Enrique Maza en su última morada. Foto: Juan Ignacio Ortega
Enrique Maza, periodista, poeta,
sacerdote jesuita y fundador de la revista Proceso, falleció la noche del miércoles
a los 86 años de edad.
Maza nació en El Paso en 1929, donde sus padres se habían
refugiado de la guerra cristera. Cuando tenía un año de edad llegó a la Ciudad
de México y cumplidos los 16 ingresó a la Compañía de Jesús. Estudió periodismo
en la Universidad de Missouri y tenía maestrías en Ciencias y Humanidades,
Filosofía y Teología.
Fue columnista de Excelsior desde 1964 hasta 1976 y entre
1968 y 1969 fue vicepresidente de la Prensa Católica Internacional.
A partir de 1976 escribió en Proceso, semanario del que fue
directivo junto con los también ya fallecidos Julio Scherer García y Vicente
Leñero.
Escribió, entre otros, los siguientes libros: Libertad de
expresión en la Iglesia; Rostros del hombre; La cara oculta de la migración;
Medios de comunicación: realidades y búsquedas; Lo pleno y lo vacío y El
Diablo.
En una entrevista realizada por Silvia Isabel Gámez, en
enero del 2009, se preguntaba “¿Cómo se relaciona que el Papa viva en uno de
los palacios más ricos del mundo con la pobreza de Jesús? ¿Es el Papa más que
Jesús, al que representa?”.
Puntual crítico de la Iglesia católica, decía: “no ha
predicado la Biblia, sino su propia doctrina, hasta distorsionar su mensaje y
el del Evangelio”.
Discrepaba de quienes esperaban todo de Dios. “Nosotros
somos los responsables de nuestra vida, de nuestros deseos y ambiciones, de
nuestra pequeñez o grandeza. Nosotros. Soy yo quien tengo que confrontar mi
vida, mis acciones y mis palabras con lo que Jesús dice y fue”.
Usaba las palabras atribuidas a Jesús para explicar su
manera de vivir:
“Jesús dijo: ‘Yo no estoy aquí como el que manda, estoy como
el que sirve’. Eso es lo que nos toca: apoyar, servir, respetar. No tengo por
qué imponerle a los demás rezar el rosario y decirles que es pecado mortal no
ir a misa”.
La periodista le pregunto si el sexo era pecado y el
respondió:
“No, pecado es forzar a alguien. Si el sexo hace daño, está
mal, pero en la medida en que sea una manera bella de expresar el amor, me
parece maravilloso”. ¿Y el aborto? “Se hacen unas bolas… pero yo digo, un feto
no empieza a ser humano antes del sexto mes, porque no se han formado las
células cerebrales. Y donde no hay cerebro, no hay ser humano”.
-¿Y la homosexualidad?
-Yo la tengo en mi familia y no hay problema. Así son y ni
modo. El problema es que no respetamos al ser humano, su manera de ser, sus decisiones.
Confesó: “Mi sacerdocio no ha consistido en decir rosarios,
misas y confesar, rara vez hice esas cosas. Mi apostolado era otro;
como Jesús, el supremo sacerdote, que se dedicó a recorrer Palestina hablando y
tratando de convertir a los demás, denunciando a quienes explotaban al pueblo”.
-¿Tuvo caídas?
-Sí, como todos, pero se trata simplemente de aceptar mi
condición humana y decir, sí, yo no soy la trompa del tren, tampoco el cabuz,
soy uno de los carros, igualito que los demás. No pretendo aparentar más de lo
que soy.
-¿Había algo que detonara esas caídas?
-No, cae uno como todo el mundo: un egoísmo, un enojo, te
hace sacudir el árbol genealógico de alguien. Dios nunca pretendió que los
hombres fueran perfectos.
Enrique Maza vivía retirado en la Casa Provincial de los Jesuitas
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