Por: Roberto A. Valenciano Capín.
Sin más, el público potosino pudo disfrutar plenamente de la puesta en escena, del ciclo de canciones para voces y piano titulada “Der Winterreise-el viaje de invierno- de Frank Schubert, donde las letras corren vertiginosamente de la pluma del oscuro poeta Wilheim Muller.
En esta ocasión este viaje de invierno se suscitó en el Coloso de Villerías, que logro conectar a los gustosos y románticos que abarrotaron este recinto cultural, dentro de las actividades de la octava edición del Festival de San Luis.
Der Winterreise nos cuenta a través de veinticuatro canciones una historia de desamor, sin un final feliz. Un joven, prototipo del viajero solitario y errante–Fernando de la Mora- inicia una peregrinación sin retorno en medio de un invierno alemán, tras haber sido rechazado por una mujer. En su penoso transitar por abandonados caminos y montañas en esta gélida tierras, reflexiona sobre su suerte y su destino.
En esta puesta escena realizada por el artista de origen japones, Yoshida Oida, ésta inicia con la muerte del poeta. Donde la mujer- Irasema Terrazas- recibe un libro con todos los poemas y sigue a su amor perdido en el viaje de invierno. Ella conoce a diferentes personajes en el camino y parece llegar muy cerca de su amor, pero, como en un sueño no lo puede alcanzar.
Se destaca por las imágenes tan poderosas logradas que reflejan el mundo emocional del poeta en conjunción con sus personajes en este vertiginoso viaje emotivo- musical, creado por este representante del romanticismo alemán del siglo XIX.
Todo transcurrió en un escenario que se destaco por la economía de elementos o el pleno minimalismo, una tarima al centro, sillas, una vara de tilo, harina o polvo y el mismo vestuario, así como la excelente iluminación que hacía transitar los diferentes estadíos que se suscitan en la obra.
Siendo uno de los aciertos fue la traducción inmediata de los textos proyectados en una pantalla que le permitió al espectador ser parte de este peculiar suceso escénico musical.
De esta manera, este ciclo acentúa un lirismo exarcebado en la obra schubertiana, en cuanto a lo musical como lo textual que sin dificultad lleva al espectador a ser parte de este trágico transitar.
De ahí que el piano no sea solo de acompañante, sino mas bien cumple con una parte sustancial de introducirnos en los paisajes, el escenario, hasta el mismo camino transitado entre las tonalidades emanadas de las pulsaciones de la pianista Guadalupe Parrondo.
Un ciclo de canciones que hasta la última canción es difícil no estremecerse y pensar en el Winterreise como una metáfora de la muerte, a pesar de la bella imágen de la paulatina caída de la nieve sobre los inertes cuerpos.
De esta forma permite al espectador el averiguar como enfrentar a su interior para poder ser testigos de cómo se abrirá la flor.
Complementaron el cuadro de participaciones en este ciclo de uno de los máximos representantes del lieder alemán; Rebeca Samaniego, mezzosoprano; Óscar Martínez, barítono y Daniel Cervantes en el bajo.
Bajo la dirección escénica de Yoshi Oda, diseño de iluminación y escenografía de Alejandro Luna, así como la dirección musical de Teresa Rodríguez y Guadalupe Parrondo.
Sin más, el público potosino pudo disfrutar plenamente de la puesta en escena, del ciclo de canciones para voces y piano titulada “Der Winterreise-el viaje de invierno- de Frank Schubert, donde las letras corren vertiginosamente de la pluma del oscuro poeta Wilheim Muller.
En esta ocasión este viaje de invierno se suscitó en el Coloso de Villerías, que logro conectar a los gustosos y románticos que abarrotaron este recinto cultural, dentro de las actividades de la octava edición del Festival de San Luis.
Der Winterreise nos cuenta a través de veinticuatro canciones una historia de desamor, sin un final feliz. Un joven, prototipo del viajero solitario y errante–Fernando de la Mora- inicia una peregrinación sin retorno en medio de un invierno alemán, tras haber sido rechazado por una mujer. En su penoso transitar por abandonados caminos y montañas en esta gélida tierras, reflexiona sobre su suerte y su destino.
En esta puesta escena realizada por el artista de origen japones, Yoshida Oida, ésta inicia con la muerte del poeta. Donde la mujer- Irasema Terrazas- recibe un libro con todos los poemas y sigue a su amor perdido en el viaje de invierno. Ella conoce a diferentes personajes en el camino y parece llegar muy cerca de su amor, pero, como en un sueño no lo puede alcanzar.
Se destaca por las imágenes tan poderosas logradas que reflejan el mundo emocional del poeta en conjunción con sus personajes en este vertiginoso viaje emotivo- musical, creado por este representante del romanticismo alemán del siglo XIX.
Todo transcurrió en un escenario que se destaco por la economía de elementos o el pleno minimalismo, una tarima al centro, sillas, una vara de tilo, harina o polvo y el mismo vestuario, así como la excelente iluminación que hacía transitar los diferentes estadíos que se suscitan en la obra.
Siendo uno de los aciertos fue la traducción inmediata de los textos proyectados en una pantalla que le permitió al espectador ser parte de este peculiar suceso escénico musical.
De esta manera, este ciclo acentúa un lirismo exarcebado en la obra schubertiana, en cuanto a lo musical como lo textual que sin dificultad lleva al espectador a ser parte de este trágico transitar.
De ahí que el piano no sea solo de acompañante, sino mas bien cumple con una parte sustancial de introducirnos en los paisajes, el escenario, hasta el mismo camino transitado entre las tonalidades emanadas de las pulsaciones de la pianista Guadalupe Parrondo.
Un ciclo de canciones que hasta la última canción es difícil no estremecerse y pensar en el Winterreise como una metáfora de la muerte, a pesar de la bella imágen de la paulatina caída de la nieve sobre los inertes cuerpos.
De esta forma permite al espectador el averiguar como enfrentar a su interior para poder ser testigos de cómo se abrirá la flor.
Complementaron el cuadro de participaciones en este ciclo de uno de los máximos representantes del lieder alemán; Rebeca Samaniego, mezzosoprano; Óscar Martínez, barítono y Daniel Cervantes en el bajo.
Bajo la dirección escénica de Yoshi Oda, diseño de iluminación y escenografía de Alejandro Luna, así como la dirección musical de Teresa Rodríguez y Guadalupe Parrondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario