lunes, 30 de junio de 2014

Hoy, Homenaje Nacional al poeta José Emilio Pacheco en su 75 aniversario en Caja Real de la U.A.S.L.P.

 
 
Este lunes 30 junio en la Caja Real del Centro Cultural Universitario se une al Homenaje Nacional al poeta y escritor mexicano José Emilio Pacheco en su 75 aniversario del nacimiento, quien será recordado en un homenaje simultáneo a lo largo de todo el país.

El programa incluye un material audiovisual que recopila la obra y labor del escritor mexicano, además de los comentarios de la Dra. Margarita Díaz de León y el Dr. Francisco Gómez Zárate y la presentación del grupo Axtla.


18;00 horas. Entrada libre.

José Emilio Pacheco fue un profesor, poeta-profeta de México, un ensayista crítico, un traductor-intérprete y un innovador novelista y cuentista mexicano que tras 74 años de vida, sufrió un paro cardiorrespiratorio que “se lo llevó tranquilo justo después de haber terminado su colaboración para INVENTARIO” como su hija Laura Emilia Pacheco declaró la noche de su muerte el pasado 26 de enero.
 
El escritor, quien formó parte  de la “Generación de los Cincuenta” junto a autores como Carlos Monsiváis, Eduardo Lizalde, Sergio Pitol, Vicente Leñero y Juan García Ponce, nació en la Ciudad de México el 30 de junio de 1939.
 
Fungió como catedrático en universidades de México, Estados Unidos, Canadá e Inglaterra, etapa durante la cual tuvo la oportunidad de realizar labores de investigación en el Departamento de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde investigaba y reconstruía aspectos de la vida cultural en México durante los siglos XIX y XX, lo que llevó a que se publicaran bajo su nombre numerosas antologías históricas.
 
Tras haber estudiado letras y derecho en la UNAM, comenzó a trabajar como editor en la publicación Ramas Nuevas y junto a Fernando Benítez, colaboró como editor en el suplemento México de la Cultura, sin embargo comenzó a posicionar su nombre como escritor a la edad de  20 años, cuando publicó su primer cuento “La Sangre de las Medusas”.
 
Después, en 1966 publicaría su primer libro de poemas “Los elementos de la noche”. Ambos méritos lo hicieron merecedor del reconocimiento de escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes, y Juan Rulfo, pero si a alguien le debe el impulso para continuar escribiendo es a Max Aub, quien, declaró Pacheco, confió en su obra y llegó a publicarla en diversas recopilaciones de poesía y cuentos.
 
Pacheco, es reconocido por tener un estilo con una sencillez expresada a través de una extrema austeridad de elementos ornamentales lo que hace que la lectura de sus textos sea un ejercicio sencillo, pero por ningún motivo vacío, ya que también es reconocido por ser un escritor que a través de sus letras demostró preocupación por el ámbito social en México, como queda evidenciado en obras como “Las Batallas en el Desierto”, que encierra a su infantil protagonista en el contexto social y político mexicano post-guerra de los años 40 y 50, y en la que aborda la cultura popular, el avance tecnológico, la pérdida de la inocencia y el despertar sexual.
 
 Dentro de algunas otras de sus obras, relata historias de vida, muerte y el paso del tiempo. En sus poesías, la cotidianeidad era un elemento importante; el mar, el silencio, la nieve el amor y hasta los mosquitos fueron temas en los que alguna vez José Emilio encontró el estro para escribir. Aunque muchos lo recuerdan como un escritor nostálgico, él llegó a mencionar en varias ocasiones que “la nostalgia es la disneylización del pasado”. Para José Emilio, en sus textos vaciaba memoria; una visión crítica de los acontecimientos. Algunas de sus poesías más entrañables son “Los elementos de la noche” (1963), “No me preguntes cómo pasa el tiempo” (1969), “Los trabajos del mar “ (1984), “Miro la tierra” (1986) y “Ciudad de la memoria” (1989).
 
Si se observa con atención, es posible encontrar múltiples versiones de un mismo cuento o poema de José Emilio Pacheco quien solía corregir, re editar, revolver y jamás terminar sus poemas; en un esfuerzo por lograr llegar a hacer un mejor verso, las poesías a veces no lograban quedar listas.
 
Y es que José Emilio alguna vez describió el proceso de escribir “como algo muy curioso; a veces tardo 20 años para terminar un verso y en otras, los poemas quedan listos en el primer intento”. Pero cuando no era así, el poeta gustaba de sentarse a corregir sus propios escritos, más por ambición que por otra cosa, ya que en vida, tenía “una ambición muy clara, que es locura, casi como querer ser famoso o poderoso, y es la de querer escribir bien”. Al respecto, no había mucho por hacer ya que como recordó su amigo y compañero Carlos Monsiváis, José Emilio fue siempre “un escritor fiel a su disciplina, todo lo que siempre quiso ser, con obsesiones que siempre se adelantaban a las obsesiones de todos nosotros”.
 
Entre obras que iban y no volvían y publicaciones que si se realizaron, para 1973 José Emilio ya había sido acreedor a premios como el  “Magda Donato” (1967), por su novela “Morirás Lejos”, la presea “Xavier Villaurrutia” (1973) por “El principio del placer” y en compañía de Arturo Repstein, sería merecedor de un Ariel por mejor historia original y mejor guión cinematográfico en 1973.
 
Elena Poniatowska, recuerda a su amigo de toda la vida como sus poesías: serio, austero, casi siempre en traje negro. Con una personalidad tranquila y reservada. Alguien que solía escusarse mucho y que hacía correr sus pláticas entre el relato de anécdotas buenas y malas, tristes y no tan tristes.  Aquellos que llegaron a conocerlo, recuerdan como en la distancia parecía un hombre inaccesible, pero al momento de charlar “caía de maravilla, daba la impresión de que aunque fuera la primera vez que hablabas con él, estabas platicando con un amigo” como recuerda el escritor Felipe Lomelí.
 
Otro aspecto de su personalidad que es recordado con cariño por sus allegados, es el de su impecable memoria: recordaba siempre con quien hablaba y si se le preguntaba, hasta hacía reseñas de sus conversaciones con ellos. Aunque muchos consideraban de esta una cualidad de la que habría que cuidarse si José Emilio no hubiera poseído  una personalidad cálida, sencilla  y un  gran corazón.
  
Recientemente, José Emilio fue reconocido con la Medalla al Mérito Artístico en 2007 y en 2006 sería nombrado Académico Honorario de la Academia Mexicana de la Lengua, así como con la Medalla de las Bellas Artes en 2008 por el 70 aniversario de su natalicio. Pero sin duda, uno de los reconocimientos más importantes que recibió el premio “Miguel de Cervantes” que le fue otorgado gracias a su esfuerzo por enaltecer el legado literario de la lengua española y por el cual había sido considerado ‘el nominado eterno’, a lo que él en una ocasión respondió que no escribía para ser galardonado, y que de hecho le parecía un milagro que algún desconocido pudiera verse en su espejo:
 
“No nos veremos nunca pero somos amigos”.
“Si le gustaron mis versos qué más da que sean míos, de otros de nadie”.
“En realidad los poemas que leyó son de usted: usted, su autor, que los inventa al leerlos”.
 
Haciendo ofrenda no a la muerte, sino a la vida de José Emilio Pacheco, la Universidad Autónoma de San Luis Potosí se sumará al homenaje nacional que se llevará a cabo simultáneamente en distintas universidades del país, en un esfuerzo realizado en conjunto por la UNAM, el Consejo Nacional para la Cultura, el Instituto Nacional de Antropología y el Instituto Politécnico Nacional.
 
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