miércoles, 23 de mayo de 2012

El bailarín mexicano tiene una esencia propia: Allen Kaeja.


El bailarín y coreógrafo canadiense Allen Kaeja inició su carrera en 1980. En esa época fue invitado por la Federación de Lucha Olímpica de su país para competir en el equipo y participar en las Olimpiadas. Como había escuchado que los jugadores de futbol americano y basquetbol tomaban clases de ballet para perfeccionar sus movimientos, decidió imitarlos, y desde que tomó su primera clase supo que no podría separarse de la danza.

Por su cuerpo pasa una energía que cuando está en el escenario lo hace moverse rápido. Eso lo aprendió del judo. El hilo conductor de su trabajo ha sido la curiosidad y la incertidumbre. Las temáticas son las relaciones con las otras personas, el futuro y la justicia social.

“Mi padre fue un sobreviviente del holocausto judío. Esto me ha hecho tener una mayor sensibilidad con problemáticas cercanas a la comunidad y en preocuparme por sectores vulnerables, como los niños, con quienes he trabajado desde hace mucho”, dice Allen Kaeja.

De visita en México, para ser jurado del reallity show Ópera Prima @elcolectivoy para presentarse junto con Carmen Correa y Jessica Sandoval en Re-Ciclo, en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque, comenta en entrevista que cuando empezó a hacer judo solían escogerlo para hacer pareja con diferentes hombres, pero al conocer a su mujer, Karen, las cosas cambiaron. Se adaptaron tan bien que trabajan juntos desde ese momento.

Con más de cien obras como coreógrafo, el bailarín menciona que Ópera Prima @elcolectivoes un proyecto fantástico. “He visto otros programas similares en Canadá, pero ninguno como éste. Debe ser copiado, porque el tiempo de creación es muy corto y la estimulación es muy grande”.

Después de ver a los 14 participantes, Kaeja destaca que, al terminar el programa, deberían de formar su propia compañía, pues tienen un gran poder individual en el escenario. “Al verlos en la clase que impartí esta semana, descubrí que los participantes tienen una gran sensibilidad y versatilidad, única, por cierto, en los intérpretes mexicanos”.

Aunque no la puede definir, reconoce que esa esencia y versatilidad deben de llevarse al mundo. “Es algo que pasa por las venas, está en la sangre y se convierte en un poder líquido. Se aprecia un hambre profesional inmensa”.

“En la mirada de los bailarines se ve una esperanza de poder sacar la energía interna de su cuerpo, de ir al fondo en cada movimiento para sentirse familiarizados conmigo. Mi trabajo es muy rápido y ellos querían aprenderlo”, explica.

Re-Ciclo es un montaje que tiene la intención que de los bailarines Carmen Correa, Jessica Sandoval y el propio Kaeja tengan un reencuentro a partir de cuestionamientos, intrigas, decepciones, alegrías, tristezas, dudas, certezas, placeres y otras emociones que provoca esta disciplina. Se trata de una muy particular propuesta visual que involucra dispositivos escénicos, video y música original.

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