Por: Humberto Musacchio
Murió Fernando Castro Pacheco
En Mérida, donde nació hace 95 años, murió el pintor y grabador Fernando Castro Pacheco, quien fuera miembro del Taller de Gráfica Popular, cofundador del Salón de la Plástica Mexicana y durante 12 años director de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura, más conocida como La Esmeralda (1961-73). Recibió su primera formación en Yucatán, donde comenzó a trabajar el grabado y la pintura. Pasó a la Ciudad de México en 1943 y se incorporó al Taller de Gráfica Popular, donde pronto desplegó un estilo muy suyo en el grabado, con un dibujo de gran fuerza y una peculiar ejecución de sus trabajos en linóleo, donde dejaba amplias superficies en blancos y negros, sin buscar medios tonos con el trabajo fino de las gubias, lo que era común en el Taller.
Por supuesto, habiendo trabajado junto a los grandes maestros del TGP, no podía sustraerse a su influencia, como lo evidencian varios de sus trabajos, pero a su vez él proyectó a otros grabadores su peculiar forma de dar luz a sus estampas. Su pintura tiene la impronta del grabador, esto es, cierto conflicto con el color en su caso bien resuelto mediante zonas pigmentadas que no siguen el trazo de la figura, pero que se imponen al espectador por la fuerza del dibujo. Incursionó en el arte abstracto, pero lo suyo era la opulencia de la figura, como lo muestra también su labor escultórica. Castro Pacheco participó en la fundación del Salón de la Plástica Mexicana, donde recibió el Premio de Grabado en 1955 y en dos ocasiones el Premio de Pintura (1954 y 1961). Su obra mural está en los palacios de gobierno de Querétaro y Yucatán, estado donde le fueron impuestas las medallas Yucatán y Eligio Ancona.
Los sueldos en el Cenidiap
Agustín Sánchez González, con motivo del centenario de la muerte de José Guadalupe Posada, ha publicado cinco libros y ha visto reeditarse uno más sobre el grabador aguascalentense, del que ha organizado en estos meses cinco exposiciones y ha sido invitado a la que prepara la Academia de San Fernando de Madrid. Con motivo de la aparición de sus libros se ha presentado en 11 lugares del país y está invitado a seis más, todo lo cual debe llenar de satisfacción a sus jefes. Sin embargo, es de los investigadores peor pagados del Centro Nacional de Investigación, Difusión e Información de Artes Plásticas, dependiente del Instituto Nacional de Bellas Artes. Lamentablemente, mientras Agustín Sánchez trabaja, produce y difunde su obra, en el mismo centro abundan los aviadores, seudoinvestigadores, los influyentes y otros vividores que ¡Ganan más que nuestro personaje! pese a que no producen, no publican y no difunden. La eficiente María Cristina García Cepeda, directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, tendrá que poner orden en ése y otros centros de investigación para reparar injusticias flagrantes como las que se viven en el Cenidiap.
Los derechos de autor, en crisis
Como ya es costumbre, se celebró una reunión sobre derechos de autor sin la presencia ni la opinión de los autores. El encuentro tuvo lugar en el Teatro de las Artes, donde Eduardo de la Parra dictó la conferencia magistral, en la que pidió no dejarse convencer por quienes auguran la muerte del derecho de autor por la cada vez mayor importancia de internet. Tal vez no esté muerto, pero es un hecho que el derecho autoral está en crisis, en una “crisis absoluta”, según Ricardo Cayuela, director general de Publicaciones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, quien señaló que las nuevas tecnologías: “Plantean retos insospechados, digamos que inauditos, en el terreno de los derechos de autor”, pues si bien ha hecho realidad la biblioteca universal que imaginó Jorge Luis Borges, igualmente se ha convertido en una maldición para los creadores por la notoria insuficiencia de los sistemas de protección. En efecto, hoy cualquier cibernauta puede acceder a miles de obras de otros tiempos, lo que está muy bien, pero abundan en el mundo los voluntarios que suben a la red las obras contemporáneas para que cualquiera comparta con ellos el placer del texto, lo que se hace a costa del exiguo patrimonio de los creadores.
Rechaza Mosches apoyo del Fonca
En una carta que circula por internet, Eduardo Mosches, director de la revista Blanco Móvil, se dirige a los “Desconocidos miembros del jurado” del Programa Edmundo Valadés de Apoyo a Revistas Independientes, el que resolvió reducir en 40 por ciento el dinero que se daba a esta publicación que tiene 28 años de edad, lapso en el que ha disfrutado del apoyo del Fonca en cinco ocasiones, la última en 2012, cuando recibió 100 mil pesos. Esta vez se reduce el apoyo, pero se mantienen las exigencias, como publicar cierto número de ediciones, lo que se debe, dice el director de Blanco Móvil, a que la cultura “no forma parte de la canasta básica existencial”. En el dilema de aceptar la rebaja bajo el criterio de que “peor es nada”, Mosches decidió rechazar la menguada ayuda y propone que el apoyo sea permanente para revistas que tengan una presencia activa a lo largo de 25 años, esto es, que sean mayores de edad.
Breviario…
En Xalapa, jueves, viernes y sábado, la Compañía de Teatro de la Universidad Veracruzana celebra su sexagésimo aniversario —¡Felicidades!— con mesas redondas, una exposición fotográfica, conferencias y lecturas dramatizadas. En estas seis décadas han sido directores de la compañía Marco Antonio Montero, Manuel Montoro, Raúl Zermeño, Marta Luna, Francisco Beverido, Juan María Garza y, actualmente, Alberto Lomnitz y Boris Schoemann. @@@ Por cierto, Diario de un loco no es la obra más representada en México, sino La virgen loca, que lleva la friolera de 40 años de representaciones, lo que ya le ganó un lugar en el libro Guiness. @@@ Gerardo Deniz cumplió 79 años de vida y muchos de generosa productividad poética, pese a que ha tenido que desenvolverse en muy diversas actividades para ganarse la vida. @@@ Murió en la Ciudad de México el discípulo y heredero de Manuel M. Ponce, el pianista Carlos Vázquez, quien nació en Guadalajara, Jalisco, en 1920. @@@ El Colegio de Cristo, sede del Museo de la Caricatura (que por cierto podría ser infinitamente mejor) está a punto de derrumbarse. ¿A quién le toca atender el problema?
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