Por: Roberto A. Valenciano Capín
Fuimos testigos de desentrañar a través del hecho escénico la vida de un dictador malvado, inteligente y sanguinario, Santos Banderas quien fue derrocado por su mismo poder que desato su pasión, todo bajo el argumento teatral de la obra “Tirano Banderas” de Ramón del Valle-Inclán al ser testigo e el centenario Coloso de Villerías, Teatro de la Paz.
Una adaptación escénica de un clásico de la literatura hispanoamericana que va mas allá al volverse una fiesta escénica muy divertida, aun así no solo traslada al espectador a este región de geografías ficticias: Santa Fe de Tierra Firme, planteada por Valle Inclán sino también estriba para muchos un acercamiento a la visualidad, narratividad y dinamismo a través de una bien lograda mancuerna entre la escenografía y la iluminación que nos transportan a un ambiente lúgubre, lumínico en momentos como ocurre en el salón bajo la pretensión de ser embajador español.
Un escenario que se vuelve en muchos sitios, un espacio donde todos pugnan por no solo sobrevivir sino converger entorno al general Santos Banderas, un sobrio equilatador del poder, aun así ejerce su ambición sin límites, un hombre enajenado con la hilarante adicción al poder y sobreponer su frustración de la libertad al desahogarla sin precedente con terror y opresión.
Un elenco integrado por siete actores desplegándose en una variedad polifónica al darle vida a más de 40 personajes, y una continuidad que hace que estas dos horas de su duración se diluyan a pesar de no haber intermedio como se hizo en Madrid.
Un Emilio Echevarría con un imponente Tirano Banderas, Susi Sánchez, actriz magnética y fascinante que recorre sus personajes con una puntualidad dramática; Joaquín Cosío con una imponente presencia escénica-, consigue momentos brillantísimos como Zacarías; Vanessa Maja quien afronta sus papeles con la debida expresividad y da esos momentos de emoción; Pedro Casablanc y Emilio Buale estupendos actores con puntuales personajes. Juli Mira, Rafa Cruz.y Mauricio Minetti sirven sus múltiples papeles con acierto.
Una adaptación rica en matices que van desde estas sorprendentes escenas de las profecías, el episodio de Zacarías el Cruzado y su mujer, haciendo énfasis en la escena de Zacarías con el cadáver de su hijo, así como los 30 latigazos dados a su mujer siendo testigo el mismísimo Santos Banderas que resultan de gran impacto, en contraposición de este bello ejemplo y lucido del esperpentismo con la llegada del Barón de Benicarlés a la recepción y su encuentro con sus “otros yos” frente al espejo.
Un ambicioso proyecto Dos Orillas que busca a través de la coproducción internacional hacer adaptaciones literarios y la correalización teatral entre América Latina y España.
Se une a este gran esfuerzo el Instituto Potosino de Bellas Artes para presentar a los potosinos una producción de gran calidad con actores internacionales al estado de San Luis Potosí, aunado a apoyar a la Escuelas de Iniciación Asociadas en donde lo recaudado durante las dos funciones será a beneficio para acondicionar espacios y materiales de dichas escuelas.
Una obra que quedara en el recuerdo de muchos por largo tiempo.
Una obra que quedara en el recuerdo de muchos por largo tiempo.
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