domingo, 23 de marzo de 2014

Salvemos la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes (OSSLA).

 
Sinaloa ha sido, desde hace varias décadas, un estado golpeado por el narcotráfico. Esta terrible realidad lacera a nuestra sociedad, pero no la define. Sinaloa es un pueblo de gente afectuosa y clima cálido, y es también, aunque muchos no lo sepan, un estado que posee una de las mejores orquestas sinfónicas del país (a decir de la opinión exigente de expertos y del premio nacional que recibió en 2004): la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes (OSSLA). Hoy, a más de doce años de su fundación, han despedido ilegalmente a 5 de sus músicos y a 6 empleados más del Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC), entre maestros de música, danza, artes plásticas y un técnico, con antigüedades entre los 10 y 25 años. Están siendo silenciados por exigir sus derechos laborales.
 
Entre los 12 trabajadores de la cultura que despidieron las autoridades del ISIC, hay cuatro matrimonios, cuyas familias quedaron en total desamparo. Casi todos los cesados son artistas que trabajan con pasión y profesionalismo, pero que también requieren de un sustento para vivir, comer y pagar cuentas. Mi esposo es uno de los músicos de la OSSLA que cesaron y sé de la entrega y compromiso con la que asumía su trabajo en la orquesta y en la Escuela Superior de Música. Seamos solidarios con ellos y con un proyecto cultural poderoso que el gobierno sinaloense busca disolver, bajo el argumento de ajustes presupuestales.
 
Las autoridades del estado persisten en su estrategia y amenazan con continuar con los despidos. ¡No lo permitamos!
Desde que asumió el poder el actual gobierno en Sinaloa, fue notoria su aversión a la OSSLA (que no su indiferencia, lo cual hubiera sido mejor), cuando comenzaron las declaraciones en torno a lo “costosa” que resultaba y cuando la programación de sus temporadas empezó a ser improvisada e irregular. En aquel momento, en 2011, inició una desbandada de músicos valiosos integrantes de la orquesta, quienes vieron incierto su futuro. Desde entonces, la orquesta buscó a las autoridades del ISIC (organismo del que depende la OSSLA) para hacer su petición de necesidades: prestaciones mínimas de ley, una base de operaciones exclusiva para la orquesta y una programación ordenada.
 
La fundación de la orquesta, en 2001, detonó en Sinaloa un movimiento cultural importante. El gobierno de entonces tuvo la visión de conformar una orquesta que traería una serie de beneficios para cultura musical del estado: la creación de la Escuela Superior de Música, la programación de temporadas regulares y la formación de un público que comenzó a llenar la sala una vez a la semana. Este esfuerzo se fue forjando poco a poco, a lo largo de diez años: la orquesta creció y se hizo sinfónica; la Escuela Superior de Música comenzó a presentar resultados palpables (hoy un alumno es integrante de la OSSLA) y se vivió un apogeo de producciones artísticas donde el eje era la orquesta.
 
Hoy, a tres años de este gobierno, nada de lo que solicitaron se concretó. Obtuvieron, en cambio, el despido ilegal y colectivo de 12 trabajadores de la cultura por la única razón de haber exigido las prestaciones laborales mínimas de ley.
 
Firmemos para exigir la reinstalación de los doce despedidos y los derechos laborales de quienes trabajan para las artes y la cultura del estado de Sinaloa. Todo trabajador, artista o no, tiene derecho a recibir prestaciones laborales. Queremos contribuir con el Sinaloa luminoso, el de su gente, su cultura, sus artistas.
 
Fuente: Change.org

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