jueves, 17 de noviembre de 2016

Ven sexteto de finalistas para dirigir el Centro de Producción Coreográfica del INBA


Ensayo en el Centro de Producción Coreográfica del INBA. Foto: Ceprodac, cortesía INBA



Por: Rosario  Manzanos



No se vislumbra fácil la decisión de quién dirigirá el Centro de Producción Coreográfica del INBA. Todos muy conocidos en el medio de la danza. Ellos son Lidya Romero, Alicia Sánchez, Eleno Guzmán, Jaciel Neri, Marco Antonio Silva y Henry Torres.



La confusión en la convocatoria entre lo que es un director artístico, que perfila proyectos a través de una mirada especializada, su sensibilidad y oficio, y un director ejecutivo que haga las veces de gestor, promotor y diseñador de estrategias de comunicación ha implicado que los méritos artísticos y administrativos se diluyan y los seis participantes se hayan visto obligados a poner toda la carne al asador para competir no con sus méritos curriculares, sino con proyectos que deberán –por favor– ser revisados y analizados con gran seriedad.


Sin conocer los proyectos, sólo por su curricula vitae, resaltan como pesos completos –en orden alfabético– Lidya Romero, Alicia Sánchez y Marco Antonio Silva.



La primera es autora de una obra muy singular y fresca. Además ha ocupado casi todos los puestos fundamentales de la danza. Fue jefa del Departamento de Danza de la UNAM, coordinadora nacional de Danza del INBA y dejó recientemente la dirección de la Academia de la Danza Mexicana.



Un tanto desencanchado desde que dejó la coreografía para ser coordinador nacional de Danza, Marco Antonio Silva es dos veces premio INBA-UAM y fue en los 80 un creador de culto. Su pieza Campeones está considerada como fundamental para entender la danza contemporánea independiente. Su trabajo en el teatro incluye colaboraciones con Julio Castillo, Ludwik Margules y Luis de Tavira.



Alicia Sánchez ganó el premio INBA-UAM. Ha obtenido becas internacionales, apoyos especiales. Ha sido creadora artística del FONCA y es maestra en el INBA. Tiene un gran acervo de obras –muy aplaudidas algunas– y ha invertido su tiempo en el estudio del análisis teórico de la danza. Su TR3S –bailado por ella– yGiselle si es él son piezas memorables que deberían rescatarse y reponerse.



Diez o hasta 20 años más jóvenes vienen empujando –en orden alfabético– Eleno Guzmán, subdirector de artes escénicas del Centro de las Artes de San Luis Potosí, surgido del teatro, sin obra pero con gran experiencia para convocar a bailarines y creadores hacia otras búsquedas escénicas, con un importante conocimiento de gestión cultural.



Jaciel Neri, premio INBA-UAM, que además es un promotor cultural que ha logrado colocar a su compañía en foros internacionales y es experto en elmarketing cultural. Y Henry Torres, codirector y coreógrafo de la Compañía Lux Boreal, fundada por él en Tijuana, y que se ha posicionado a nivel internacional en festivales de primera fuerza.



Los seis pasarán por el consejo artístico del Ceprodac, que en este momento integran el reconocido creador y bailarín Rolando Beattie, la coreógrafa y bailarina Laura Rocha y Nadia Lartigue, de quien se dice posee una mirada muy crítica sobre la danza y ha impulsado diferentes proyectos conceptuales. Los otros dos jurados no han sido nombrados aún. Será este consejo quien determine la terna de finalistas y María Cristina García Zepeda, directora del INBA dará el fallo final.



Ahora, si es por juventud, Torres, Guzmán y Neri gozan del apoyo de la gente joven que viene empujando una manera nueva de concebir la vida y el arte. Si es por garra, Alicia Sánchez y Lidya Romero tienen un poderoso ojo clínico y fuerza creativa. Si es por astucia política, Silva viene pisando fuerte y estuvo presente en todos los eventos para la creación de la Secretaría de Cultura federal.


El dado está en el aire.

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