Por: Roberto A. Valenciano Capín
Ni sólida ni líquida ni gasesosa se puede describir esta buenaventuranza lo que se pude definir como jazz, sino más bien, una aproximación sería su propia fugacidad lo que le da su plusvalía y una cierta personalidad de los tantos caminos que se ha birfucad y confluyen entorno a ella.
Esto fue lo que aconteció en el tercer concierto programado de la cuarta edición del Festival de Música Libre que organiza Música del Centro de las Artes y el Centro Cultural Alemán con la presentación de una de estas variantes bajo la travesía-pauta de la banda alemana, Underkarl.
Un quinteto de experimentados músicos que no solamente lograron ensamblar el sonido de una big band que va desde el corte urbano o callejero, sin olvidar lo académico, sino devolver a los oídos la esencia del jazz de banqueta, de barrios y callejones, sino de sintetizar este maremágnum de sonoridades algo muy común en estos tiempos y proponerlo en un proyecto envolvente, turbador y de grandes alientos.
De esta manera, esta banda originaria de Colonia compartió con un receptivo público potosino bajo la afinidad de la plena exploración- improvisación- para lograr involucrarlos en esta agradable noche a través de desplegarlos a partir de una paleta musical tanto de su quehacer composicional, como a partir de la deconstrucción de las "variaciones Golberg" de Johann Sebastian Bach.
De ahí que una de las particularidades de su propuesta musical sea el fusionar tanto interéses estéticos y conceptuales alrededor no solo del arte de la improvisación sino de la sonoridad misma a partir de la totalidad planteada en sus obras, a pesar de su contundencia, su inmediatez y una vitalidad efímera le permiten re-conocerse en el mundo en la otredad, gran complicidad con el escucha.
Así como, no solo saber entretejerlo a través de un soberano setlist, sino imprimirle ese singular toque de humor y toques de ludismo ante las convulsas sonoridades emanadas de forma meditadas o expontáneas, lo cual aprovecharon de maravilla para decantar bajo la sutileza del dominio de la tradición, pero aun así asumen sin preámbulos la ruptura de la misma.
Como lo explica el mismo Gramms, fundador de este proyecto: “El jazz es una experiencia libre, y así es como lo vemos nosotros, como una exploración a través de la música. Ese concepto de libertad es lo que nos ha permitido encontrar nuestro propio estilo y concepto como agrupación”.
Como siempre, un extendido aplauso y sin faltar los bravos que se conjugaron con las fotos con sus integrantes y sin faltar la vendimia de sus trabajos en el formato de CD, así como compartir comentarios con su gente potosina.
El espectro de los cinco músicos – Sebastian Gramss (contrabajo), Frank Wingold (guitarra y tornamesas), Lomsch Lömscher (saxofón y clarinete), Christof Thewes (trombón) y Dirk-Peter Kölsch (batería) – va desde versiones muy individuales de estándares del jazz, pasando por música para películas y obras radiofónicas, hasta una interpretación propia que llamó mucho la atención de las "Variaciones Goldberg" de Johann Sebastian Bach.
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