sábado, 9 de julio de 2016

Alumno de El Colegio de San Luis gana premio en publicacion dela UNAM





Emiliano Delgadillo Martínez, alumno de Maestría en El Colegio de San Luis, Centro Público de Investigación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) obtuvo el Primer Premio del Concurso 47 de la revista Punto de Partida –publicación de la Universidad Nacional Autónoma de México- en la categoría de Ensayo.




En un país como México -de escasos lectores- a Emiliano lo que más le gusta es leer y dice que “para escribir hay que leer. Leer mucho, muchísimo. Sólo después se puede escribir. Es algo lógico, natural si quieres, pero pocos lo hacen. Además, claro está, hay que vivir, hay que escuchar, aprender, jugar, caminar, equivocarse y leer, siempre leer. Con el tiempo, uno tiene un buen puñado de lecturas en su haber, y entonces empiezas a reconocer semejanzas y diferencias entre los autores, los estilos, los géneros, etcétera: ahí nace la crítica”.




Nació en la Ciudad de México en 1988, egresó de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, en donde cursó la Licenciatura en Lengua y Literaturas Hispánicas; cursa actualmente la Maestría en Literatura Hispanoamericana en El Colegio de San Luis. Cuestionado sobre la utilidad de los estudios literarios responde que “la literatura sirve para imaginar, sentir y pensar; así de simple y así de maravilloso”.



Añade que “los estudios literarios ayudan a discernir las riquezas y las miserias de la imaginación, los sentimientos y el pensamiento. Gracias a ellos sabemos que un individuo alejado de la buena literatura es un individuo de corta imaginación, insensible, y esclavo de dos o tres ideas que considera suyas pero que le han sido impuestas por otros”.



Sobre la importancia de los estudios literarios, Emiliano comenta que “a muy pocos le interesan los estudios literarios. No obstante, son muy importantes porque ayudan a compartir experiencias, las experiencias que habitan en los textos, en primer lugar, las de los autores, en menor medida, y la de los lectores de tiempo completo, en última instancia. Este gesto de compartir es como se transmite el saber, como se ha transmitido desde que se inventó la escritura, e incluso desde antes, desde que el ser humano inventó el lenguaje”.




Para Emiliano Delgadillo el Colegio de San Luis fue la mejor opción para continuar con su ciclo formativo. “Quería continuar con el estudio y el aprendizaje, fortalecer y ensanchar los conocimientos de la filología, la ecdótica, la historia literaria, y todo ello lo ofrece El Colegio de San Luis junto con el incentivo, por supuesto, de la beca. Conocí este Colegio gracias al maestro Miguel Domínguez Rohan, amigo mío, quien salió de aquí y quien ahora cursa un doctorado en Princeton. Él fue quien me habló de EL COLSAN. Después, el doctor Sergio Ugalde me puso en contacto con Antonio Cajero, profesor del Programa de Estudios Literarios. Él es un magnífico investigador, apasionado de la literatura y especialista en dos de los tres grandes escritores hispanoamericanos del siglo XX: Borges y Rulfo (…) de forma que me acerqué a él, e hicimos buenas migas: aceptó dirigir mi tesis de maestría, que trata de la poesía de Efraín Huerta. Y pues aquí estoy, a punto de acabar”.




Considera que “es un error pensar que la literatura sólo es escritura; también es oralidad. Hubo una época en que predominaba la oralidad, y eso suele olvidarse. Pero para eso están los estudiosos como Margit Frenk o John Miles Foley: para recordarnos y enseñarnos que un enorme, vasto y gigantesco caudal de la literatura vive en la oralidad. Esto es interesante cuando pensamos en un país como México, sinónimo de analfabetismo a secas y de analfabetismo funcional. Que un individuo no sepa leer ni escribir no quiere decir que no sea partícipe de la literatura, pues conoce muchos más cuentos, leyendas, refranes, etc. que tú y yo juntos. ¡Y de memoria!”.




Tiene predilección por la literatura moderna occidental, de Baudelaire y Nietzsche en adelante, “pero las obras que más me han sacudido son anteriores: la Comedia de Dante, los Ensayos de Montaigne, el Quijote de Cervantes, las tragedias de Shakespeare, la poesía de Góngora y Sor Juana. Aunque entiendo mejor a los escritores de los siglos XIX y XX, nunca he leído nada tan bien escrito como en el Renacimiento y el Barroco. Si tomas cualquier poema de Petrarca, Garcilaso o John Donne, cualquier pasaje del Orlando de Ariosto, podrás no estar de acuerdo con el amor cortés o con la visión de la divinidad, pero no dejarás de maravillarte de su lenguaje”.



Decidió concursar en esta convocatoria de la revista de la UNAM por tres razones: “primero, porque una maestra que quiero mucho nos instó a hacerlo (de hecho, usé su nombre como seudónimo, y creo que eso le dio buena suerte al ensayo). Segundo, porque ella me había corregido el ensayo, de forma que lo sentía sólido, sobre todo porque confío en sus juicios de lectora sagaz y de editora consumada. Y tercero, porque me hace buena falta la cantidad del premio”. Su texto es un ensayo sobre la vejez y la premiación será en el mes de septiembre, fecha en la que también se publicará su trabajo ganador en la revista.

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