lunes, 16 de febrero de 2015

El bolero en la música bailable VI (final)

 
 
Por: Alfonso Hiram García Acosta 
 
 
El “Feeling”  y la música bailable
 

La canción popular ha tenido como común denominador –entre otros muchos aspectos– la tendencia a reunir grupos de creadores que se juntan alrededor de intereses comunes de tipo estético-musical-literario.
 
 
Los lugares de reunión, las acciones recreativas y socioculturales en peñas, cafés y casas de amigos han contribuido, en diferentes épocas, a la cohesión de grupos de autores-intérpretes o cantautores –como a veces hoy día se les denomina– con propósitos creativos afines.
 
 
Otros momentos en el devenir de la canción llegan a denominarse movimientos, como en el caso del Feeling (Filin) o, más recientemente, el de la Nueva Trova. El Filin surgió espontáneamente de la iniciativa de un grupo de creadores en un principio aislados que, por razones de época, lugar e ideología, expresaban inquietudes comunes y que, partiendo de Santiago en la Provincia de Oriente, llegó a  La Habana y fue extendiéndose a toda la Isla de Cuba para, como al inicio del danzón y del Bolero, también llegar a nuestra Península a conquistar a nuevas generaciones de compositores, como en su época lo hicieron con trovadores como Ricardo Palmerín Pavía, Augusto Cárdenas Pinelo “Guty” o José “Pepe” Domínguez, pilares de la canción romántica de Yucatán.
 
 
Otra esfera de la importancia del Feeling la encontramos en la ejecución de los conjuntos vocales, con un peso decisivo en los cuartetos, los cuales han mostrado una marcada preferencia en la cancionística hacia las obras de los compositores de esta modalidad del Bolero –gracias a las estructuras armónicas propias del Feeling, que permiten el lucimiento del conjunto de voces desde el punto de vista vertical-.
El Filin constituye un momento crucial en el proceso de desarrollo de la cancionística cubana y en la evolución histórica del Bolero. Con la aparición del Feeling, el Bolero experimentó cambios armónicos, melódicos, estructurales, expresivos y de contenido literario, que lo condujeron a una modernización de alcances revolucionarios en su concepción artística.
 
 
A partir de ese momento, el Bolero fue otro, tanto desde el punto de vista composicional como interpretativo. Su influencia no sólo se reflejó en el ámbito nacional de la canción, sino también en la creación musical de compositores de otros países, algunos de los cuales se acercaron estilísticamente a esta corriente musical renovadora, principalmente aquí en México.
 
 
 
Son los casos de los compositores tales como: Mario Ruiz Armengol, Vicente Garrido, Álvaro Carrillo, Luis Demetrio y Armando Manzanero. En este aspecto, Hernán Restrepo Duque escribió: “…tengo la impresión de que México no ha calificado bien los atributos de este genio de la composición (se refiere a Vicente Garrido) que en Cuba respetan como uno de los grandes iniciadores del género filin, porque su música es de avanzada, para espíritus exquisitos”.
 
 
Por otra parte, Orlando Mora plantea: “…todavía no se dice lo suficiente de un compositor como Armando Manzanero. Su importancia dentro de la evolución de la canción romántica de América es considerable: con él se marca el paso del Feeling, y de la composición de los años cincuenta del siglo anterior, a lo que fue la música de la década siguiente. Luego de Vicente Garrido y Álvaro Carrillo –los dos grandes de México ubicados definitivamente en la línea del Bolero–, le correspondió a Manzanero el desafío de mantener lo romántico dentro de las exigencias de los nuevos tiempos.”
 
 
Todo este panorama nos indica la continuidad de la vertiente de lo bailable en las distintas etapas de proyección del Bolero-Feeling.
 
 


Finalmente, se debe señalar –como otro elemento- que en muchos carteles, portadas de libros y revistas, cubiertas de discos, ilustraciones y anuncios aparecen, publicitando programas de “Bolero”, fotos o dibujos de parejas románticamente bailando, en una especie de moda
retro.
 
Esto no es pura casualidad: es la confirmación de la importancia de la música bailable en la supervivencia, vigencia y desarrollo del “Bolero” en Cuba, México y otros países latinos.  No está dicha la última palabra en un tema tan complejo y de tanta riqueza e historia.
 
 
Es posible que esto sea un pequeño paso dado en este solar, aunque en Cuba se han iniciado también trabajos de investigación sobre el Bolero bailable. Uno de los mejores investigadores en este género es el Dr. José Loyola Fernández, Doctor en Música egresado del Instituto Chopin de Polonia, Presidente de los Festivales Internacionales “Boleros de Oro”, autor de varios libros sobre el tema y Vicepresidente Primero de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC), que fundara el Poeta nacional de cuba, Nicolás Guillén–.
 
 
La inquietud es estimular otras búsquedas que aporten nuevos y más completos elementos, que tiendan al perfeccionamiento de lo que aquí ofrecemos a los especialistas, investigadores, musicólogos, compositores, intérpretes y a Ustedes ya que, de alguna forma, todos tenemos algún “Bolero” en la vida que, con la cadencia del abrazo al bailar, al susurro de una letra romántica, al hechizo de una serenata, pudo dar un fruto de amor que ahora puede estar danzando en algún “Antro”.

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