jueves, 28 de julio de 2011

Sutileza y ausencia presentes en Andanza contemporánea que se presentó en el XXXI Festival Internacional Danza Contemporánea Lila López


Por: Roberto A. Valenciano Capín

Bajo el talante del quehacer coreográfico de Andanza bajo la dirección de Elí Solís Ortiz, quedó plasmado en la propuesta dancística con la obra " a qué te sabe mi espacio?...yo ya despegue los pies" de Jorge Cerecero Muñoz, al presentarse en el Centro de Difusión Cultural Raúl Gamboa del IPBA como parte de la XXXI edición del Festival Internacional de danza contemporánea Lila López.

Una pieza que desentraña por si mismo bajo el detonador y pretexo temático de comprender no solamente desde el sentido somático de lo que se siente y lo que significa este hecho escénico de la danza, sino asume y confronta este mismo y va más allá, al plantear un posible universo basado en el perfil de la nitìdez de la emoción y su espíritu unificador no solo del movimiento por si mismo, sino que busca que este hecho escénico quede insertado en la danza bajo la premisa de lo que se siente y lo que significa.

Bajo este premisa y detentador de sensaciones, emociones implicados bajo esta gama de matices y a través de ese impermeable situación universal como es la relación no solo humana sino de pareja bajo el manto de la convivencia misma.

De ahí que este abanico o cartografía se pulsa y a la vez se pulsa en el espectador desde esa franqueable curandería que genera y revela una interesante combinación de la teatralidad en el cuerpo en conjunción con las diversas técnicas que dan pie a la diversidad en la concepción estética planteadas en el escenario.

Una travesía que va desde aquellas caricia que se añoran, de caricias que ya no danzan, de comprender tu espacio y tu yo, contrastada de sus integrantes que siempre están en esa constante búsqueda.

Hasta esa parte de esas relaciones humanamente patólogicas plasmada a través del excelente trabajo de este personaje a cargo de la bailarina Liliana Fraga, quien inicia su interesante desplazamiento tanto escénico como dramatúrgico, al portar un vestido de cauda larga, en colores rojo y negro, refleja a esa mujer que más que entender el final de una relación -no solo amorosa o de dependencia- le suscita este cúmulo de sensaciones no solo de vacío, sino el cohabitar en un espacio igualmente solitario.

De esta manera, una obra que se sostiene gracias a los elementos empleados en escena, al complementar puntualmente su dramaturgia, como lo fueron las tazas y platos rojos, describiendo esos breves espacios de encuentro e interación como pareja, a pesar que la cotidianidad la pone en detrimento.

Fue tal arrobamiento de los personajes en escena, al provocar en lanzar violentamente tanto platos como tazas en rojo sobre el escenario, provocar a su contraparte e incidir en aquel que ante todo esta parte conflictuada, al mejor optar por quedar al márgen de esta frontal fractura como ser.

Andanza, compañía de danza contemporáneo que surge en el año 1990, debido a su compromiso y amor al arte, celebra sus veinte años que desde aquel entonces y hasta hoy en día se encuentran sumergidos en todas las actividades artísticas que su medio le ofrece, comprometido con un público y fomentando el arte en la infancia y la juventud michoacana.

A quedar plasmado que “Los logros y caídas de Andanza nos los han transmitido y son también nuestros, además nos da la posibilidad de que su historia también sea nuestra historia”, y a su vez declaró Enrique Rivera bailarín de la compañía, se buscan ofrecer y aportar algo al festival, “todos los estilos y los cuerpos son diferentes y el estar aquí en el festival es una maravillosa oportunidad, no solo como bailarín, como sujeto, como persona”.

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