miércoles, 16 de octubre de 2013

El ballet Folklóriko de México abrirá la Bienal de Danza de Cali


Si José de Jesús Villanueva pudiera devolver el tiempo, no dudaría en interpretar de nuevo a ese príncipe maya que, tras haber caído víctima de un embrujo, era rescatado por la fuerza de la diosa del sol. También, claro, le gustaría recrear aquella boda ocurrida en el Itsmo de Tehuantepec, una pieza en la que el novio, como símbolo de su fidelidad, escarbaba en la arena en busca de huevos y los depositaba en las faldas de su novia. ‘La Tortuga’, se llamaba la pieza. Eran aires de Guajaca convertidos en danza.
 
Hace varios años, sin embargo, que José de Jesús Villanueva no baila. Ya tiene 73 y completó más de 40 acariciando las tablas al ritmo de bailes mexicanos. Sin embargo, su amor por la danza sigue intacto. Hoy continúa vinculado al Ballet Folklórico de México Amalia Hernández como coordinador artístico.
 
Y hablar del Ballet Folklórico de México Amalia Hernández es referirse a una las compañías más prestigiosas del mundo, particularmente desde que, en 1961, ganara el Premio Mundial de las Naciones en París. “Fue un día memorable para los mexicanos”, recuerda Villanueva. Es cierto. Todos los bailarines se volcaron a las calles parisinas al ritmo de los mariachis mientras recibían la ovación y los aplausos del público francés.
 
Desde entonces, esta compañía ha recorrido el mundo con un espectáculo colorido y original, que recrea la tradición dancística mexicana con las técnicas del ballet clásico y del moderno.

Para hablar sobre su presentación en Cali, el próximo 5 de noviembre, compartimos un café con José de Jesús Villanueva. 

Maestro, no es la primera vez que usted viene a Cali...
Yo bailé en Cali varias veces en los años 70, cuando aquí se celebraba la Feria de la Caña. Pero luego dejamos de venir. Y es muy grato encontrarme con una ciudad cuyo espíritu alegre sigue intacto, pero en grande. La ciudad ha crecido mucho, pero no se ha enfriado. Y eso me trae gratos recuerdos.
 
Usted es, quizás, una de las personas que más cerca estuvo de esa gran bailarina que fue Amalia Hernández...
Sí. Amalia Hernández fue una figura de una importancia definitiva. Ella creó una compañía que ha sido ejemplo no solo para México sino para muchos países de América y de Europa. Fue una mujer extraordinaria que me dejó una gran enseñanza: hacer lo que uno ama en la vida. Ella misma tuvo que luchar por su amor al baile.
 
¿Cómo fue eso?
La señora Amalia pertenecía a una familia de clase alta. Su papá fue regente de la Ciudad de México. Y ellos tenían una hacienda y allí Amalia veía cómo los campesinos cantaban y bailaban en las fiestas, cómo se reunían en torno a una fogata a comer y a celebrar. Y allí -me lo contó varias veces- empezó la inquietud de ella por bailar. El problema es que no estaba bien visto que una muchachita de clase alta se dedicara a bailar, así que convenció a sus padres para que le consiguieran maestros particulares de ballet clásico, de danza moderna y de piano. Bailó incluso con ‘la Argentinita’, una bailarina española muy famosa por aquella época.
 
El concepto de la compañía es bellísimo pues es una fusión de la tradición mexicana con las técnicas del ballet clásico y moderno. ¿Cómo surgió eso?
Todo surgió luego de que en alguna presentación en México la señora Amalia vio el ballet Moisejev de Rusia. Eso la definió completamente para crear lo que ella quería. Entonces empezó a viajar desde ciudad de México a conocer los bailes de las provincias, a ir a los festivales de cada región y creó lo que hoy es el Ballet Folklórico de México.
 
El éxito debió ser inmediato...
No tanto. De hecho, al principio fue muy criticada. Es que en México somos muy nacionalistas, y cuando ella creó algo diferente a lo conocido por los mexicanos, muchos empezaron a decir que ella estaba deteriorando nuestro folclor mexicano. Pero ella se quedó muy tranquila y explicó que lo que hacía era conservar la esencia de cada región y llevarla al escenario. Lo importante, decía, es que llevamos el alma y el corazón de México. Y eso, claro, aún se conserva.
 
Maestro, hay mucha expectativa por su presentación en la próxima Bienal de Danza de Cali ¿con qué se encontrarán los caleños el próximo 5 de noviembre?
 
Verán la tradición mexicana convertida en danza. Nuestros cuadros muestran las fiestas de nuestros pueblos, pero con mucha teatralidad y colorido. Por lo general viajamos con diez o doce toneladas de equipaje, entre vestuario, escenografía, telones, en fin.
Así que verán mucho de nuestros pueblos indígenas, por ejemplo de la región de Sonora, al norte de México; o del sur, de la región Maya. Pero también de la parte mestiza, de regiones como Veracruz y Jalisco en las que hay mucha influencia de España. Se ven pasos de flamenco, por ejemplo, con el zapateo español, pero mexicanizados, con una línea y un estilo muy definido. Esperamos que se diviertan al igual que nosotros.

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