Por: Círculo Digital
Fermín Revueltas y Ramón Alva de la Canal fueron quienes inauguraron el movimiento muralista de nuestro país con temas mexicanos; sin embargo no se les ha reconocido lo suficiente, refirió la investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap) Guillermina Guadarrama, quien, junto con las también investigadoras Laura González Matute y Nadia Ugalde, organizan el ciclo de visitas guiadas Arte e historia en las imágenes del movimiento muralista mexicano, en el marco del 30 aniversario del centro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
“No fue Rivera ni Siqueiros ni Orozco, sino estos dos jóvenes, también contratados por José Vasconcelos para decorar las paredes de la entonces Escuela Nacional Preparatoria –hoy Antiguo Colegio de San Ildefonso, cuna del muralismo mexicano–, quienes empezaron a explorar tanto en los temas mexicanos como en las técnicas al fresco”, explicó la investigadora durante el recorrido por el acervo del edificio.
“Si bien, al mismo tiempo pintaba Diego Rivera su primer mural, La Creación, en el anfiteatro de la escuela, él venía empapado con todo lo que aprendió durante su estancia en Europa, pero tanto Revueltas como Alva de la Canal estaban impregnados de lo que sucedía en el país en aquellos años convulsos de la posrevolución.
“Ni siquiera fue por la paga de 400 pesos en total, que no contaba el material, ni las condiciones (terminar en un plazo de poco más de un año, aunque el contrato era por dos años) por lo que aceptaron el trabajo, sino porque fue una oportunidad de experimentar”.
Esos primeros murales son Alegoría de la Virgen de Guadalupe (1922-1923) de Revueltas y El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas (1922-1923) de Alva de la Canal. “El mismo Diego venía a ver su trabajo y pretendía darles consejos para que la pintura quedara fijada a la pared, pero al otro día se había caído. Sin embargo, es el de Alva de la Canal el ‘primer buen fresco’ reconocido, hecho con las cantidades indicadas de cal y arena, mientras que Rivera utilizó la encáustica”, explicó.
El recorrido incluyó los murales Masacre en el Templo Mayor o La Conquista de Tenochtitlan (1922-1923) de Jean Charlot y La fiesta del Señor de Chalma (1923-1924) de Fernando Leal, así como los más de 15 frescos pintados por Orozco, “para quien el trabajo fue más fácil, pues realizó su obra con las bases que ya habían asentado Revueltas y Alva de la Canal”, detalló por su parte Laura González.
“A ninguno le fue bien,” explicaron las investigadoras. “Todos recibieron críticas y amenazas. Charlot, Leal, Revueltas y Alva de la Canal recibieron palizas. Los murales de Orozco fueron rayoneados”. A decir de González Matute, esto fue consecuencia de que “en aquel entonces no se entendió lo que hicieron. Era muy novedoso ante la tradición implantada de la pintura académica, muy europea, muy preciosista.
“Finalmente, estos trabajos son el inicio del gran movimiento muralista mexicano, que comenzó sin un camino definido, pero, conforme pasó el tiempo, se lograron plasmar esas grandes imágenes de la Revolución Mexicana y de la posrevolución”.
Las siguientes visitas serán el martes 2 de junio en la Secretaría de Educación Pública y el sábado 6 en el Museo Mural Diego Rivera, y continuarán hasta el martes 16, a partir de las 11:00 horas. Más información en el sitio web del Cenidiap (http://www.cenidiap. bellasartes.gob.mx/).
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