jueves, 4 de agosto de 2011

PROPUESTA DE LA COMUNIDAD DANCÍSTICA PARA LA APLICACIÓN DE ESTÍMULO FISCAL EN APOYO DE PROYECTOS PARA LA PRODUCCIÓN, EXHIBICIÓN Y DIFUSIÓN DE LA DANZA

México, D.F. a 15 de julio del 2011.

Asunto: Solicitud de integrar a la danza al estímulo fiscal 226 bis

Dip. Kenia López Rabadán
Presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados
P r e s e n t e.

PROPUESTA DE LA COMUNIDAD DANCÍSTICA PARA LA APLICACIÓN DE ESTÍMULO FISCAL EN APOYO DE PROYECTOS PARA LA PRODUCCIÓN, EXHIBICIÓN Y DIFUSIÓN DE LA DANZA ESCÉNICA NACIONAL

En la danza escénica mexicana de nuestro tiempo, vibra la herencia acumulada de lo que esta práctica artística ha significado para nuestro país como parte fundamental de su dinámica social. Coreógrafos, bailarines, realizadores y técnicos, entre otros profesionales de este arte, han generado obras que forman parte del aporte de México al patrimonio cultural de la humanidad.

La historia moderna de la danza mexicana tiene su punto de partida en el proyecto vasconcelista por consolidar un arte que nos permitiera hablar de lo que somos, que contribuyera a la construcción del país que se vislumbraba a inicios del siglo XX, dado el importante arraigo social que la danza siempre ha tenido en México.

Durante más de un siglo, la danza mexicana y sus artífices han estado profundamente comprometidos con el devenir de nuestra nación, recorriendo todo su territorio para hacer de éste, un arte accesible a los diversos sectores sociales, las compañías nacionales de danza han bailado tanto en teatros, como en plazas públicas, en escuelas, parques y en las zonas rurales más apartadas. El arte dancístico en México, de manera incuestionable, ha coadyuvado de forma decisiva a la construcción de nuestro país y sus múltiples identidades.

Coherente con el proyecto nacional de incorporar a amplios sectores sociales a la educación artística, la danza escénica mexicana a través de sus instituciones y profesionales, es hoy en día una opción a partir de la cual muchos jóvenes construyen su proyecto personal de vida y cotidianamente se entregan, con todo su esfuerzo, talento y capacidades, a crear y ser partícipes de obras que fortalecen su sentido de identidad, lo que les permite insertarse en el mundo y transformarlo.

Los coreógrafos y bailarines mexicanos han construido una historia caracterizada por la audacia de sus propuestas, por el rigor formal y por un permanente diálogo con su contexto social e histórico; ello le ha valido al arte dancístico mexicano reconocimientos nacionales e internacionales y una importante aceptación de los espectadores para quienes la danza es una fuente importante de goce y de interacción simbólica con el mundo.

La sociedad mexicana de los siglos XX y XXI es testigo de cómo los creadores de la danza han sido actores importantes en momentos claves de la historia nacional. Aunado a ello, los profesionales de este arte, contribuyen con su práctica a reconstruir el tejido social, a ofrecer a los ciudadanos la posibilidad de una vivencia plena de la existencia, pues son ellos los beneficiarios directos de todo el trabajo artístico que realizan.

Cuando en 1931, el Estado mexicano fundó la primera escuela oficial de danza, lo hizo como claro reconocimiento a la importancia de este arte para la sociedad mexicana; ochenta años después existen en el país 41 licenciaturas en danza, por nombrar sólo unas de las muchas opciones educativas que ofrecen diversas universidades e instituciones públicas y privadas, de ellas, cada año egresan jóvenes que se integran a la práctica profesional de la danza y que demandan espacios y mecanismos que les permitan consolidar sus proyectos de vida a partir del desarrollo de la profesión artística para la cual el Estado mexicano ha invertido importantes recursos en su formación. En la actualidad la danza en México reporta una amplia diversidad, tanto de corrientes como de estilos, el país cuenta con importantes compañías de ballet, danza contemporánea, folclor y flamenco, que en su conjunto constituyen un rico y variado campo artístico.

