Fotos: Cortesía de www.da-pit.tumblr.com
Por: Roberto A. Valenciano Capín
De nueva cuenta Wird sorprende al virilizar sin cortapisas esta capital potosina con estas propuestas musicales que van más allá de esta obsesiva formula de la oferta y la demanda, para ser contrarrestadas por el simple hecho de invitar a degustar a través de propuestas interesantes y de calidad dentro de este ámbito de lo underground/indie.
Como siempre dando la bienvenida con esta estética muy particular de Wird, en donde ahora se puso énfasis en el escenario que lució unas lámparas en forma de uvas metalizadas, banderitas colgadas y como siempre el imprescindible sello de su carita sonriente.
En esta ocasión dieron testimonio al presentarse por primera vez por estas tierras potosinas la banda costarricense de las Robertas y de esta manera concluir su primera gira formal por México, al tener como escenario, el Rockabilly Bar.
Sin lugar a dudas, una buena oportunidad de escuchar y disfrutar de una propuesta que ha dejado un fuerte impacto y a la vez suficiente para ganarse un lugar en festivales como SXSW y el NRMAL, así como su gira europea, para tener la oportunidad de ser replicado en estas terras tuneras y constatarlo a través del sonido directo de su show.
A pesar de esta condición del cansancio después de una intensa pero gratificante gira, las Robertas subieron al escenario luego de escuchar a esta banda potosina 1994, conformada por Cristian Parra, Amed Amaya y Sebastián Marceleño quienes se encargaron de calentar un poco el ambiente con su trip lo-fi/shoegaze, ya que con algunos inconvenientes de última hora (como una cuerda rota en la guitarra y una ecualización que no ayudaba en mucho) lograron dejar satisfecho al público al exponerlo sin cortapisas.
Una de las bandas pilares y sustanciales de este movimiento en Costa Rica para ofrecer en esta noche un set integrado por canciones bajo la efectividad de ser puntualmente cortas pero siempre bajo este acentuado e infalible voz del punk para dar con esta combinación puntual de la suavidad, atmósferas y profundidad del lo- fi, aunado de un interesante shoegaze, sin hacer dejo de lo bailable a través de este timming demarcado por una melodía pegajosa de un sopeado surf.
Canciones que se desprenden tanto de su segundo álbum de estudio "Days Unmade" como de su primer disco " Cry out loud".
En donde también queda remarcada su influencias de los 90`s, pero sin lugar a dudas lo revindican, de ahí que buscan que llegue "a la gente que le interesa ese tipo de música,” comenta Mercedes Oller, la guitarrista en una entrevista por internet.
Aun cuando esperábamos mas su interacción con su público que le correspondió con su energía, atención y hasta bailo al ritmo que le tocaran como se dice coloquialmente, solamente se abocaron a tocar y unos espaciados gracias, eso sí, anunciar de que su mercancía estaba a la venta: Playeras, botones, bolsas y hasta vinilos de sus EP’S y tomarse la foto por la compra de un botón, fue así todo este lazo con esta prendida banda potosina.
Pero aun cuando se dice que la música es el parámetro de las emociones, igual fue una noche llena de contrastes, en momentos visceral, nostálgico, energético y eso si no menos ruidoso por parte de este trío de músicos sudamericanos.
Solo resta decir, un agradecimiento a Wird Pompini, Rockabilly por las facilidades para estar en este concierto.
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