domingo, 10 de julio de 2016

Fidel Castro, el 'plato fuerte' del verano


Exposición fotográfica 90 en sus 90, por el cumpleaños 90 de Fidel Castro (foto Radio Habana Cuba)


Por: Orlando Freire Santana



 Han concluido las clases en la mayoría de los centros educacionales del país, y  los estudiantes se aprestan a tomar sus vacaciones de verano. Las autoridades, por su parte, organizan  actividades recreativas para el hipotético disfrute de esos vacacionistas. Sin embargo, no se piense en una simple labor filantrópica de los gobernantes, pues en las referidas actividades no falta el mensaje político-ideológico.




Todas las ventas y presentaciones de libros, la actuación de trovadores y orquestas de música bailable, así como las actividades al aire libre en playas y parques, están dedicadas al 90 cumpleaños de Fidel Castro y a las cuatro décadas de existencia de los órganos del Poder Popular, ese mecanismo que enarbolan los castristas para calificar a Cuba como un ejemplo de democracia participativa.




Como ha sucedido en los últimos 12 años, la feria Arte en la Rampa, con sede en el capitalino Pabellón Cuba, constituye una de las opciones principales durante los meses de julio y agosto. Allí se venden artículos de artesanía, discos y libros, y en su patio central actúan solistas y agrupaciones musicales.




Pero las autoridades han querido que este año el “plato fuerte” de Arte en la Rampa asuma otra característica. Se trata de la muestra fotográfica titulada “Sigo y seguiré siendo, como prometí, un soldado de las ideas mientras piense o respire”. Claro, se trata de imágenes de Fidel Castro durante varias etapas de su vida.




Y comoquiera que las propuestas audiovisuales son ya imprescindibles en la recreación de los jóvenes, la maquinaria del poder maniobra con el objetivo de incorporar también en este terreno el mensaje político-ideológico. En este sentido sobresale el empeño gubernamental por fomentar los videojuegos cubanos, una faena en la que trabajan los Joven Club de Computación, la Universidad de Ciencias Informáticas, y el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos.



El periódico Juventud Rebelde, en el artículo “El adicto virtual”, se refería a las características que deben poseer estos videojuegos: “Para los especialistas es esencial que prevalezca el concepto del videojuego como industria y arte para la comercialización y entretenimiento, pero no pierden de vista que son, además, vía para inculcar valores”.



Ahí está la clave. Porque es casi seguro  que los videojuegos que promueven los gobernantes no enfaticen en valores tradicionales como la honradez o el respeto a los semejantes, sino en sentimientos emergentes como “ser revolucionario”, “ser antiimperialista”, o interpretar la Historia del modo que les convenga a las autoridades.



Hace poco, durante el debate del documento Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista  por parte de la oficialista Unión de Periodistas de Cuba (UPEC), afloró el criterio de que algo había que hacer para llenar con un mensaje “revolucionario” el tiempo libre de los jóvenes, pues de lo contrario ese espacio sería ocupado por el “enemigo”.



Sin dudas, el deseo gubernamental de impulsar el videojuego cubano va en ese sentido.


Orlando Freire. Matanzas, 1959. Licenciado en Economía. Ha publicado el libro de ensayos La evidencia de nuestro tiempo, Premio Vitral 2005, y la novela La sangre de la libertad, Premio Novelas de Gaveta Franz Kafka, 2008. También ganó los premios de Ensayo y Cuento de la revista El Disidente Universal, y el Premio de Ensayo de la revista Palabra Nueva.

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