lunes, 14 de abril de 2014

Obras de Ricardo Castro cimbraron el Coloso de Villerías



Por: Roberto A. Valenciano Capín

Un Teatro de la Paz que se vistió de gala y a la vez fue testigo para celebrar en sus instalaciones uno de los homenajes más merecidos en la historia de la música mexicana, al conmemorar los 150 años del natalicio del afamado compositor mexicano Ricardo Castro.

Un acierto mas de la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí bajo la batuta y dirección del Maestro José Miramontes Zapata, al concertar un programa integrado por tres de las mejores obras nacidas del ingenio de este gran maestro nacido en Nazas, Durango.
 
Un programa que tuvo la peculiaridad y  plus de ser testigos de la primera ópera nacional, el primer concierto para piano y también el primero para cello en este país.

En esta ocasión, se disfruto plenamente del Poema Sinfónico “Oithona”, el Concierto para violonchelo y orquesta y concluir dicho festín musical con el Concierto para Piano Op. 22.

En el cual se contó para este concierto con la participación de destacadas ejecutantes, como el pianista Rodolfo Ritter y el reencuentro con su gente potosina del cellista Vladimir Sagaydo, quienes en conjunto con la orquesta hicieron vibrar a los asistentes reunidos en el majestuoso Coloso de Villerías.
 
Un reencuentro con los potosinos de Vladimir Sagaydo, al ser en algún momento parte de la OSSLP, quien ahora regresa con una sutileza interpretativa, perfectamente matizada y expresada, que hizo que cada nota pulsada fluyera de forma sublime, impecable y precisa de un concierto con su dificultad técnica, quien agradeció el recibimiento de su ejecución al ofrecer como encore, bajo el pulso de una interpretación muy personal y sentida de la pieza -Vocalise- de Sergei Rachmaninov.




Por su parte, un conocido por los melómanos potosinos, Rodolfo Ritter , a pesar del romperse una cuerda del piano en el tercer movimiento, aun así, repitió desde el segundo movimiento e hizo lo propio al quedar de manifiesto la pulcritud en su técnica, una total  compenetración y apropiación de la obra que acentuó y dio  la perfecta matización  a las partes que así lo requerían. Una musicalidad llena y expresiva fue degustada por el público, que respondió con numerosos gritos de bravo y una cerrada ovación, a la que respondió con la interpretación de una pieza titulada "Antigua Viena" del compositor polaco, Leopold Godowsky.  

"Es terriblemente difícil, por ejemplo el ritmo de la Polonesa es  tanto incomodo para las cuerdas como el piano, físicamente es muy desgastante y es un ritmo que desgasta físicamente a los interpretes y lo hizo con toda la mala intención de que fuera difícil. Castro era  un compositor que le gustaba que la pasaran difícil los interpretes, pero era un virtuoso porque él lo tocaba  y su obra para piano tiende a ser muy virtuosa ".

"Es el primer enorme compositor de gran estatura no solo en México sino en toda Latinoamérica, es un motivo de orgullo y el programa es históricamente importante porque es de la primera vez que se tocan los dos conciertos y dos conciertos que nunca se han grabado además y, hasta la fecha están hay delegados y que había que exhumarlos y sacarlos a la  vida", así expuso Ritter en cuanto a la importancia de Ricardo Rafael de la Santísima Trinidad Castro Herrera, su nombre completo.

Por su parte, el Mtro. Miramontes Zapata considero este concierto " es maravilloso exhumar cosas y de pronto encontrarte con cosas".

Quien también reconocer un desconocimiento entorno a la obra de este compositor considerado como «el último romántico del Porfiriato» y dejarse llevar por "la misma actitud que  conlleva en la composición oficial   mexicana de despreciar a estos compositores de la época del Porfiriato, pues posiblemente también a mi  me dejo un dejo, un reflejo de  no desprecio pero si la ignorancia de simple ver eso a Ricardo Castro".

Al recordar que en su casa se tenia partituras de valses Ricardo Castro  en la caja de partituras.

"Oyendo esta música que te puedes esperar de Atzimba-ópera-, pura calidad", sentencia.

Al dejar en claro el Mtro. Miramontes Zapata que a pesar de existir la grabación del concierto para violoncello-interpretado por Carlos Prieto-, así como algunas ejecuciones del concierto para piano,  pero "nunca ha existido una grabación pública. Es la primera vez que vamos a tener una grabación publica de ambos conciertos".

De ahí que sea "mas que el gran honor- de la OSSLP- es una deuda de honor por la cuestión de que tenemos que hacer este tipo de trabajo, tenemos que  ver hacia nuestros valiosos compositores como él. Hay compositores que pasaron históricamente como muy buenos y la verdad no veo por donde paso el asunto de la famosa calidad que supuestamente han tenido algunos compositores muy famosos, estos son de gran valía. Este superior a un Carrillo  previo al sonido 13, porque, porque es mas espontáneo que Julián Carrillo". 

Un Rodolfo Ritter muy contento y satisfecho porque finalmente si se  lograron hacer estas grabaciones a lo largo de  estos conciertos y ensayos, al anunciar que van a salir estas grabaciones en este año.

"Vamos a procurar que este en la segunda mitad del año y ya disponible en México en Septiembre, mes de la patria y celebrar a Castro es muy importante".

Al destacar que esta grabación es realmente importante "porque además de cien años no existe grabación o registro de estos conciertos, es muy grave. Yo creo que eso habla del descuido que tenemos del patrimonio. Es música obviamente de muy alto nivel  el cual lo podemos comparar con muchos compositores europeos y es increíble que hasta la fecha no estén en grabación".

Grabado bajo el sello Sterling, una casa editora que esta en Suecia, la cual se especializa en las World Premiers -premiers mundiales-. Siempre tratan de difundir este repertorio  pocas veces interpretados.

"Es la primera vez que se hacen discos de música mexicana. La vez pasada fue con el concierto para piano de Ponce que hicimos con mi hermana-Zaeth- y este es el segundo volumen con conciertos para piano y cello".

 De esta manera, se degusto plenamente y a la vez ser testigos de este hecho histórico dentro de la música mexicana de concierto, gracias en parte al poder de convocatoria del mismo, aunado a la gran sensibilidad de su público y "por algo tienen esta orquesta, no es gratuito", como lo describe puntualmente Rodolfo Ritter Arenas.

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