evolución. La transmisión del flamenco se efectúa en el seno de dinastías de artistas, familias, peñas de flamenco y agrupaciones sociales, que desempeñan un papel determinante en la preservación y difusión de este arte.”

La decisión.

Se dijo lo siguiente: “El comité… decide que (el flamenco) cumple con los requisitos para ser inscripto en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de
la humanidad, como sigue:

1: El flamenco está enraizando en forma profunda en su comunidad, reforzando su
identidad cultural y siendo transmitido de una generación a otra,

2: La inscripción del flamenco en la lista representativa podría llamar la atención
acerca del patrimonio cultural inmaterial, a la vez que podría promover la creatividad humana y el respeto mutuo entre las comunidades,

3: Las políticas vigentes y las propuestas demuestran que existen esfuerzos
compartidos y consenso por parte de los gobiernos, instituciones, ONGs, las comunidades y las personas privadas que garantizarán la protección del flamenco,

4: La candidatura resulta de una participación activa y el compromiso de los pueblos
y los particulares interesados cuyo amplio consenso y esfuerzo demostrado por su libre, anterior e informado consentimiento,

5: El flamenco está inscripto en el registro general de archivos culturales de la
región de Murcia, establecido por la dirección general de bellas artes y patrimonio cultural de la regió autónoma de Murcia.

¿Qué significa?

En 2003 los países miembros de la UNESCO firmaron una convención para salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (al que también se denomina “patrimonio viviente”), que es un tratado internacional que implica haber avanzado una etapa más dentro de un largo proceso, que se remonta a la década del 60 o inclusive antes, de protección de la cultura y la diversidad de los pueblos.

Dentro de los valores prohijados por la ONU y todos los organismos que dependen de ella, la defensa de estas manifestaciones humanas reafirma la identidad de los grupos
humanos, fomenta la creatividad y aporta no sólo a la convivencia más pacífica a nivel mundial, sino también a la defensa de los derechos humanos, que es la gran bandera enarbolada después de la segunda guerra mundial.

El gran objetivo mencionado en el artículo primero del acuerdo es la “salvaguardia”
del patrimonio cultural inmaterial, que se logrará mediante el respeto de las
expresiones de las comunidades, grupos e individuos de que se trate, la sensibilización en el plano local, nacional e internacional a la importancia del patrimonio cultural inmaterial y de su reconocimiento recíproco, y la cooperación y
asistencia internacionales. Cada una de estas enunciaciones, como se verá, tiene una obligación como contrapartida a cargo de alguna de las entidades involucradas.

¿Pero a qué se llama “patrimonio cultural inmaterial”?

La respuesta está en el artículo 2º del tratado, incisos “1 y 2”, en los que se lo define como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas
-junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes- que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este elemento, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana”.

Sus formas de manifestación mayormente tenidas en cuenta son las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma como vehículo del patrimonio cultural inmaterial, las artes del espectáculo, los usos sociales, rituales y actos festivos, los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo y las técnicas artesanales tradicionales.

Las medidas de “salvaguardia”

Estas acciones incluyen la transmisión o comunicación del patrimonio de generación en generación, tal como evolucione espontáneamente, sin pretender petrificarlo en lo que –en este caso, el flamenco- sea en determinado tiempo y espacio. Por eso se cuida muy bien la diferenciación entre “protección”, que podría dar lugar a una existencia distorsionada del elemento, y “salvaguardia”, que sólo son un conjunto de medidas de publicidad, transmisión y fomento del interés en el patrimonio, pero sin interferir en su ciclo vital.

No se trata, tampoco, de una obligación de producir manifestaciones concretas como danzas, canciones, instrumentos musicales o artículos de artesanía. La acción de salvaguardia consiste asegurar la transmisión, el paso del patrimonio en el tiempo y en el espacio, y en esa actividad es fundamental la participación de las comunidades locales generadoras del fenómeno.

En el artículo 2 inciso “3” de la convención se expresó que las acciones de salvaguardia son aquellas “encaminadas a garantizar la viabilidad del patrimonio cultural inmaterial, comprendidas la identificación, documentación, investigación, preservación, protección, promoción, valorización, transmisión-básicamente a través de la enseñanza formal y no formal- y revitalización de este patrimonio en sus distintos aspectos”.

