sábado, 24 de mayo de 2014

Historia del Teatro Negro



Cuenta la leyenda que el emperador de la casa Ming llamado Wang-Pang perdió a su único hijo y heredero, Liang. Wang-Pang no se resignó y convocó al mago de la corte, Mang-ti, quien prometió a su señor traer a su hijo nuevamente a la vida. Para hacer esto, el mago utilizó la magia de la luz negra. Así, cada vez que el emperador deseaba ver a su hijo, hombres vestidos de negro en condiciones de penumbra, para hacerlos invisibles a simple vista, movían el cuerpo de Liang para traerlo aparentemente a la vida. El emperador vivió feliz hasta el final de sus días, ya que podía otra vez conversar con su hijo.
Más allá de la leyenda, es probable que el nacimiento del teatro negro en la antigua China derivara de espectáculos de sombras y siluetas sobre pantallas de paño blanco. Ya a finales del siglo XVI estas técnicas habían llegado a Japón y habían sido usadas por el titiritero japonés Uemura Bunrakuke, creador del teatro denominado Bunraku. En esa época, en los espectáculos de Bunraku hombres vestidos de negro manipulaban una marioneta de cerca de 1.5m de alto, moviendo las piernas y los brazos de ésta.

En Occidente, hasta el siglo XIX no se utilizó la técnica del teatro negro. En 1885, el actor y director de escena muniqués Max Auzinger descubrió el truco del gabinete negro y lo utilizó en su espectáculo de magia “Milagros indios y egipcios". Posteriormente, en los comienzos del cine varios pioneros de este arte utilizaron la técnica del teatro negro en sus obras.

Historia del Teatro Negro
 
El surgimiento del Teatro Negro moderno puede situarse a fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando Georges Lafaille, artista de vanguardia francés, comenzó a utilizarlo en sus espectáculos. Suele llamárselo “el padre del teatro negro moderno”. En la década de 1950 titiriteros checos de los grupos Salamandr y Spejbl y Hurvinek vieron sus espectáculos y llevaron la técnica a su país. Es así que en 1959 José Lamka y Hana Lamkova fundan en Praga el primer grupo de teatro negro de la República Checa. En 1960 Jiri Srnec, miembro de ese grupo inicial, funda su propio teatro.

Posteriormente, durante las décadas de 1960 y 1970 y gracias a la invención de la lámpara de luz ultravioleta, ‘el truco’ del teatro negro se convirtió en una moda entre la juventud que deseaba expresarse libremente. Así mismo, este avance tecnológico obligó a trabajar en teatros totalmente a oscuras, con fondo negro y materiales pintados del mismo color, así como con iluminación ultravioleta para hacer visibles el resto de colores fluorescentes.

Esta nueva forma de trabajo, con iluminación ultravioleta (también llamada iluminación negra porque proporciona una fuente de luz invisible en condiciones de completa oscuridad), junto con los pasillos oscurecidos del teatro pintados o cubiertos con materiales negros, dio nombre a los espectáculos allí representados: “Teatro de Luz Negra”.

A mediados del siglo XX existieron dos estilos de Teatro Negro: el teatro luminiscente y el teatro negro propiamente dicho. Este último no utilizaba bulbos UV negros ni pinturas luminiscentes, sino una ligera línea delantera de luz frontal solamente para el deslumbramiento de los ojos del espectador. Luego de la Segunda Guerra Mundial, la empresa Philips fabricó las primeras bombillas UV, las cuales fueron conocidas por el pintor checo Frantisek Tvrdek, quien quedó fascinado con ellas y comenzó a experimentar con diversos materiales, dado que aún no había pinturas para luz UV. El primer teatro que utilizó tecnología UV fue el de Spejbl.

Actualmente, los dos estilos arriba mencionados de teatro negro operan mayormente juntos, dado que se utilizan combinaciones de tubos UV con pinturas luminiscentes y con líneas lumínicas frontales. En los últimos años, ya en pleno siglo XXI, se ha desarrollado el denominado “Teatro Negro Multimedia”, con la producción de espectáculos que combinan luz negra con otras tecnologías de avanzada relacionadas con el mundo del video y la fotografía.

© Vilma Santillán (texto)

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