miércoles, 27 de marzo de 2013

Televisión móvil, participación y sociedad. Retos educativos y sociales de la nueva televisión de Guillermo Orozco(coordinador)




Por Marta Rizo García

TVMORFOSIS. La televisión abierta hacia la sociedad de redes, parte de una pregunta clave: ¿Cómo desarrollar una televisión abierta que sea relevante para transitar a la sociedad de redes y fortalecer desde su pantalla una cultura de participación entre su audiencia?

Todos sabemos que la televisión, como medio masivo, sigue siendo el más consumido en México, con cerca de un 95% de penetración en los hogares mexicanos, y vislumbro que así seguirá siendo, al menos en un futuro próximo. Lo que también es un hecho, sin embargo, es que en las últimas décadas hemos asistido a muchos cambios en el medio televisivo: mayor oferta, nuevos canales, diversidad programática, hibridación de géneros y nuevas modalidades de consumo, entre otros muchos. Como afirma el investigador Guillermo Orozco, coordinador del libro, en la introducción, “hoy la globalización, con todo lo que conlleva, detona, inhibe e impone, está modificando significativamente la manera en que se produce, se difunde y se consume televisión. Sobre todo está transformando los modos en que la televisión y las audiencias existen como tales. No obstante, la vieja televisión “no acaba de morir y la nueva no acaba de nacer”, como en su momento dijera Gramsci con respecto al sistema económico”. 

En el actual escenario de proliferación de nuevas formas de comunicación digital, la red de Internet y los nuevos dispositivos tecnológicos modifican y amplifican la relación entre los productores, los emisores y las audiencias televisivas. Existe mucha mayor competencia, por un lado, y las audiencias cambian, pues ya no sólo son audiencias de la pantalla televisiva, sino que simultáneamente son audiencias (y productoras de mensajes) de otros dispositivos. Esta situación no debe hacernos pensar que todas y todos, por igual, tenemos acceso a la misma televisión, ni a las mismas fuentes de información que nos proveen los nuevos entornos tecnológicos digitales. La tan mencionada brecha digital, al contrario de lo que pudiera parecer, se muestra hoy con mucha fuerza. 

Orozco plantea, al respecto, las siguientes interrogantes: “¿Cuál es, entonces, el papel que tienen los medios públicos y en particular la televisión abierta, ante las brechas digitales y culturales que propician las tecnologías y frente al cambio al mundo digital? ¿Cómo enfrentar el desafío de la comunicación como entretenimiento cargado de espectáculo desde canales universitarios de televisión? Y especialmente, ¿cuál es la viabilidad de una interlocución más activa entre televisión y audiencias y entre éstas a partir de la televisión, teniendo en cuenta sus trayectorias de silencio?”.

Preguntas, sin duda, sugerentes, y que nos colocan en la posición óptima para reflexionar qué está sucediendo con la televisión en la actualidad, y sobre todo, qué retos enfrenta el medio ante una audiencia que, cada vez más, está acostumbrada a ser interlocutora activa de los contenidos de los medios que consume. El reto es, entonces, promover una nueva televisión para una nueva audiencia que, pese a ser nueva, sigue adoleciendo de algunos rasgos de la ecología mediática tradicional. De su capacidad de adaptación a los nuevos entornos dependerá, en gran medida, el futuro (o ya presente) de la televisión. En palabras de Carlos Scolari, quien es autor del prólogo del libro, “los medios, al igual que las especies biológicas, deben adaptarse para sobrevivir. Pequeñas mutaciones en sus contenidos, cambios en su relación con los consumidores y las contaminaciones con las formas interactivas de los nuevos medios son algunos de los síntomas de este proceso de adaptación. A esta televisión que se tiñe las canas para adaptarse al nuevo ecosistema de medios la he denominado hipertelevisión”. 

Que la televisión debe renovarse y adaptarse al nuevo entorno es algo que difícilmente podemos poner en duda. La clave es si sabemos cómo promover de forma óptima esta renovación. TVMORFOSIS contribuye a ofrecer algunas propuestas para ello. “¿Estamos preparados como televidentes y ciudadanos para asumir roles de productores y emisores de nuestras producciones y de las de otros? ¿Estamos siendo consumidores más críticos y selectivos aprovechando la interactividad y la convergencia mediáticas actuales? ¿Está la televisión aprovechando estas nuevas formas de audiencias? ¿Se está posibilitando la emergencia del periodismo ciudadano en la pantalla?”, son algunas de las interrogantes que permean esta obra. 

