viernes, 10 de diciembre de 2010

Noche de solistas; Jeanni Baker y Robert Spin dentro de la XVI Edición del Festival de danza contemporánea Oc´ohtic



Fotos: Milton Acereto

Por: Roberto A. Valenciano Capín.

Mérida, Yucatán.- Antes que nada, un regocijo el poder volver a reencontrar en el camino a personas que en cierta forma han detentado algo significativo en tu vida, este es el caso de los bailarines y ahora coreógrafos, Jeannie Baker, Víctor López y Robert Spin.

Sin lugar a dudas, tres importantes figuras dentro del devenir dancístico en nuestro país, quienes han detentado el haber bailado en las tres instituciones dancísticas màs importantes de México, como lo fueron y son: Ballet Nacional bajo la dirección de la Mtra. Guillermina Bravo, el Ballet Teatro del Espacio bajo la dirección conjunta de Michael Descombey y Gladiola Orozco, Ballet Independiente de Raúl Flores Canelo y Magnolia Flores. Así como Sinalodanza del Mtro. Héctor Chávez.

Todo esto deviene a tres protagonistas que cargan no solo un rico bagaje tanto escénico como danzario bajo la sapiencia de la interpretación, pero que ahora lo derrimen en ese nuevo campo como ellos lo definen como es el arte de creación coreográfica.

Al presentarnos bajo la pautas que ha contribuido en enriquecer esta decimo sexta edición del festival de danza contemporánea Oc´ohtic es sin lugar a dudas ofrecer otro matiz del quehacer dancístico, al detentarlo en una función compartida, bajo el denominativo de solistas.

Siendo la presentación del trabajo coreográfico" A Frida; pies pa´que los quiero si tengo alas para volar" de Víctor López bajo la interpretación de Jeannie Baker y complementar el programa con el trabajo del coreógrafo, Robert Spin titulado " Los personajes que nunca pude matar".

Como definiría en su momento el pintor Vincent Von Gogh el concepto de arte como una pausa, un encuentro de sensibilidades" es lo que se detento en esta sesión dancística, al construirse piezas cargadas de una intensidad creativa y aunado a esa aguda utilización de la capacidad de asombro, que permita al organismo realizar una constante renovación de sus dinámicas.

Este fue el caso de Jeannie Baker, en donde más bien retoma la personalidad de Frida Kahlo, para detentar un mapa de sensaciones a travès de esa campo de investigaciòn del movimiento creado por Víctor López, de esta manera, se da a la tarea coreográfica de fundir ambas personalidades, tanto la del ejecutante con esta artesana a través del danzar y ser una lectora de los sentires, sufrimientos al quedar expuesto no solo la vulnerabilidad y fragilidad creativa de este ícono de la pintura mexicana, sino su reacio personalidad.



Así uno de los aciertos de esta primera coreografía que nació bajo la pauta de los festejos del Bicentenario y fue estrenada en Celaya, Guanajuato, el poder degustar sin empacho de la coloratura y sus intensidades, resonancias, guiños y calidad de movimiento gracias a la excelsa calidad intepretativa de la bailarina Jeannie Baker y que resuenan otras voces que se impregnan en la obra.

Por ahí también que edsta funciòn se le hace un pequeño homenaje póstumo al amigo, bailarín quintanorrense, Juan de Dios Torquemada, por su reciente fallecimiento.

En el caso de la obra sustentada por Robert Spin titulada " los personajes que nunca pude matar" se puede concebir como una celebración que se encuentra en los límites entre el ritual (cualquier mecanismo performativo que se lleva a cabo sólo para la percepción de sus realizadores) y la composición artística (siempre destinada a completarse en la percepción del espectador).

Un espectáculo multidisciplinario, bajo las pautas de la utilizaciòn de cuerpo al máximo, ecualizar y no ser arrojado por esa oleada de emociones que convergen a este solo que se divide en varias trazaduras;- la vìspera- al trazar bajo un viejo que narra a través de las acciones cotidianas las inconvenencias de la paridad y vulnerabilidad del tiempo y el espacio, todo bajo un tratamiento bajo la dramaturgia del movimiento.



Para proseguir con Caìn y Abel, el ir más allá de esta dicotomìa històrica, es solo el pretexto para detentar y mostrar su creador de esa incansable lucha contra aquello que inefablemente nunca podràs matar, al estar inherentemente a ti, al detentarlo bajo un lenguaje y un cuerpo más articulado, sin hacer dejo de detonar emociones.



Para concluir con el -Gladiador- que es sinónimo de esa constante lucha por la fortaleza, superioridad, pero a pesar de las características, el coreogràfo nos da una lectura de cierto optimismismo a pesar de la fortalezas, se busca o anhela in profundis de ser amado y amar.

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