Por: Roberto A. Valenciano Capín
El afrontar desde la danza misma para acercarse al clown hace que se tenga esa exploración y solvencia dentro del proceso del arriesgar en la creación, así como lo confronta la compañía Marcapasos que dirige Alejandra Mendoza.
Para esta propuesta creativa, Mendoza utiliza como sustancual recurso, los elementos del clown como una ruta de la búsqueda de investigación de este proyecto dancístico en esta nueva etapa de creación.
De ahí que surge -danza de baúl-. Un proyecto que busca mover y ofertar con más facilidad la danza y ser expuesta en lugares no convencionales al mismo." Ya que la danza requiere de acuerdo a su dificultad de ciertas necesidades técnicas".
De esta manera, detona en la búsqueda de obras más flexibles e incursionar en el ámbito del humor, dándose así la cercanía con el clown.
Por lo cual, Oveja Negra es el entrecruzamiento del diálogo entre el clown y el humor, siendo este dirigido para un público de jóvenes de secundaria y preparatoria.
Mendoza trabaja para esta puesta en escena con un equipo de actores quienes no desdeñan el trabajo-hecho-dancístico, aún cuando el clown esta regido bajo un formato más tradicional y detenta su premisa en lo que esta construyendo el actor en relación a lo que sucede con el público.
El tema general de esta obra y a la vez punto de partida es esta fábula de Monterroso, la cual se entrecruza esta con un tema sustancial para Mendoza, como es la intolerancia y un poco este personaje opresor y autoritario. "Aquel que se equivoca es señalado, no estamos acostumbrados a lo diferente y lo que es diferente es malo, entonces por ahí atraviesa la obra" comenta su directora.
Esto es lo que sucede con esta puesta en escena basada en la versión libre de la obra -la Oveja Negra- del escritor Tito Monterroso en conjunción con el Proyecto Coyote y que fue presentado en una corta temporada en la Cueva del Coyote en estas tierras del Tunal Grande.
En cuanto a la construcción de la obra destacó que va saliendo otras cosas en el momento de creación, dándole esta riqueza, aunado a incidir en una apertura de público a lo planteado originalmente. Desde el punto de partida como era el público para pequeños y ser extendido a los adultos.
Una obra que a pesar de caer en los invitables recursos de la situación que incide en la mediata-automática- risa, logran atrapar desde el principio al público con buenas resoluciones. Solo basta ver una trepitosa entrada de estos cuatro personajes con sus velices negros, con sus gafas negras y vistosos trajes de colores, para ir detonando cierta serie de situaciones de lo enteramente lúdico, para ir hilvando y solventando con una sólidez de este aprendices de clown que fueron conectando y ser capaces de replicar instantáneamente esta experiencia escénica.
En esta oportunidad, el desafío ha sido el reflejo del entusiasmo, optimismo y de ser un buen acercamiento al clown a partir del hecho dancístico a cargo de los integrantes de esta agrupación potosina: Ruth Rodríguez, Fernando Barragán, Jerónimo Garrido y Diego Zapata. Bajo la dirección y coreografía de Alejandra Mendoza.
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