El reto es, entonces, fomentar una cultura de participación que apele a las nuevas audiencias y que, por ende, contribuya a cambios significativos en el medio televisivo. Una televisión abierta, pública y universitaria que busca ser “la señal de todos” y que busca, también, trascender el horizonte del campus universitario, fue la base de la discusión llevada a cabo en el marco del Segundo Foro Internacional del cual este libro toma su título y el motivo por el que durante dos días de finales de noviembre del año 2011 se convocó, en la ciudad de Guadalajara (Jalisco, México), a 24 especialistas académicos, directivos de medios, productores y periodistas a dialogar y proponer frente a la pantalla, vinculados con las redes sociales, ideas y argumentos para hacer realidad una propuesta televisiva más enfocada en fortalecer una cultura de participación.

El libro TVMORFOSIS está compuesto por un prólogo y catorce capítulos, organizados en tres partes. La obra presenta las miradas expertas y reflexivas de Alejandro Piscitelli, Alejandro Spiegel y Mario Carlón, de Argentina; Javier Darío Restrepo, de Colombia; Alberto García Ferrer y Javier Redondo Rodelas, de España; Toby Miller, de Estados Unidos; Diana Sagástegui, José. A. Amozurrutia, Aimée Vega, Delia Crovi, María Elena Meneses, Guillermo Orozco y Gabriel Torres Espinoza, de México.

La multiplicidad de voces y procedencias de los autores del libro es ya un símbolo de riqueza, pues ver hoy la televisión, mirarla y pensarla como objeto de estudio, obliga necesariamente a tomar en cuenta qué se está pensando en otras latitudes, compartir sugerencias con colegas de otros países, conocer de qué manera se enfrentan los retos actuales de la televisión pública desde otros lugares que, si bien pueden ser muy distintos a nuestro entorno mexicano, seguro comparten algunos elementos de los que aquí enfrentamos y experimentamos cotidianamente. 

TVMORFOSIS. La televisión abierta hacia la sociedad de redes, es una obra coordinada por el Dr. Guillermo Orozco, en coedición con la Operadora Televisión Abierta de la Universidad de Guadalajara y la Editorial Tintable. Los 3 ejes temáticos sobre los que gira esta obra son los siguientes: 


1. La pertinencia de la televisión abierta en una sociedad de redes, en la parte titulada “LA TV QUE ES POSIBLE EN UNA SOCIEDAD DE REDES”
En este primer eje temático encontramos cuatro textos: “El ahora y el futuro de la televisión”, de Toby Miller, “Una reflexión sobre los debates anglosajón y latinoamericano sobre el fin de la televisión”, de Mario Carlón, “Televisión pública e internet: posibilidades y obstáculos de la convergencia. El caso de México”, de María Elena Meneses, y “La televisión del futuro es social y es móvil”, de Gabriel Torres. En conjunto, los textos abogan por pensar a la televisión del futuro desde un presente marcado por la digitalización, la movilidad y las nuevas formas de consumo comunicativo digital. La televisión no va a morir, pero que está mutando hacia algo distinto es algo que no podemos poner en duda. 

