Por Valentina Boeta Madera
Elisa Carrillo es de verbo fácil y abundante. Pero igual de reveladores de sí misma son su imagen y los momentos en que calla para simplemente existir: el estampado de su largo vestido y la ornamentación de sus aretes y bolso, que hablan de una inclinación por lo étnico; los "sí" continuos que responde a las aprendices de bailarina que la abordan para pedirle una foto; la reacción inmediata a atender una solicitud de caridad...
Mérida recibió este mes en privilegio la visita de la nueva primera bailarina del Ballet de la Ópera de Berlín, en el que desde 2007 actúa bajo las órdenes de Vladimir Malakhov: su jefe, su partenaire, su amigo. Y no llegó sola, lo hizo con su esposo Mikhail (Misha) Kaniskin, con quien bailó en la gala de clausura del Concurso Nacional de Danza Infantil y Juvenil, el sábado 16 en el Teatro Manzanero.
Primera bailarina del Ballet de la Ópera de Berlín, ¿gracias o a pesar de México?
Gracias a todo el apoyo que me ha dado mi país, lo que me ha dado ha sido algo único, muy especial, creo que ha sido también parte del éxito que he tenido en el extranjero; pero también todo ha sido trabajo mío, desde pequeña tuve la disciplina y el valor de irme, me he esforzado muchísimo. Gracias al lugar de donde vengo, pero también a todo el esfuerzo que yo le he puesto, porque si no hubiera puesto de mi parte a pesar de venir de un país tan bello jamás podría haber logrado esto.
¿Por qué tú sí y otras no?
Aparte del trabajo, de la disciplina, tengo algo especial que vieron las personas allá. No puedo decir por qué las otras no, simplemente yo pienso en lo que me ha pasado a mí. No me gusta decir: "Yo encima de ellas por esto...". Siempre trato de enfocarme en mis logros personales y no compararme con las otras personas; cada persona tiene su destino, su camino.
¿Te molesta que en México, incluso en algunos círculos de la danza, aún no sepan quién es Elisa Carrillo?
No es que (me moleste que) no sepan quién soy yo, más bien lo que me da tristeza muchas veces es que no sepan lo que es la danza, no aprecien el ballet. Nunca hago las cosas para que la gente sólo sepa quién soy yo, no soy alguien que necesite que la alaben. Me gustaría que por medio de los logros que tengo la gente conozca más sobre danza.
"En México hacen falta apoyos para la danza". ¿No lleva ya muchos años rayado el disco?
Sí, pero creo que también tiene mucho que ver con la situación del país, la gente no tiene una cultura muy grande por la danza; sé que ahora hay más interés, poco a poco se empieza a abrir la puerta del interés. Yo espero que con todos mis logros y de otros mexicanos que empiezan a salir al extranjero podamos abrir una nueva etapa.
En "Ballettíssimo 2010", en el que participaste, a Kenia López Rabadán le chiflaron cuando empezó a hablar de lo que hace la Cámara de Diputados en apoyo al arte. ¿Cultura y política no combinan?
Ay, ¿qué puedo decir de eso? Yo estaba contenta ese día en México y el reconocimiento que me dieron de parte de la Cámara de Diputados fue un comienzo de una etapa nueva, espero que haya sido eso. La cultura es parte de un país, así como la política; es importante que la gente lo vea en el mismo nivel y tal vez a partir de esa fecha empiece a haber una nueva relación porque no son cosas separadas. Espero que con todos los apoyos que se ven empiece a haber cambios, no es algo que puede pasar de la noche a la mañana.
Ganaste oro, plata y bronce en pasados concursos nacionales. ¿Mienten los que dicen que los premios no son importantes?
No te cambian como persona ni como bailarina, es una motivación más que nada. A mí me sirvieron mucho porque fue, eso, una motivación, un premio a mi trabajo, pero eso no significa que la persona que ganó vaya a ser mejor que los demás, sobre todo en la danza, porque no es un deporte donde todos los que ganan las medallas son los número uno; la danza tiene mucho que ver con el espíritu, nosotros somos artistas. Es difícil calificar a una persona que el día de la función falla en algo técnicamente y por eso pierde una medalla, pero a lo mejor esa persona te puede dar más emociones, le puede transmitir más cosas al público. Los premios los veo como un logro personal, no como algo que va a hacer a la persona mejor o peor. La gente que (los) gana claro que tiene algo especial, pero no van a hacer que la persona valga más.
