"La danza es lenguaje en movimiento. Un evento escénico efímero. Transcurre inexorablemente y sólo el espectador puede dar cuenta cabal de ella, es un hecho vivo donde cada momento es distinto, irrepetible, por lo que su reproducción resulta verdaderamente imposible."
Creado en 1980 el entonces Premio INBA-UAM, reúne el esfuerzo de tres importantes instituciones culturales y educativas —el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana— con el propósito de reconocer el ejercicio coreográfico contemporáneo de coreógrafos nacionales y extranjeros residentes en México.
Hace tres años el premio cambió su nombre por el de Miguel Covarrubias. Su apellido permanece igual: Concurso de Creación Coreográfica Contemporánea 2007 y continúan respaldándolo las instituciones que le dieron origen. Este certamen aglutina y genera las propuestas de lo mejor de la danza contemporánea mexicana. Año con año resulta ser el semillero de bailarines y coreógrafos, un espacio que impulsa la carrera de muchos creadores.
Los que de alguna manera hemos participado desde 1980 en alguno de los premios, ya sea como creativos, administrativos o público, tenemos recuerdos que reinventamos en torno a esta congregación festiva del movimiento que se lleva a cabo cada noviembre.
Así en estos 27 años se han premiado 69 coreografías. Si al menos fue el nombre de la primera obra galardonada y Chocolate el nombre de la última. 54 coreógrafos han sido reconocidos, y con dos premios o más se cuentan a Magdlena Brezzo, Mauricio Nava, Gilberto González, Rolando Beattie, Vicente Silva, Jaime Camarena, Lourdes Luna, Marco Antonio Silva, Gerardo Delgado, José Rivera, Víctor Ruíz y Claudia Lavista. Los jurados calificadores nacionales e internacionales suman más de 90 personalidades. Entre ellos cabe mencionar a Waldeen Von Falkenstein, Nelly Happee, Josefina Lavalle, Bodil Genkel, Cecilia Lugo, Lidya Romero, Luis Fandiño, Patricio Bunster, Guillermina Bravo, Gladiola Orozco, Leticia Alvarado, Michel Descombey, Evangelina Osio y Cuauhtémoc Nájera.
Los aspectos evaluados son: estructura coreográfica; manejo del lenguaje dancístico contemporáneo e interpretació n de la obra a partir del cuerpo; asimimso fueron consideradas la música y la iluminación.Este año se registraron un total de 60 proyectos, de los que se preseleccionaron 26, para ser presentados en el Teatro de la Danza del sábado 3 al miércoles 7 de noviembre. De aquí a la presentación de finalistas y ceremonia de premiación en el Palacio de Bellas Artes, el sábado 10 de noviembre donde se otorgará un único e indivisible premio a la mejor coreografía; primer y segundo lugar a ejecutantes masculinos y femeninos; y a la mejor música original e iluminación.
Es innegable la importancia, trascendencia y papel de los certámenes en la estimulación de la creatividad de los artistas. Respecto a éste en particular, surgen inquietudes y preguntas, por ejemplo, ¿cómo es el lenguaje coreográfico de los ganadores antes y después del Concurso?, ¿corresponden las obras ganadoras a cierta tendencia?, ¿hacia dónde evolucionan los coreógrafos después de éste?, ¿influyen las obras participantes y la ganadora en la creación de futuras composiciones? , las preguntas seguirán siendo muchas y además planteadas desde diferentes focos, lo cierto es que cada año en torno al premio hay una comunidad que le espera y se apasiona en torno a él.
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