2. La segunda parte de la obra, titulada “Educaciones y deseducaciones entre televisión y audiencias” plantea Propuestas educativas sobre la televisión
En ella encontramos seis textos: “Video TV, ergo sum. Cuando la cultura audiovisual también sirve para pensar(se) ya hacer pensar”, de Alejandro Piscitelli, “De la cibercultura a la cibercultur@: hacia una convergencia disciplinaria”, de José Antonio Amozurrutia, “Pantallas eslabonadas: oferta incesante de recursos para educar”, de Delia Crovi, “La mediación tecnológica en la educación en la era de la transmediación y nuevos analfabetismos”, de Diana Sagástegui, “Abrir porosidades en la relación universidad-sociedad con docuficciones en la televisión educativa”, de Guillermo Spiegel, y “Educar la televisión y comprender el espacio digital”, de Alberto García. Como los propios títulos apuntan, en esta segunda parte se aborda el binomio educación-televisión, una relación que ha dado lugar a múltiples debates académicos, políticos y sociales en las últimas décadas. Lo novedoso en la actualidad, y de lo que dan cuenta las distintas aproximaciones al tema, es que la televisión educativa no puede pensarse sin tomar en cuenta los nuevos entornos digitales, las nuevas formas de alfabetización y los nuevos géneros emanados de esta nueva ecología mediática. Sin duda alguna, la programación mediática en general y televisiva en particular, esté o no hecha con propósitos educativos, es un agente de socialización y educación de los más potentes. De ahí la importancia de atender las nuevas modalidades televisivas que están contribuyendo a pensar, o mejor dicho, a seguir pensando, de qué manera la ciudadanía piensa y se piensa a través de lo que consume. 

3. El tercer y último eje temático de la obra es la participación de la audiencia en el ejercicio del periodismo ciudadano, en la parte titulada “La revolución de las audiencias: ¿realidad o espejismo para una nueva cultura de participación?”
Esta tercera parte está conformada por cuatro capítulos: “Audiencias conectadas y desconectadas. Dos modos de esta frente a la pantalla televisiva y buscar la interlocución”, de Guillermo Orozco, “El derecho de las mujeres a comunicar. Claves del acceso y participación de las mujeres en las industrias de comunicación”, de Aimée Vega, “La banalización de la política. Espacio público, participación y deliberación en los dominios de la postelevisión y los nuevos medios”, de Javier Redondo, y “El potencial comunitario de internet”, de Javier Darío. El eje temático, en esta ocasión, es la participación de las audiencias, una participación que no puede pensarse sin la misma modificación y mutación de las audiencias: de pasivas a activas, de receptoras a productoras de contenidos, de consumidoras estáticas a consumidoras móviles, etcétera. Si la televisión está cambiando, quizás sea porque las propias audiencias ya no pueden pensarse como se pensaban hace sólo un par de décadas. Hoy la audiencia tiene más poder de decisión, más capacidad para participar en la selección y generación de contenidos y, sobre todo, mayores medios para difundir, desde la lógica de la horizontalidad, estos contenidos en espacios distintos a los tradicionalmente asignados para el consumo mediático en general y, particularmente, televisivo.

El acceso a Internet, la red de redes, representa un campo de oportunidades para quienes logren adaptarse a los cambios tecnológicos. Que la televisión aproveche las ventajas de trasmitir por medio del Internet y recibir retroalimentación a través de las redes sociales, significa, hoy, una gran oportunidad para interactuar con la audiencia y para, con ello obtener, en principio, más y mejores beneficios para la sociedad en general. La relación entre emisores y receptores puede ser más horizontal y la comunicación mediática se nutre de una retroalimentación sin precedente, con mayor interacción entre televisión y audiencia, y lo más novedoso, entre los mismos televidentes.

El consumo se extiende hacia ámbitos antes impensables. Esta capacidad de la audiencia para no sólo recibir sino generar contenidos diversos apunta hacia una televisión mucho más participativa y horizontal. Y es que la reflexión sobre la televisión no puede obviar la reflexión sobre las nuevas modalidades comunicativas emanadas de la red de redes. Es más, hoy es casi imposible pensar el consumo televisivo (y su producción) sin tomar en cuenta que las audiencias cambiaron y son productoras y consumidoras (prosumidoras, como se ha dicho) de muchos mensajes simultáneamente. 

TVMORFOSIS. La televisión abierta hacia la sociedad de redes, nos ayuda a pensar no sólo cómo está cambiando la televisión, sino de qué manera podemos aprovechar el potencial de este medio de comunicación para crear una ciudadanía más consciente y participativa. Las contribuciones de este libro a la reflexión sobre la televisión son más que obvias; lo interesante es que la obra no se queda sólo en meras descripciones o especulaciones, sino que propone nuevas lecturas para que juntos, medios y ciudadanía, contribuyan, al fin y al cabo, a una mejor sociedad.



No hay comentarios: