viernes, 22 de agosto de 2008

La reflexión sobre la danza garantiza su legado: Gustavo E. Rosales


* El crítico es autor de "Intemperancia y situación de una atopía".

(Notimex).- Intelectualizar la danza no es una tarea fácil, sin embargo, en épocas de transformaciones globalizadoras es necesario, afirma el crítico Gustavo Emilio
Rosales, quien está convencido de que los ensayos y la reflexión en torno a este arte garantizan el sostenimiento de su legado e historia, por encima de su condición efímera.

Después de casi dos décadas de escribir y desentrañar los diversos aspectos en torno al arte del cuerpo, Rosales considera que una de las constantes de esta expresión es su capacidad para provocar perplejidades, de ahí la importancia de analizarla para garantizar el enriquecimiento de las nuevas generaciones de intérpretes con las experiencias y códigos estéticos de cada generación.

Fundador de la revista de danza DCO, Gustavo escribió en el libro "Intemperancia y situación de una atopía", algunas de sus experiencias sensoriales e intelectuales como observador y crítico de danza a lo largo de varios años para diversos periódicos y revistas
culturales.

El texto, editado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, enfatiza la importancia de testimoniar mediante el ensayo, la infinitud de significados de una expresión que existe mientras dura su estadía en el foro y que de manera audiovisual no
puede ser resguardada al 100 por ciento.

"Ningún medio tecnológico puede aún capturar en archivos documentales la experiencia de una pieza dancística en vivo, de ahí la extraña palabra que da título a este trabajo que describe todo aquello que no puede ser etiquetado".

Gustavo Emilio Rosales afirma que el hecho dancístico se ha anticipado a las sospechas de diversos pensadores, entre ellos Octavio Paz, con respecto a que la sociedad vive el final de los tiempos de la sucesión cronológica, de ahí que la danza, al ser un arte que nace y muere con cada puesta en escena, sin tener públicos póstumos, sea a menudo omitida de los registros históricos de las bellas artes.

Como parte del ensayo, describe algunos de los intentos por parte de diversos coreógrafos de crear mediante coloquios y seminarios un frente común para analizar las problemáticas y retos de su expresión.

"Hoy en día existen dos clases de fenómenos expresivos dentro de las coreografías, por un lado aquellas propuestas un tanto enajenadas que sólo repiten moldes anteriores, con lo cual se convierten en una suerte de simulacro, y por el otro hay una trinchera aún viva en la
que se desarrollan las propuestas autónomas".

En esta última, afirma, se desarrollan gran parte de las propuestas experimentales en las que a menudo la concepción y los elementos que aparecen en el montaje cruzan una frontera un tanto indefinida.

"Escribir sobre danza, como lo mencioné, no es una tarea fácil, sobre todo porque quien redacta sobre este arte se topa con el problema de que todo surge de la capacidad del recuerdo, a menudo no hay segundas oportunidades para visualizar un trabajo coreográfico" señala.

Mientras se mira una coreografía, comenta el crítico, comienza el trabajo de escribir sobre ella, es decir, "la crítica de danza crea sus propias pausas para capturar momentos, de ahí la importancia de estar consciente de que todo aquel que hace danza, bailarín o coreógrafo, está creando con su cuerpo y conceptos, una obra de arte que no podrá ser repetida, ni por ellos mismos".

"Intemperancia y situación de una atopía", editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Fonca, se encuentra a la venta en la red de Librerías Educal.

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