jueves, 25 de julio de 2013

Una Consagración a la danza. Delfos Danza Contemporánea

 
Fotos: Francisco Acosta
En memoria del Mtro. Eduardo López Lemus
 
Por: Roberto A. Valenciano Capín
 
Una gran celebración de volver a degustar de un portentoso hecho dancístico propuesto por  Delfos Danza contemporánea,  al ofrecer esta noche un programa  muy sugerente y decantado que hizo vibrar a este Coloso de Villerías.

Al destacarse por romper sus propios paradigmas tanto de su discurso escénico como de movimiento, bajo el temple de Bolero y la Consagración de la Primavera 
 
Una primera obra que nos remite a disfrutar de este lenguaje y una estética muy particular de Delfos, lleno de energía, virtuosismo que fue llevando con ese sentido de divertimento, sumamente lúdico y puntual, en momentos, la pauta de estar viendo las partituras en movimiento a través de las gabardinas en esta envolvente composición que por sí misma es un verdadero reto, como lo es, el Bolero del compositor Maurice Ravel, pero que sin más arropo siempre esta en un sostenido crescendo propuesto en esta exquisita versión, para llevarse de ipso facto los aplausos del respetable que nuevamente lleno este centenario testigos de este arte tepsicoriano.
 
 
Un pequeño respiro y sin más ser parte de la conmemoración de los cien años de esta obra cumbre como es "la Consagración de la Primavera" de Igor Stravinsky en esta capital de la fiesta de la danza veraniega. Una nueva versión de esta, ya que había realizado una versión en el 2007, por cierto, más apegada a la propuesta inicial de este compositor de origen ruso.
  
Una escena que reúne una  tipología puntual de personajes en un espacio a fin,  que sin más nos remite a la intemporalidad, en donde sin más se realizan esta confrontación y  por lo tanto la plena exhibición del hombre mismo como un ser “domesticado”, donde le fue impuesto todo y es incapaz de huir ante una realidad brutal. Son hombres y mujeres que contemplan su propia decadencia.

Por lo tanto, un giro de 180 grados en cuanto a la propuesta dancística de esta nueva versión de esta obra de gran aliento que muestra su madurez creativa y la interpretación refleja en sus jóvenes intérpretes  que sin mas proponen otra forma de ver-se la danza y  a la vez se exige una transformación poética no solo como intérprete, sino como co-creadores, expuesta en esta ocasión por las diferentes demostraciones del poder.
 
Con una astucia tremendamente expresada, tal es la contundencia y el abrir nuevas aristas en su forma de vivirlas  mas que entender-se la danza, al quedar refleja en esta precisión, resistencia física, explosión energética, decantación expresiva y unas dinámicas sorprendentes de este permanente caos, ante la constante incertidumbre que permea y convierte a los seres humanos  en personas vulnerables, por lo tanto se extrapola puntualmente en un sometimiento del espectador con cada acción que ocurre en escena.


En cuanto al ritmo interno de esta versión de esta consagración de la primavera es agotadora para los que lo ejecutan, debido a la premisa de no partir que es lo que hay que bailar-interpretar- , sino que es lo que sucede y, dejar que el sentido del acto danzario se detone como un núcleo de tensiones bajo una dramaturgia trazada colectivamente, bajo el concepto escénico y dirección de montaje por los coreógrafos Víctor Manuel Ruiz y Claudia Lavista.
 
Después de este sofocamiento, un respiro y el reconocimiento a través de un cálido y extendido aplauso, sin faltar los bravos del respetable que fueron testigos de este devenir dancístico desde el noroeste de nuestro país.

El diseño de vestuario corrió a cargo de Mauricio Ascencio, la construcción escénica e interpretación por los bailarines: Aurora Patrón, Claudia Lavista, Omar Carrum, Agustín Martínez, Jhonny Milán, Daniel Marín y Renato González.


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