El sistema organizado

Dentro del acuerdo que firmaron los países se prevé un sistema que genera derechos y
obligaciones para todos, y en el que cada una de las actividades se corresponde
con alguno de los objetivos enumerados en el artículo 1º. Existen dos ámbitos de acción: uno a nivel nacional (dentro del Estado en el que se encuentre el patrimonio, en este caso España) y otro a nivel internacional, que está a cargo del comité ejecutivo que se encarga de la aplicación de la convención.

Las tareas a nivel internacional se encuentran contenidas en los artículos 16 a 24 del tratado, y se trata, sintéticamente, de lo siguiente: elaboración de una lista
“representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad”, a propuesta de los estados partes (como fue en esta ocasión la candidatura presentada por España) que fue lo que recientemente se amplió al incluir en ella al flamenco. Esta decisión se toma por votación de la asamblea, que está integrada por todos los países
integrantes.

Con la misma modalidad también debe elaborarse otra lista “del patrimonio cultural
inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia”, que son objeto de
mayores atenciones y desembolsos de dinero.

A su vez, incumbe a los órganos internacionales diseñar proyectos y actividades que contribuyan a cumplir con los objetivos, en función de las necesidades de cada elemento y cada región; y finalmente existe un régimen de cooperación y asistencia, no sólo financiera sino también de información, experiencias, tecnología, etc., todo
lo que sea útil para que se cumplan los objetivos fijados. La contracara de esta situación, como de todas las que adquieren relevancia internacional, es que si bien la ayuda que puede recibirse proviene de más manos, bolsillos o cerebros, también las voces de opinión y decisión se amplían. No son sólo los estados nacionales quienes toman las decisiones, sino que todo debe consensuarse en el conjunto internacional.

Las responsabilidades para el Estado beneficiario

Además del enorme impulso publicitario que la noticia significa, tanto para España en general como para todas las actividades vinculadas con el flamenco en particular, la decisión entraña muchas responsabilidades consecuentes, que están prolijamente enumeradas en los artículos 11 a 15 y 24 de la convención.

España, con relación al flamenco, ahora debe sufragar, en todo lo posible con recursos propios, las medidas adoptadas para cumplir con los objetivos de la convención, debe rendir cuentas de todo lo actuado ante el comité ejecutivo encargado de la aplicación del tratado, diseñar y ejecutar políticas públicas y adoptar todas las medidas jurídicas, económicas y administrativas que sean necesarias para cumplir con ello.

Lo más inmediato es efectuar inventarios del flamenco y actualizarlos regularmente. Esto signifia identificar y definir los distintos elementos presentes en su territorio, con participación de las comunidades, los grupos y las organizaciones no gubernamentales pertinentes.

Pero no deben descuidarse otras actividades igualmente importantes: en la difusión masiva como ser concientizar al público y mantenerlo informado tanto de los peligros como de las actividades concretas realizadas, y promover tareas educativas; y en el ámbito del conocimiento fomentar estudios científicos, técnicos y artísticos, así como metodologías de investigación.

Repercusiones en nuestra ciudad

¿Qué hay en danza? se comunicó con el Círculo Cultural Andaluz de La Plata y nos recibió su presidenta, la Sra. Pilar, quien nos transmitió su gran entusiasmo y el de todos los asociados con la noticia. Por ahora no prevén actividades extras y están un poco a la espera de instrucciones que eventualmente lleguen de la Junta de
Andalucía.

Pero mientras tanto se enorgullecen enormemente del ballet Jaleos, con siete integrantes altamente formadas a cargo de Ana Laura Chávez, que funciona allí en el centro, y explican que existen clases de flamenco para cualquier interesado, con horarios todos los días, tanto para principiantes como avanzados o intermedios, a cargo de tres profesoras.

El 28 de febrero es el día de Andalucía, y para esa fecha está organizando una misa con vestuario típico y acento andaluz, y luego para el 12 de marzo de 2011 se prevé
una gran cena en la sede de la institución, con baile y cante típicos."

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