Ciudad de México.- Guillermo Arriaga (Ciudad de México, 1926) ha sido primer bailarín, pero también portero de un edificio, compositor de canciones, promotor en la industria discográfica, bodeguero en la fábrica Maizoro, funcionario cultural y poeta.
Su biógrafa, la periodista Adriana Malvido, recordó que enfrentó una parálisis que superó para volver a los escenarios y un ataque de amnesia al que sobrevivió para bailar, a sus 53 años, su coreografía Zapata en el Palacio de Bellas Artes, cuando se celebró el centenario del caudillo del sur. Ha salido adelante de un marcapasos, una hepatitis, una peritonitis y una pulmonía, contó.
"Guillermo ha tocado fondo sólo para levantarse con nuevos bríos, como ave fénix. Y siempre vuelve a la danza a dar talleres coreográficos y conferencias, a los homenajes en su honor, a reconocimientos como el Premio Nacional de Ciencias y Artes que recibió en 1999.
"Es el coraje y la pasión por su quehacer, el amor por México y por la cultura y su rabia eterna ante la injusticia, lo que lo mantiene tan activo como el venado que bailó en su juventud o como el Zapata que sigue supervisando cada vez que un grupo lo presenta", señaló la escritora durante el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes realizó en su honor.
En una sala medio vacía, con unos veinte asistentes a más, se llevó a cabo una charla con motivo de sus 85 años de edad y 60 de trayectoria, en la que participaron el promotor la bailarina Cora Flores; la investigadora Margarita Tortajada; el pintor Arnaldo Cohen y el promotor Héctor Garay.
Arriaga es uno de los bailarines y coreógrafos con más prestigio en la danza mexicana debido a que su nombre es sinónimo del movimiento de la danza moderna nacionalista, pues es el autor e intérprete original de la obra cumbre de este movimiento: Zapata, describió Tortajada.
La investigadora destacó su labor de apoyo a la danza al abrir foros para este arte, promover compañías de todos los géneros dancísticos, crear temporadas en foros populares y crear junto con la Universidad Autónoma Metropolitana, el Premio Nacional de Danza que se ha convertido en un catalizador del movimiento de danza contemporánea independiente.
Por: Dora Luz Haw
"A través de su palabra y trabajo, muestra orgullo y pasión por la danza que ha creado y recreado, la que expresa y construye los símbolos nacionales mexicanos", aseguró, "Además es un gran conversador, inteligente, agudo y muy divertido. Es generoso con su experiencia y un amigo para todos".
Sin embargo, "me quedé sin nada", ha sido una frase frecuente en la vida del artista, para quien fue cotidiano volver a empezar de cero, reconstruir el alma fracturada, hacerse amigo de la soledad, reconocer en el otoño de su vida 'Otra vez sin casa, sin mujer, sin hijos sin trabajo... sin nada', indicó Malvido, quien además es su sobrina.
"En realidad él es un libro abierto; como su Zapata, anda descalzo y ligero de equipaje; como su Zapata, a quien vistió con un calzón de manta para contarnos, en once minutos la historia de su lucha", agregó la autora.
Su biógrafa, la periodista Adriana Malvido, recordó que enfrentó una parálisis que superó para volver a los escenarios y un ataque de amnesia al que sobrevivió para bailar, a sus 53 años, su coreografía Zapata en el Palacio de Bellas Artes, cuando se celebró el centenario del caudillo del sur. Ha salido adelante de un marcapasos, una hepatitis, una peritonitis y una pulmonía, contó.
"Guillermo ha tocado fondo sólo para levantarse con nuevos bríos, como ave fénix. Y siempre vuelve a la danza a dar talleres coreográficos y conferencias, a los homenajes en su honor, a reconocimientos como el Premio Nacional de Ciencias y Artes que recibió en 1999.
"Es el coraje y la pasión por su quehacer, el amor por México y por la cultura y su rabia eterna ante la injusticia, lo que lo mantiene tan activo como el venado que bailó en su juventud o como el Zapata que sigue supervisando cada vez que un grupo lo presenta", señaló la escritora durante el homenaje que el Instituto Nacional de Bellas Artes realizó en su honor.
En una sala medio vacía, con unos veinte asistentes a más, se llevó a cabo una charla con motivo de sus 85 años de edad y 60 de trayectoria, en la que participaron el promotor la bailarina Cora Flores; la investigadora Margarita Tortajada; el pintor Arnaldo Cohen y el promotor Héctor Garay.
Arriaga es uno de los bailarines y coreógrafos con más prestigio en la danza mexicana debido a que su nombre es sinónimo del movimiento de la danza moderna nacionalista, pues es el autor e intérprete original de la obra cumbre de este movimiento: Zapata, describió Tortajada.
La investigadora destacó su labor de apoyo a la danza al abrir foros para este arte, promover compañías de todos los géneros dancísticos, crear temporadas en foros populares y crear junto con la Universidad Autónoma Metropolitana, el Premio Nacional de Danza que se ha convertido en un catalizador del movimiento de danza contemporánea independiente.
Por: Dora Luz Haw
"A través de su palabra y trabajo, muestra orgullo y pasión por la danza que ha creado y recreado, la que expresa y construye los símbolos nacionales mexicanos", aseguró, "Además es un gran conversador, inteligente, agudo y muy divertido. Es generoso con su experiencia y un amigo para todos".
Sin embargo, "me quedé sin nada", ha sido una frase frecuente en la vida del artista, para quien fue cotidiano volver a empezar de cero, reconstruir el alma fracturada, hacerse amigo de la soledad, reconocer en el otoño de su vida 'Otra vez sin casa, sin mujer, sin hijos sin trabajo... sin nada', indicó Malvido, quien además es su sobrina.
"En realidad él es un libro abierto; como su Zapata, anda descalzo y ligero de equipaje; como su Zapata, a quien vistió con un calzón de manta para contarnos, en once minutos la historia de su lucha", agregó la autora.
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