domingo, 4 de mayo de 2008

Mala Rai Banda y Celso Piña abrieron la octava edición del Festival de San Luis.


Por: Roberto A. Valenciano Capín.

Dio inicio la fiesta de los potosinos, con la presentación de la extraordinaria banda Mala Rai Band, conjuga pasión, vida, alegría, bajo la explosiva y loca fusión de ritmos de los Balcanes y la inminente venia gitana. Así como la presentación del “rebelde del acordeón”, Celso Piña y su Ronda Bogota.
De esta forma esta banda rumana expuso a los potosinos lo atractivo de su propuesta al escucha, una interesante conjugación de unos potentes metales con los violines y puntualizado por el acordeón, sin hacer dejo de la sentida voz humana que conjuga este peculiar sonido de este agrupación originaria de Bucarest.
Siendo bien recibida por los potosinos que se congregaron en la Plaza de Fundadores en esta octava edición del Festival de San Luis Potosí.
Dejando a un lado los abucheos hacia el gobernador del Estado, impero la festividad en este espacio, al disfrutar plenamente esta propuesta musical, pero más fue enriquecida con la inyección de lo latino, con las tímbricas pulsadas del acordeón de Celso Piña y su Ronda Bogota, para crearse una peculiar simbiosis musical bajo una rola de este sencillo y creativo músico regio con los Mala Rai, para detonar y provocar el baile bajo el encanto de la peculiar forma de interpretar la cumbia colombiana y el soporte de la música balcánica.
De esta forma se realizo la transición musical a uno de las propuestas que más causo expectativa en disfrutar y ver en esta semana cultural para los potosinos; Celso Piña y su Ronda Bogota.
Simplemente "por su acordeón del diablo, por su espumosa fama, por su voz de cuervo enamorado, por rey cholo, por hacer bailar y gozar a los ricos en el museo Marco de Monterrey, lo mismo que los esquineros, a los carretoneros, las golfas, los pomeros, los grifos, los escritores, las "locas", los taxistas, las princesas feas, los bohemios, los "chotas", los "grillos", los "fresas", los futbolistas llaneros, los niños lombricientos y por sus más de 20 años de tocar cumbia y vallenato sin conocer Colombia", como lo definió su amigo, el activista social y escritor Joaquín Hurtado.
Sin preámbulos, el protagonista fue la música, que hizo detonar la plaza y transportarnos a las calles de la La Campana, allá en la capital regia, para inducir a bailar, disfrutar y ser parte de esa conversación con el Vallenato Mayor regio, quien bromeó, agradeció con humildad los aplausos y gritos, hasta complació a aquellos compas que le pedían a gritos canciones a pesar de la delimitante del tiempo que dan este tipo de eventos culturales.
Una desbordante energía en el escenario que se trasmino hasta el más rejego de este contagioso ritmo y la peculiar forma de bailar con su paso del águila y constantes señas con las manos del rebelde del acordeón.
Con canciones como: “cumbia sampuesana”, “cumbia campanera”, “cumbia sobre el río”, la dolorosa pero bien coreada por la banda “aunque no sea contigo”, “gitana”, “macondo”, “cumbia de la paz”, “cumbia poder” y otras más que hicieron que toda los compas gozosos de este ritmo disfrutaran de este evento para la raza de parte de este vallenato regio, que lo ha distinguido por su sencillez y auténtico. A pesar de la sobada fama que tiene actualmente, ya que no hay que olvidar que tras 21 años de darle duro y tupido "a mi acordeona” se lo ha ganado.
Solamente restar que gracias a la cumbia que es una especie de virus, que en vez de hacer daño, libera al que la escucha o la baila.
Simplemente como él lo comento en su momento: Hasta la próxima, a pesar de los gritos de apoyo aq ue no se terminará este festín.

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