domingo, 19 de marzo de 2017

Exhiben 107 artistas su creación en movimiento



Foto: Karina Tejeda


Por: Luis Carlos Sánchez


El proyecto podría pasar como trabajo escolar: un maquiní vestido con ropas que han sido armadas con otros atuendos; el costado izquierdo luce formal y el derecho casual, y por si la alusión no fuera evidente, el personaje porta máscara. Ha sido colocado frente a lo que quiere parecer un espejo, pero en realidad se trata de un cartel publicitario que reproduce a modelos ideales vistiendo diferentes marcas.


La obra se llama Cuerpo híbrido y es de Diego Castrejón. Con ella y una más que consiste en un montón de envases de cerveza vacíos al pie de una foto, abre la exposición Creación en movimiento. Jóvenes creadores del Fonca. Generación 2014/2015, que desde ayer ocupa tres pisos del antiguo edificio de Relaciones Exteriores, convertido en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.


Castrejón y Omar Vega, autor de la caja de cervezas, son dos de los 107 artistas, de entre 18 y 34 años, que durante un año fueron becados para trabajar en torno a un proyecto artístico. La muestra reúne 330 piezas, entre maqueta, escultura, fotografía, gráfica, pintura, instalación, piezas de arte sonoro y videoarte, que los creadores en ciernes realizaron en las 27 diferentes categorías que contempla la beca.


Que muchos de estos trabajos tengan aspecto de proyectos escolares es responsabilidad de los artistas que fungieron como jurados a la hora de seleccionar a los beneficiarios, tal como afirma René Roquet, encargado del Programa Jóvenes Creadores del Fonca. “El Fonca delega la decisión a los propios artistas; quienes seleccionaron a los artistas no son funcionarios sino comités de artistas”.


En la Generación 2014-2015, agrega Roquet, participaron artistas consagrados como Jan Hendrix, Paloma Torres, Isaac Broid o Eniac Martínez. El funcionario dice que la beca cuida que los proyectos seleccionados no sean ocurrencias. Hay filtros que los jurados evalúan: el currículum de quien convoca, una muestra del trabajo que han hecho y su proyecto por escrito.

Los jurados después se convierten en tutores de los jóvenes, pero “ya no es una escuela, sino se encargan de aconsejar a los becarios y hacerles ver el otro lado de la moneda de sus proyectos”. Que se consoliden carreras no está garantizado: “Hay jóvenes que tienen talento, pero por circunstancias de la vida luego se dedican a otra cosa, incluso esas desviaciones son hacia cosas que tienen que ver con el arte”.

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