Por: Fabiola Palapas Quijas
Desconcierto e inquietud predominan en el gremio dancístico por el proyecto de centro de producción coreográfica que anunció el Instituto Nacional de Bellas Artes el año pasado, ya que se desconoce su funcionamiento y cómo beneficiará a bailarines y coreógrafos.
Falta de recursos, problemas de difusión y de formación de públicos han convertido desde hace años a la danza contemporánea en una disciplina de resistencia.
Aunque su propósito, según el INBA, es fortalecer la nueva danza mexicana, el tiempo transcurre y la institución no han informado sobre las convocatorias, y los bailarines desconocen su funcionamiento; incluso, ante la desinformación, especulan que la mayoría de los beneficiados serán de la ciudad de México y que se convertirá en la compañía de quien lo dirija.
En entrevista con La Jornada, algunos integrantes de la comunidad dancística del país confían en que el centro realmente permita la expansión de esta disciplina, y que informe sobre el ejercicio de su presupuesto.
La bailarina y coreógrafa de la compañía Delfos, Claudia Lavista, considera importante que el proyecto del INBA sea un puente entre los recién egresados y la vida profesional, porque los nuevos bailarines tienen menos oportunidades laborales.
A Lavista le preocupa que la sede del centro coreográfico sea el Distrito Federal, porque la mayoría de los bailarines beneficiados podrían ser sólo de esta ciudad. La coreógrafa, junto con Víctor Manuel Ruiz, realiza un proyecto de descentralización, promoción y educación dancística en Mazatlán, Sinaloa.
Respecto de la organización del centro coreográfico, Lavista recomienda que los bailarines sean rotativos, para que no se convierta en una compañía oficial sin resultados, "porque el arte contemporáneo necesita propuestas distintas", asegura.
"El centro coreográfico debe estar dedicado a la investigación y a la reflexión de la educación artística, para no convertirse en espacio anquilosado, oficial, con reglas estrictas, donde no se pueda entablar diálogos.
"Ojalá sea un espacio abierto a propuestas de danza diferentes, y que en el futuro cuente con otras sedes en provincia, porque en los pasados 15 años las compañías han aumentado en el interior de la República."
En opinión de Lavista, es importante que el director artístico de este proyecto no sea coreógrafo, porque existe el riesgo de que convierta a los participantes en su compañía. Además, considera que la persona ganadora de la convocatoria en el cargo directivo tiene la responsabilidad de dialogar con otros creadores, para que haya experimentación creativa.
A su vez, el director artístico de la compañía A poc A poc, Jaime Camarena, dice que las autoridades del INBA no deben disminuir el presupuesto a los programas de apoyo que ya existen; añadió que siempre serán bienvenidos nuevos proyectos para el desarrollo de la danza nacional.
Los resultados artísticos, de acuerdo con Camarena, indicarán si el proyecto del INBA funciona y ayuda a la comunidad dancística. Asimismo, el coreógrafo pide a quienes sean elegidos directivos del centro coreográfico que mantengan comunicación con el gremio e informen sobre el uso de los recursos que se asignen.
"La institución tiene todo el derecho de hacer lo que considera pertinente, pero también tiene la obligación de presentar un informe sobre los logros y los costos. Deseo que sean absolutamente claros en su propuesta, pues no me parece que el proyecto esté definido."
Una de las preocupaciones del gremio dancístico ha sido la centralización; para los bailarines es importante contar con otros centros coreográficos en el país, para promover y difundir la danza que producen.
Al respecto, la directora de La Manga Video y Danza, Gabriela Medina, señala que el proyecto del centro de producción coreográfica del INBA debe extenderse a los estados para descentralizar la danza y presentar obras con un elenco base, o bien que se pueda invitar a bailarines de la región, lo cual generaría la anhelada rotación.
Medina y varios coreógrafos participaron en diversas reuniones con autoridades del INBA para determinar las necesidades de los profesionales de la danza.
Como resultado de esas conversaciones, señala Medina, "las autoridades se comprometieron a respetar el proceso creativo de los seleccionados por convocatoria, al tiempo que se financie la investigación para lograr nuevas coreografías. Se espera que los proyectos del nuevo centro coreográfico sean productivos y vinculados con la educación dancística, más allá de ofrecer sólo clases semanales".
De acuerdo con la coreógrafa, la propuesta del INBA es buena, pero faltan hechos, y es importante incluir en los programas la formación artística. También considera que el director artístico que gane la convocatoria tiene la misión de "aterrizar las propuestas coreográficas e impulsarlas a escala nacional".
La directora de la compañía Nemian, Isabel Beteta, coincide en que lo más importante en este nuevo centro coreográfico es la elección del director, porque en gran parte de él dependerá que dicho proyecto no se convierta "en compañía fija".
Las autoridades del INBA aún no presentan las bases de las convocatorias para seleccionar a los bailarines y al director, y se desconoce el monto del presupuesto que se asignará al centro coreográfico. Se espera que en las próximas semanas el instituto proporcione detalles del proyecto, que podría arrancar en septiembre.
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