domingo, 31 de marzo de 2013

El son es un modo de alejar a los jóvenes de los malos hábitos: Andrés Vega




En Boca de San Miguel, municipio de Tlacotalpan, Veracruz, la familia Vega es conocida por ser de las más productivas de la región, tanto en el campo como en la música, terreno en el que tienen planeado abrir dentro de poco un taller para enseñar a las nuevas generaciones a interpretar el son tradicional.
Don Andrés Vega es Premio Nacional a las Ciencias y las Artes 2012, reconocimiento que le fue entregado a su familia, así en conjunto, porque su influencia en el medio musical de su natal Veracruz es muy amplia; jaranero rural, parte de su trabajo más conocido lo ha desarrollado al lado del grupo Mono Blanco, del cual forma parte desde 1980 al lado de sus hijos José Tereso y Octavio.
El músico y su parentela están agradecidos por lo que les ha ocurrido en los últimos años; por las presentaciones y los premios. Eso ha provocado que la gente se interese en el son y que la juventud quiera aprender.
“Por eso tenemos esta idea de abrir un taller para enseñar a tocar guitarra y jarana, para compartir con ellos lo poco que he aprendido, que a mí me lo enseñaron mis abuelos y mi padre. Yo lo he compartido con mis hijos, pero también es bueno hacerlo con otras personas; para mí el son jarocho es una música bella, que provoca cosas que uno puede pensar más adelante”, dice don Andrés en entrevista.
Su hijo Oscar Vega, quien se dedica a fabricar guitarras y jaranas, es el encargado de impulsar este proyecto familiar. Explica que se trata de algo en ciernes, porque necesitan reparar una parte de su casa.
“Vamos a construir una tarima para trabajar con quienes se inscriban al taller, quizá una manera de solventarlo sea que nos compren los instrumentos, aún no lo sabemos, pero ya veremos cómo hacerlo, porque en verdad en necesario que los jóvenes continúen con esta tradición, que sí les interesa, pero que no tienen muchas oportunidades para aprender”.
Don Andrés está conciente de la que la juventud se distrae por otras cuestiones, por cosas que no son buenas: “eso de la violencia es algo muy serio, por eso queremos abrir un lugar para que aprendan a tocar, eso es mejor que irse al fútbol o la cantina…”.
De la familia Vega existen dos grabaciones: El mundo se va acabar y El primer canto del gallo. Ambas son resultado de un arduo trabajo de investigación sobre el son tradicional y la ejecución del mismo, siguiendo las formas más antiguas para conservar su esencia sonora, labor que es el atributo más valorado del grupo.
El güero Vega, como le dicen sus familiares y amigos, reconoce que el recuerdo de cuándo fue que comenzó a tocar la guitarra es algo que se pierde en el tiempo, pues se remonta a momentos en los que siendo niño, acompañaba a su padre a los fandangos.
Nunca ha dejado de trabajar en el campo, actividad que combina con la pesca, pues así es como lo marca la tradición de su pueblo. En términos musicales, lo que más se reconoce de don Andrés es la claridad arquitectónica de su improvisación con la guitarra de son, en realidad es un requinto,  instrumento que se reconoce fácilmente porque es de tamaño pequeño.
Para los Vega la música ha formado parte de la vida diaria, es algo innato en ellos, pues se ha transmitido por generaciones. “Nos dedicamos al campo, eso es lo principal, pero también a la música, al son tradicional, que como todas las cosas en la vida, tiene sus altas y sus bajas, pero siempre hay gente que se interesa en promoverlo, por ahora, los más entusiastas son los de Conaculta, pero ojalá fueran más”.
Mientras que llega el momento de arrancar con el taller, Oscar Vega comenta que estarán celebrando el haber recibido el premio Nacional a las Ciencias y las Artes 2012. Ellos y la familia Utrera, también oriundos del estado de Veracruz, viajarán a Oaxaca capital para ofrecer una presentación.
“De momento esa es nuestra única presentación, pero será muy importante por lo del premio, pero también porque el son posee está cualidad de unirnos, de compartir una misma identidad en cualquier parte del país donde estemos, porque aunque cada región tiene su estilo, hay diferencias muy interesantes, que vale la pena compartir y conocer”.

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