¿Tu elección para protagonizar "Blanca Nieves" (en la producción de 2009 de la obra de Angelin Preljocaj para el Ballet de la Ópera de Berlín) fue el primer día del resto de tu vida?
Yo creo que sí, empezó una nueva etapa en mi vida, se abrió una nueva puerta, una nueva Elisa, una nueva mujer y bailarina, porque de esto empezaron a llegar otras cosas.
El cartel y el vestuario de Jean Paul Gaultier no hubieran superado la censura en México.
En Alemania fue visto de una manera artística, la fotografía la hicieron con mucho cuidado, simplemente muestra la belleza de una mujer al natural pero sin ser vulgar. A la gente le gustó mucho y no se imaginaba que iba a ver un ballet donde todo el mundo iba a estar desnudo porque sabe que es arte. No sé si en México la gente lo hubiera visto de esa manera, pero mi carrera es allá y creo que también es una enseñanza en México, mucha gente que llegó a ver el póster se dio cuenta que es algo bello el cuerpo humano, que uno lo puede poner en un póster sin ser vulgar.
¿Malakhov es mejor bailarín que jefe?
Vladimir Malakhov ha sido un bailarín muy importante en la historia de la danza, yo lo admiro mucho, para él es también una nueva etapa su vida como director. Conmigo ha sido excelente, me ha ayudado a lograr mi sueño, él ha creído en mí, yo estoy muy agradecida con todas las oportunidades que me ha dado. De mi parte puedo decir que ha sido muy buen jefe también. Conmigo ha sido maravilloso, no puedo decir otra cosa.
Tú y Mikhail, dos primeros bailarines bajo el mismo techo, ¿desayunan, comen y cenan ballet?
A veces sí, a veces no. No todo en nuestra vida es el ballet; en este momento es la parte principal porque es una carrera tan corta que tienes que aprovecharla al máximo, pero también hay momentos en que cada quien tiene su independencia, él hace sus cosas, yo hago las mías. No siempre bailamos juntos en el Teatro, bailamos mucho en galas internacionales, pero en el Teatro él tiene a otras parejas, yo también. Hablamos más sobre ballet que otra pareja porque es normal que uno comente sobre su ensayo y lo bonito de todo esto es que él sabe cuánto me ha costado llegar donde estoy, él comprende todo lo que paso, él me ha enseñado mucho porque tiene más años de ser primer bailarín. En este momento el ballet sí es una parte importante de nuestro día, pero a veces no comemos, desayunamos y cenamos, a veces lo desayunamos y cenamos nada más.
Un bailarín dijo una vez: "Nunca bailes con tu mujer". ¿Es más fácil ser buen partenaire en casa que en el escenario?
No es más fácil, ser un buen esposo también es difícil. Así como una pareja tiene que trabajar en su relación, también uno tiene que trabajar en el escenario. De alguna manera a veces es más fácil porque es tu pareja y hay más confianza, tú sabes que te va a cuidar y apoyar siempre, pase lo que pase en el escenario él va a estar junto a ti. También hay momentos de dificultad porque cuando hay más confianza puedes hablar con más facilidades y a veces sí puede haber momentitos de, más que de discusión, uno da su punto de vista, el otro no está de acuerdo, pero siempre llegamos a un punto en el que los dos buscamos la mejor manera de que las cosas salgan.
¿Cuáles son tus planes con el Ballet de la Ópera de Berlín ahora como primera bailarina?
Muchos de los roles de una primera bailarina yo ya los he bailado: Esmeralda, Blanca Nieves, éstos son roles de primera bailarina; pero claro que toma un tiempo, como que te dan a probar, si ven que lo haces bien te suben de categoría. Ahora seguiré haciendo esas cosas más otros roles principales que no hacía. Ahora, a disfrutar esta etapa de nuevas interpretaciones; claro, ser primera bailarina te da más importancia... y, bueno, disfrutar toda esa etapa que comienza en mi carrera, una nueva parte de mi vida.
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