lunes, 16 de diciembre de 2013

Vivir para la danza

Qué tanto suena nuestro título a un sueño utópico en un país donde el arte se toma como un lujo o en su defecto como algo innecesario?
Debemos de partir de una premisa muy importante. Aquel que decide dedicarse al efímero arte de la danza lo hace movido por una pasión más que por la idea de obtener cheques gordos en la quincena. Más después de tardes completas dedicadas a repetir y repetir las coreografías de algún espectáculo, de pulir el cuerpo en ejercicios disciplinarios para lograr la perfección de las líneas, se enfrenta al hecho de salir a la vida y darse cuenta que la danza no le dará para sus necesidades básicas.
El punto clave es que lo que quiere, necesita y se desea hacer es bailar. En una expectativa regular se buscaría empresas que ofertaran una opción de trabajo así. Más la realidad es que son muy pocas, pero muy pocas las oportunidades de obtener este trabajo de ensueño: Un pago honorable por dedicarse a la danza.
Y es aquí donde se hace el parte aguas: Los que regalan su tiempo algún proyecto en pro de subirse al escenario, los que se quedan eternamente en el salón de danza sin más opción de oportunidad de subirse a la duela que el festival anual,  aquellos que simplemente lo dejan en el camino y aquellos que desarrollan todo un entorno alrededor de su danza y se vuelven proveedores de su propio sueño.
Entonces se pone  a prueba toda la capacidad creativa del artista en el generar estas opciones. Dentro de la danza existen varios matices para producir  y se deben de estudiar dentro de sus vertientes cual es aquella que nos mueve al igual que la adrenalina de la ejecución: La docencia, gestoría, creación, investigación pueden ser una base para nuestra danza y a partir de ellas crear el entorno adecuado para nuestro punto clave: Bailar.
Muchas veces nos encontraremos en la disyuntiva de enfrentarnos a situaciones empresariales que creemos nos desenfoca de nuestro punto clave, más apoyándonos en la gente adecuada cobijándonos con un equipo de trabajo, muy pronto nos encontraremos en el entorno deseado de dedicar la gran parte de nuestro tiempo al quehacer dancístico. Finalmente todo se desarrolla alrededor de la pasión que nos mueve y nuestro enfoque tiene que ser hacia aquello que nos mueve realmente.
En un arranque proactivo, delante de una taza de café,  se platicó  la necesidad que la danza jazz se desarrollará en México. Con la realidad de no encontrar en aquella época el lugar adecuado para actualización de nuevos estilos, técnicas y material para la docencia se pensó en realizar un curso, sin más pretensión de abrir ese espacio de entrenamiento.  Al generar esta opción se armó una tormenta de ideas llevando el proceso un año de preparación. El resultado fue el 1er Congreso Nacional de Danza Jazz. Al ser los dos creadores: Rogelio Eli Solis y la que suscribe,  mentes volátiles dedicadas al arte fue un aterrizaje forzoso al enfrentarnos a cuestiones de logística, administrativas y gestión. El 5 de Abril de 1999 en Morelia Michoacán nace este Congreso que con 15 emisiones a la fecha ha sido un largo camino de aprendizaje y dedicación. La clave  de su permanencia ha sido indudablemente el equipo de trabajo con el que nos hemos rodeado. También,  el sabernos entonces en el camino de emprender, ir haciéndonos de herramientas personales que nos ayudarán a ser más efectivos. Enfocándonos, sin espacio a dudas y sabiendo que todos nuestros procesos son perfectibles,  no perdiendo de vista que debemos de estar en auto análisis constante y buscando caminos reales de crecimiento.
Lo que nos mueve sigue siendo nuestra idea original: La Danza. Vivimos para ella en un país que en teoría no sería posible, la diferencia es que logramos crear nuestro entorno y nuestra opción de trabajo.

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