miércoles, 25 de julio de 2012

Compañía de danza Diaghilev y su magia de inocencia


Por: Roberto A. Valenciano Capín.


A pesar de este momento tan parco que vive este importante festival danzario potosino, nuevamente se ha deslindado de una forma displicente de sus responsabilidades, es decir, aún cuando estén pendientes de lo que pase en escena o fuera de ella, lo cual no solo es relevante, sino más bien, es ir más allá de esta lectura mediata, sino ha quedado demostrado su falta de visión del quehacer dancístico.


Un ejemplo de ello, fue el minimizar y dejar en en claro la delegación-responsabilidad- de una de las partes más delicadas dentro de este complejo proceso creativo y formativo, aunado a ser también parte sustancial de este contacto, háblese de un primer acercamiento de un público mayormente joven con la magia que conlleva el arte de la danza y por consiguiente verse reflejada en  la creación de públicos y ante todo, no hay que perder de vista, del arduo trabajo de crear una tradición dancística, forjada por años con talante, visión y amor por su creadora.


Al recaer esta responsabilidad en dos entidades formativas dancísticas potosinas que parecieran diametralmente opuestas, pero no lo son; al unirlas el real y responsable compromiso por brindar un espacio cercano a la niñez y juventud para una formación dancística.


Una, a partir de una visión netamente de academia y en contraparte una con un sentido formativo más integral: Diaghilev y Danzxario, respectivamente.


Dio inicio esta travesía danzaria con la presentación de la compañía de danza Diaghilev bajo la dirección de la Mtra. Juana María Meza Díaz, quienes le dieron vida en una adaptación del cuento "los cisnes salvajes" de Hans Christian Andersen


Un escenario que sin más cayó bajo el encanto con las primeras notas musicales y sin más ser arropado con un buen trazo de iluminación, además de los elementos necesarios para esta adaptación de este clásico cuento y ser plasmado este mundo imaginario propuesto por su directora; una rampa en su costado izquierdo y un arco que vendría funcionando como una entrada no solamente a una cueva y mucha imaginación.


Bellos vestuarios, mucha gracia y esas ganas de asumir sus integrantes su interpretación en escena, así como ser parte de este acto lúdico y a la vez ser asumida como una responsabilidad, a pesar de los desaciertos de algunos de sus personajes en momentos sustanciales de la obra, le dieron esa chispa de espontaneidad y salvedad que fue disfrutado por un público joven y familias que se dieron en buena cita en este Coloso de Villerías.


Pese a una semirigidez del montaje,  con el transcurso de la obra fue menguando, a pesar de ser testigos de la cuasi literalidad de la obra original en escena, en momentos era bien resuelta por la afortunada lectura de su coreógrafa y de esta manera lograr sostener su discurso de movimiento de su primera obra de gran aliento.


Aunado a un collage musical que quizá en momentos se fractura su estética auditiva y ser complementado por un soporte audiovisual.


Aún cuando es un festival de danza contemporánea, parece ser que hubo sus excepciones, al ofrecer Diaghilev en esta puesta en escena en base de una exposición de suma nobleza, sencillez y bien demarcados sus delimitantes a través del ballet, en donde los alumnos mostraron dentro de sus posibilidades su técnica e interpretación.


Aún así, un fraternal agradecimiento a estas dos compañías formativas por el sazón, el empeño y esas ganas de mostrar lo que se puede hacer a sus posibilidades, sin tantos aspavientos y así quedar demostrado la capacidad y vocación de sus maestras en presentar algo digno y crear sin cortapisas esa invaluable invitación a este arte escénico.

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