lunes, 23 de marzo de 2015

Un Altar de poesía para los 43 estudiantes de Ayotzinapa

 
Por: Yanet Aguilar Sosa
 
Entre definiciones de lo qué es poesía: si es milagro, placer, vida, destino, un lugar al que se llega, amor o un mal presagio, maneras de nombrar la muerte; entre lecturas de poemas recientes o queridos, cuatro poetas mexicanos de muy distintos registros: María Baranda, Juvenal Acosta, Jorge Esquinca y Mardonio Carballo, celebraron el Día Internacional de la Poesía y demostraron que la poesía es capaz de hablar de todo, de emociones, estados de ánimo, de la vida, de la muerte, del dolor, de los amigos, de los hijos y los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa.

Como una larga lista de 43 nombres hilvanados por la palabra poética desde Abel hasta Saúl Bruno, Mardonio Carballo nombró a los 43 normalistas de Iguala; pero también como un listado, del 1 al 43, María Baranda llamó a no olvidar; uno a uno les dio rostro poético y junto al nombre les erigió un altar con poesía.

Los cuatro poetas reunidos ayer al mediodía en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, para celebrar el Día Internacional de la Poesía, dieron cuenta de lo que para ellos representa el acto poético, la poesía, la inspiración y el arte de nombrar las emociones y el mundo; pero también celebraron un género literario de pocos, que ha sabido hablar de las pasiones humanas; de las desesperaciones, de la vida y de la muerte.

“La poesía es recoger la memoria para destilarla y estrellarla contra una pared, salen versos volando, palabras aprisionadas por el ritmo y la imagen, por el arcaico arte de hilvanar del escribano, salen versos volando, aprisionados pero libres, dejad que vuelen”, señaló Carballo luego de nombrar, de corrido, a los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero.

María Baranda, llamó a no olvidarlos y, uno a uno, junto al nombre de los 43 normalistas, les erigió un altar con poesía porque dijo: “Creo que la memoria es importante y no hay que olvidarlos

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