Por: Abida Ventura
Por la mañana, la entrada a la capilla del Panteón Francés lucía casi desolada, sólo algunas cámaras de video y televisión esperaban entrar al lugar donde eran velados los restos del escritor Federico Campbell, fallecido el sábado, a los 72 años, a causa de un derrame cerebral masivo provocado por el virus A H1N1 por el que permanecía internado desde el 31 de enero.
Poco a poco, comenzaron a llegar al lugar familiares, escritores, funcionarios, políticos y diversas personalidades de la cultura para dar el último adiós al autor de Transpeninsular.
Su viuda, Carmen Gaitán, anunció que sus restos serían cremados y sus cenizas posiblemente esparcidas en el desierto de Sonora, lugar por el que el autor tuvo una gran fascinación. “No veo a Federico, que era un andarín, que estaba todo el día tomando su café en la Condesa, encerrado en una urna. Creo que debe estar en un espacio amplio como era su espíritu”.
Visiblemente conmovida, la también directora del Museo Nacional de San Carlos agradeció las muestras de cariño y comentó que por ahora no se ha planeado ningún homenaje oficial.
Mientras tanto, Fernando Macotela —director de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que inicia este 19 de febrero— anunció que debido a la premura sólo se ha contemplado recordar a Campbell en una mesa en la que participarán él y el poeta David Huerta, además de que aparecerá en el pendón donde tradicionalmente se recuerda a los escritores fallecidos.
Por su parte, el presidente municipal de Tijuana, Jorge Astiazarán Orci, quien también acudió a dar el último adiós al autor nacido en esa ciudad fronteriza, dijo que se le organizará un homenaje en el marco del 125 aniversario de la fundación de Tijuana, el próximo 11 de julio.
Carmen Gaitán también adelantó que la biblioteca del autor será donada al Centro Cultural Tijuana (CECUT) y que próximamente saldrán a la luz dos libros: La era de la criminalidad, un ensayo en el que trabajó dos años y que publicará el Fondo de Cultura Económica, y una segunda edición corregida y aumentada de Padre y memoria, en la editorial Océano.
Martín Solares, editor de Océano, comentó que además de estos dos libros, hasta unos meses antes de su muerte Campbell estaba trabajando en tres novelas, una de las cuales estaba totalmente terminada. La que dejó concluida es una novela titulada La criatura del personaje, mientras que las otras tratan de un escultor basado en Gabriel Orozco y de un actor basado en sus ídolos de siempre, Marlon Brando, Al Pacino y Roberto de Niro.
A lo largo del día acudieron al lugar escritores como Élmer Mendoza, José María Espinaza, Paco Ignacio Taibo II y Juan Villoro, quienes lamentaron la muerte de este precursor de la actual literatura mexicana.
Juan Villoro recordó a Campbell como su padrino porque le permitió publicar sus primeros textos cuando él tenía 17 años : “Yo pertenecí a una generación a la que él apoyó muchísimo porque inventó una editorial para jóvenes autores que se llamó La Máquina de escribir”, recordó el escritor.
El escritor Élmer Mendoza lamentó la muerte del autor de textos como La invención del poder porque, aseguró, apoyó mucho a los jóvenes escritores del norte. “Fue un hombre que hizo de la memoria su tema y que ahora nos toca a nosotros hacer que esa memoria se amplíe”, dijo.
Al lugar también acudieron funcionarios como José Carreño Carlón, director del Fondo de Cultura Económica, además de políticos, como Porfirio Muñoz Ledo.
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