sábado, 1 de octubre de 2016

Centro Oaxaqueño: Nadie válida su formación



Cecam. Al no contar con clave oficial, el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe no puede acceder a apoyos institucionales. Fotos: Isaac Sánchez

Por: Luis Carlos  Sánchez


Casi cuatro décadas han pasado desde que el Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam) fue fundado y aún carece de validez oficial. Presumido por todos como un modelo de enseñanza y preservación de la cultura indígena de la región, el espacio localizado en Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca, ha dejado de recibir los recursos para pagar a sus profesores y los apoyos económicos que recibe son cada vez más escasos.



“El Cecam no tiene reconocimiento de validez oficial, no tiene clave, y por ello no contamos con apoyo. En varias partes nos han dicho que podría haber apoyos, pero sin la clave es muy difícil”, afirma Carolina Vázquez Cardoso, subdirectora del centro que arrancó actividades en 1979, aunque desde 1977 fue impulsado por el extinto Fondo Nacional (Fonapas) cuando José López Portillo era presidente de la República.



En un principio se pensó que el Cecam fuera un conservatorio, “pero lo vieron muy amplio, era muy ambicioso y dijeron que no podía ser para una región así”. El tiempo desmintió esos argumentos y al paso de los años el lugar se convirtió en un semillero de músicos para todo el estado de Oaxaca, con un modelo que trabaja al mismo tiempo como albergue, con jóvenes que pernoctan ahí durante todo el semestre y alumnos externos que llegan para prepararse de manera integral en la música, aunque sin la validez oficial.



“La hemos solicitado, pero nos dicen que no cabe en las estructuras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pues acá se atiende a niños y jóvenes de diferentes edades y regiones; la música está muy bonita, pero no cabe dentro de la estructura, tiene que ser una escuela formal”, agrega Vázquez. Apenas el año pasado, dice, una comisión de la SEP visitó el lugar y esos fueron sus argumentos, lo más que han logrado es “un dictamen avalado por el INBA”, pero eso tampoco es seguro.



Con la creación de la Secretaría de Cultura federal, en diciembre del año pasado, no saben qué quedará de ese dictamen. La subdirectora del Cecam afirma que, al no contar con clave oficial, los estudios que se imparten ahí no tienen validez y tampoco pueden acceder a apoyos institucionales. Hace ya más de 15 años recibieron el último apoyo del entonces Conaculta, cuando el 1999 se les dotó de nuevos instrumentos y desde entonces sobreviven con donaciones que les dan asociaciones privadas como la Fundación Harp Helú o instituciones como la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI).



El Centro de Capacitación Musical y Desarrollo de la Cultura Mixe (Cecam) lleva cuatro décadas siendo un semillero de artistas que lo usan hasta de albergue.



Pero la situación se ha agravado en el último año, justo cuando están por cumplir 40 años de vida. El Colegio Superior para la Educación Integral e Intercultural de Oaxaca (CSEIIO) no ha “liberado” los escasos recursos —desde agosto pasado a la fecha— que la Subsecretaría de Educación Media Superior de la SEP aporta para pagar a los maestros “por contrato”. Y de los recursos que el gobierno de Oaxaca asigna para gastos de operación del centro, “jamás ha llegado un centavo”.


DIFÍCIL RETO


Todos los días en el Cecam se sirven más de cien almuerzos, comidas y cenas. En el lugar viven de manera permanente 110 alumnos que provienen desde diferentes regiones de Oaxaca para aprender música. La estrechez económica no permite que sea suficiente el apoyo en especie que hace la CDI de alimentos, los alumnos internos deben pagar una cuota mensual de 800 pesos y con eso contribuir a su alimentación y el resto de sus gastos de alojamiento.



Para ingresar al Cecam no se requieren conocimientos previos de música ni contar con un instrumento. El espacio cuenta con los instrumentos suficientes para formar dos orquestas y un taller de reparación. Junto con los alumnos internos conviven otros jóvenes que van a aprender, pero que son externos, juntos suman 216 alumnos. Músicos de todo el país y distintas lenguas visitaron el lugar como parte de las actividades del Sexto Encuentro Nacional Tradición y Nuevas Rolas.



En el lugar hay tres modalidades de estudio:  la llamada inducción de los principiantes, el bachillerato musical de tres años y otros alumnos que llegan por las tardes para practicar de escuelas primarias y secundarias.



Nada perdidos

Permanecer en el lugar no es fácil: Urbano Encarnación tiene 21 años, lleva dos años ahí y proviene de la misma región mixe, su localidad, San Juan Cotzocon, está a cinco horas y su madre es la que ha sostenido su carrera, pero él también ya ha comenzado a ganar dinero por su cuenta.



“Toco la tuba y algo de guitarra”, dice. Antes quiso ser ingeniero, pero le gustó la música: “Estoy empezando a componer, me gusta tocar en los bailes, que la gente me conozca, viajar, conocer lugares, formar una banda; a mí me gustan más los corridos”. Con otros compañeros ya formó un grupo sierreño: Los Perdidos del Rancho. “Ya tenemos una composición, el sábado tenemos una tocada en Oaxaca. No está permitido, pero a nosotros nos gusta. En Oaxaca cobramos como cuatro mil pesos por un contrato”, dice.

No hay comentarios: