martes, 27 de agosto de 2013

Pulso y talento hecho música: Vladimir Petrov en el IPBA



 
Por: Roberto A. Valenciano Capín
Como la finalidad de brindar un espacio de expresión a los jóvenes músicos potosinos y dirigir esta mirada,  da inicio a este coloquio de conciertos vespertinos en el Centro de Difusión Cultural del IPBA que promociona dicha institución cultural.

Al tener el honor de abrir este nuevo ciclo de este decano escenario con el concierto de piano que ofreció el joven pianista Vladimir Petrov.
Un recital pianístico que se decantóo desde la pulsación doliente dramatismo de Prokofiev para transitar por el pleno romanticismo de Scribian y el virtuosismo y lo lúdico de Franz Listz, todo bajo el manifiesto en la madurez  y aplomo en su interpretación.
Considerada la sonata No. 7 en si bemol mayor, Op. 83 en sus tres tempos: Allegro inquieto, andante caloroso y precipitato. También conocida como "Stalingrado", referida como la más dura en conjunción con la sonata no. 6, mejor conocidas como "las sonatas de la guerra". Al reflejar los horrores de la invasión alemana y ser considerada como una de las obras maestras del siglo XX.
Una pieza abordada con gran talante y poner en juego su  dote artístico para exponerse ante  unas de sus iniciales encuentros con un Prokofiev apasionado, en momentos  alcanza ese doliente dramatismo que le exige la obra e incluso su violencia intensa y muy descriptiva llevada a buen puerto.
Un Vladimir que complementa perfectamente la rapidez y contundencia-preciosismo o virtuosismo- aunado a su gran musicalidad refleja en la conjunción de su calidad y rigor para detentar en cada nota pulsada e irla decantando, sentirla y amalgamarla en un discurso musical  sorprendentemente potente a partir de lo planteado por el compositor.
 Así como lo hizo con el preludio y nocturno para la mano izquierda sola Op.9 de Alexander Scriabian.





Unas piezas que surgen a partir del período de  su gran lesión de su mano derecha dieron como resultado, el quedar estas dos piezas para la mano izquierda: Op. 9 Preludio y Nocturno.
Un preludio que es triste y que se prolonga en su profundidad e incidiendo en cierta claridad y en si contraparte un nocturno que nos remite a ser un recuerdo-reflexión congelado en los sonidos. 
De ahí que estas obras estén tan «saturada» y a la vez ser tan transparentes que parece imposible abarcar su creativa individualidad la inspiración de un genio, la tensión emocional, la espontaneidad con el mayor grado de sentido, la belleza y la armonía musical.
Para concluir este concierto pianístico con el Vals Mephisto No. 1 de Franz Liszt.
Una obra que es considerada de una belleza arrebatadora, sensual, erótica, mórbida, con un punto de desquiciamiento vanguardista que, en efecto, lo sitúa a la sombra de algo mefistofélico, diabólico.
Incidió en un largo y extendido aplauso del respetable y ser correspondido con una contagiante sonrisa de este adolescente pianista quien se prepara para participar este próximo 9 y 10 de Septiembre en un importante Festival de Música en Mauyen, dedicado al Maestro Denis Matsvev Irkutuk, en donde se presenta los más importantes músicos de Rusia, en donde en palabras de Vladimir Petrov busca hacer un buen papel a pesar de su estatus en el ámbito internacional.
Mucha suerte.
 

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