La situación actual es paradójica, frente a la creciente oferta académica y el surgimiento constante de nuevas compañías de danza existe una escasez de recursos e infraestructura. En el 2011 se presentaron, sólo a la Coordinación Nacional de Danza para el Distrito Federal, 152 propuestas coreográficas, las cuales involucran entre creadores, intérpretes, proveedores, diseñadores y realizadores a más de 2000 personas, aunado a la numerosa oferta dancística en los Estados de la República nos da un panorama de la riqueza de proyectos, de grupos y artistas profesionales de la danza que no es posible atender en su totalidad. A pesar de los esfuerzos institucionales por crear una red de festivales, ésta es insuficiente pues no cubre la demanda de espacios de exhibición para el ballet, la danza folclórica, la danza contemporánea y el flamenco. Son escasos los teatros a nivel nacional que programan danza, con lo cual los coreógrafos y compañías que durante meses estuvieron en un proceso para dar forma a sus propuestas coreográficas se enfrentan a la limitante de cortas temporadas, a esto hay que sumar la necesidad que se tiene de espacios y salones para ensayo, aspecto fundamental en el proceso de gestación de las obras dancísticas.

Dada la complejidad que reporta la dinámica cultural actual, el Estado mexicano ya no puede ser el único responsable de propiciar el fortalecimiento y desarrollo de la danza, se requiere el urgente concurso de otros actores sociales, para construir un nuevo escenario que posibilite modernos esquemas de producción, una mejor distribución y difusión de las obras de la danza nacional y lograr con ello un mayor impacto social y artístico en México y en el extranjero.

Se trata de generar contextos nuevos y esquemas de financiamiento en donde la mejora en las condiciones de producción, permita fortalecer el ámbito laboral de los actores del hecho escénico dancístico, en especial el de los bailarines. Ellos pasan por un largo periodo de formación para lograr que sus cuerpos sean aptos para materializar en escena las ideas estéticas del coreógrafo, nuestros bailarines, merecen no sólo mejores salarios, sino también seguridad social y en general condiciones de trabajo adecuadas, porque el suyo es finalmente un trabajo de alto riesgo.

Por la importancia innegable de la danza como práctica artística que representa una alternativa concreta de desarrollo para los individuos, por la urgencia de una solución a la problemática que enfrenta en la actualidad, por tratarse del arte que menos recursos recibe en relación con las otras artes, por la necesaria participación de la iniciativa privada en la dinámica cultural del país, es que se hacen necesarias políticas públicas innovadoras que propicien la participación transparente de la sociedad, de los ciudadanos, las instituciones, artistas y profesionales del arte; y que fomenten un cambio cualitativo en la dinámica que actualmente reporta el campo de la danza, tanto en el terreno de la producción y circulación nacional de obras, como en el impacto que éstas generan en los diversos públicos de nuestro país.

Por lo que la danza escénica mexicana ha dado y aporta continuamente a nuestro país, por el esfuerzo cotidiano de sus profesionales, el campo de la danza merece el esfuerzo conjunto por hacer realidad un beneficio del que ya gozan el cine y el teatro.

Por todo lo hasta aquí expuesto, la comunidad dancística mexicana considera urgente trabajar de manera conjunta con las instituciones del Estado y con los miembros de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para impulsar:

Las modificaciones necesarias a la Ley del Impuesto sobre la Renta que permitan otorgar estímulos fiscales a los contribuyentes de dicho impuesto para que aporten recursos económicos a la producción, exhibición y difusión de la danza nacional que centre su valor en la expresión artística y que por sus características enriquezcan el patrimonio cultural del país.

El trabajo conjunto de todos los actores sociales involucrados en el campo de la danza, sumado al esfuerzo de los legisladores y los representantes de las instituciones públicas responsables del desarrollo y difusión de la danza, para lograr esta reforma a la ley, devendrá en un ámbito más favorable para que las generaciones, actuales y futuras de los profesionales de la danza, cuenten con condiciones propicias para continuar contribuyendo en la construcción de este país y aportando su creación al patrimonio cultural de la humanidad en beneficio de los mexicanos.


C.c.p. INTEGRANTES DE LA COMISIÓN DE HACIENDA Y CRÉDITO PÚBLICO.
C.c.p. INTEGRANTES DE LA COMISIÓN DE CULTURA.
C.c.p. COORDINADORES DE LOS GRUPOS PARLAMENTARIOS.

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