Por María Esther Beltrán Martínez, desde Málaga
Con 116 obras entre dibujos originales, ilustraciones, fotograbados y ejemplares de época, se presenta en la Fundación Picasso- Museo Casa Natal, en Málaga, la exposición Dibujantes con París al fondo. Picasso y las revistas ilustradas-.
El visitante se asombrará con los trazos de 55 artistas, quienes abren una ventana cultural para conocer la historia de dibujantes que, en el tránsito entre los siglos XIX y XX, encontraron un cauce de difusión de su obra a través de revistas como Le Rire, L’Asiette au Beurre, Gil Blas y Le Frou-Frou.
El boom de nuevas publicaciones y avances técnicos asombró al público de finales del siglo XIX y principios del XX, demandando una gran cantidad de profesionales capaces de elaborar en poco tiempo un ingente número de ilustraciones naturalistas y satíricas.
Entre los artistas conocidos se encuentran Toulouse-Lautrec, Théophile Alexandre Steinlen, el propio Pablo Picasso y su compatriota Francisco Sancha, entre otros.
“La exposición permite comprender al Picasso de sus años de juventud, recién instalado en París, en el contexto de otros artistas que en las revistas ilustradas encontraron su medio de vida”, dice el comisario de la exposición, Inocente Soto Calzado.
La muestra permite contemplar las ilustraciones de Picasso en la prensa parisina junto a, Arte Joven, la publicación de la que él fue director artístico en el Madrid de 1901 y su primer acercamiento a la prensa: la revista manuscrita Azul y Blanco que el niño Pablo Ruiz Picasso redactó e ilustró en La Coruña en 1894 para compartir con su familia malagueña sus experiencias gallegas.
“Pablo Ruiz Picasso (1881-1973), antes de cumplir 20 años es uno de los artistas que busca fortuna entre los papeles semanales. En París comenzará a publicar en 1901 y dejará de hacerlo dos años más tarde, siendo sustituido este empeño de pintor-dibujante de prensa por el de pintor-grabador.
Estas son páginas de esa historia, junto a las de otros nombres que lo precedieron o lo acompañaron, que estuvieron antes o durante, viviendo esa misma ilusión, con sus raíces lejanas y siempre con París al fondo, meta de un sueño o simple telón decorado…
En España se conocían bien, en los medios más cultos y progresistas, las revistas ilustradas francesas y la novedosa labor de sus dibujantes, con una obra moderna y sin las barreras culturales que continuamente se interponen en el país delante de los creadores.
París se convirtió a partir de la segunda mitad del siglo XIX en punto de encuentro de la intelectualidad mundial, y ello incluía a España representativamente en número a consecuencia de su vecindad”, agrega Soto Calzado.
LA BOHEMIA Y LA CRÍTICA SOCIAL
En las 116 obras vemos la bohemia, la crítica social que realizaban los artistas que como actores más dentro del progreso, dejarán de ser sólo pintores, dibujantes o escultores para pasar a ser además dibujantes de prensa.
“Abrirá la puerta del taller para pasar a la sala de redacción, movido por las posibilidades publicitarias y económicas del medio, a veces con la simple intención de garantizar la difusión de su obra pictórica con una adecuada reproducción, otras dibujando o pintando expresamente para la publicación, normalmente pensando en el sustento diario y en la fama y fortuna futuras, creando en su tiempo y a veces contra su tiempo”, explica el comisario a María Esther Beltrán Martínez.
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