sábado, 28 de abril de 2018

Roger Ritter, en busca del sonido propio

        El pianista Roger Ritter nació en la Ciudad de México en 2002. Foto: Elizabeth Velázquez


Por: Juan Carlos Talavera

Para mí la música es el lenguaje de Dios con el que el músico puede expresar lo que no consigue con las palabras”, afirma a Excélsior el joven pianista Roger Ritter (Ciudad de México, 2002), quien ayer debutó con la Orquesta Sinfónica de San Luis Potosí en el Teatro de La Paz, bajo la batuta de José Miramontes Zapata, cuyo recital se repetirá mañana domingo a las 12:30 horas en el mismo escenario.

Este concierto contiene obras de Johann Sebastian Bach y es súper importante, porque marcará mi carrera y mi prestigio; es una oportunidad muy grande el tocar acompañado por una de las  orquestas más importantes del país”, añadió el pianista de 16 años.

Durante la entrevista también abundó en la diferencia entre el trabajo como solista y al frente  de una agrupación: “Bueno, un recital como solista es más fácil, porque tú vas a tu propio ritmo, guiado bajo tu propio sonido, pero cuando estás con una orquesta, debes adaptarte a los demás músicos y considerar el sonido de la agrupación, lo cual es un reto para el solista”.

¿Cómo lidias con la influencia de un padre exitoso como Rodolfo Ritter? “Rodolfo me da clase bastante seguido, pero en muchas ocasiones me deja solo para que encuentre mi propio sonido, mi propia personalidad al momento de interpretar, es decir, me permite encontrar el sonido adecuado y solucionar parte del sonido”.

¿Cuándo decidiste ser pianista? “Todo inició cuando empecé a estudiar piano en 2013, cuando veía a mi papá y me preguntaba si quería intentar. Al principio sentí curiosidad por otros instrumentos, como el violín, así que para entonces ya me apasionaba el amor por la música y el arte, luego opté por entregarme al piano”.

¿Por qué decidiste quedarte en la música?  “Yo hago música porque es mi manera de expresar lo que no puedo decir con palabras. Para mí, el mayor secreto de una buena ejecución está en la disciplina. Sin disciplina no se puede hacer absolutamente nada; mientras que con disciplina y una buena batuta... puedes llegar muy lejos”.

¿Cómo definirías tu estilo? “Es lo que estoy buscando en este momento, aunque puedo decirte que yo estoy muy interesado en la música barroca. Por eso me gusta la música de Bach. Creo que me habría gustado mucho vivir la época de oro de la música barroca porque en ese momento el clavecín vivía un gran apogeo y es otro de mis instrumentos favoritos, cuyo sonido es muy refinado y elegante”.

¿Qué viene para ti luego de este debut? “Dos recitales: uno en el Instituto Nacional de Nutrición, en junio; y otro en el Museo José Luis Cuevas, en julio. También haré estudios de perfeccionamiento del instrumento, para luego estudiar con especialistas como Andras Schiff y Angela Hewitt”, concluyó.

cva

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