Claudio Ordaz es teórico de la ejecución
musical historicista. Foto: Cortesía del entrevistado
Por Carlos Paul
Con más de 25 años de trayectoria musical,
Claudio Ordaz (Chihuahua, 1972) ) es el primer director mexicano en fundar y
dirigir una orquesta en Finlandia, la Camerata de Savonlinna, lo que le ha
válido el reconocimiento de ese país y de la prensa, que lo describe como un
director de orquesta dinámico y versátil, de gran elegancia y energía.
En charla con La Jornada vía correo
electrónico, el también violinista comparte su trayectoria, experiencia e
interés por desarrollar también en México sus conocimientos sobre lo que se ha
denominado ejecución musical historicista.
Ordaz empezó sus estudios de violín a los
cinco años con su padre, Moisés Ordaz, quien fundó la Orquesta Sinfónica de
Chihuahua, a la cual se integró a los 14 años.
Desde niño hasta el día de hoy tuve gran
afinidad por el estudio; combinaba mi trabajo en la orquesta con mis viajes a
El Paso, Texas, donde tomaba lecciones particulares de violín con el maestro
James Angerstein. Por varios años viajé constantemente de Chihuahua a esa
ciudad. Mi autobús salía a las tres de la mañana, mi lección de violín era de
las 10 a las 12 del día; después regresaba a Chihuahua, para estar al día
siguiente en los ensayos de la orquesta, apuntó el músico.
“Durante mis estudios en la Universidad de
Texas en El Paso, (UTEP) tuve la gran fortuna de ser violín concertino de su orquesta
sinfónica, y violinista en la de El Paso, donde músicos de la talla de Midori,
Yo Yo Ma o Aaron Rosand se presentaban como solistas y nos ilustraban con sus
clases magistrales.
Al graduarme de la UTEP me trasladé a
estudiar a la República Checa, donde obtuve un doble posgrado, en dirección de
orquesta y en ejecución de violín, en el conservatorio de música de la
bellísima ciudad de Praga.
Eso sería el principio del periplo que
llevó a Ordaz a otros países como España y Estonia, donde obtuvo su doctorado
en dirección orquestal y donde conoció a su esposa, la clavecinista y pianista
sueco-finlandesa Anna Lindholm, para, más tarde, decidir radicar en Finlandia.
A lo largo de más de 23 años, mismos que ha
vivido fuera de México, Ordaz también ha trabajado como director de diversas
orquestas juveniles europeas.
Es algo que me apasiona y me llena de
energía. Los jóvenes por naturaleza están abiertos al aprendizaje, a
experimentar lo nuevo, algo que muchas veces nos gustaría descubrir en las
orquestas profesionales. Son increíbles los resultados que se pueden obtener
cuando las orquestas jóvenes tienen actitud positiva y abierta. Es triste ver
cuando un músico profesional ha perdido el entusiasmo. Por ello, nunca debemos
olvidar la razón por la cual queríamos ser músicos.
En más de dos décadas, relata Ordaz, he
tenido la gran fortuna de vivir en diferentes países y conocer grandes músicos
de varios continentes, con quienes he compartido bellísimas experiencias y de
quienes he recibido valiosísima información. En especial, conocer el sistema de
Estados Unidos, la tradición de ejecución en la República Checa, parecida a la
germánica; la tradición en Estonia, país demográficamente pequeño, pero con un
alma musical gigante que se asemeja a la cultura musical rusa. Y, desde luego,
conocer muy de cerca el alma musical nórdica.
Un modelo ejemplar desde México
En 2013, Ordaz fundó la Camerata de
Savonlinna. Empezamos con 12 miembros. Actualmente la integran 34 atrilistas.
Ese trabajo ha generado confianza y entusiasmo entre la comunidad. Nuestra
orquesta es pionera en Finlandia, se sustenta económicamente del sector
privado. Actualmente tenemos más de 10 empresas que financian la agrupación.
Finlandia es un país muy especial, pues
mucha gente se refiere a su cultura como impenetrable, expresa el artista
mexicano. “Aquí se apoya lo finés antes y después de todo. Al llegar a la
ciudad de Savonlinna, con gran entusiasmo y una idea clara de lo que quería
iniciar y, a pesar de saber a lo que me enfrentaba, comenzamos nuestro trabajo
y al día de hoy hemos tenido grandes resultados, al punto de que el año pasado
nuestra orquesta fue galardonada por la Fundación Cultural Finlandesa por
excelencia artística e innovación, lo que, además de ser una importante
distinción, fue una gran noticia en Finlandia, pues un periódico de la región
lo publicó en primera plana como su nota principal, con la cabeza: ‘Un modelo
ejemplar desde México’”.
Respecto de su interés por compartir su
conocimiento sobre la ejecución historicista, explica: “Nada ha cambiado más la
forma en que interpretamos y escuchamos la música clásica hoy día como el
movimiento ‘historicista’ (HIP:Historically Informed Performance)”.
Ese movimiento, añade, “ha influido de gran
manera y a la vez ha sido controversial desde principios de la segunda mitad
del siglo XX. Cambió el enfoque interpretativo tradicional del repertorio de la
música clásica.
“Actualmente no se interpreta a Vivaldi de
la misma manera que a Mahler o Haydn. Cambió el sonido de las orquestas más
prestigiadas y generó a la vez gran impacto en el tratado de las prácticas de
ejecución de algunos de los directores más notables de nuestros tiempos, a pesar
de que no son identificados con este movimiento. Entre ellos podríamos
mencionar a Claudio Abbado, Simon Rattle o Riccardo Chailly.
“El enfoque en el uso de los aspectos
relacionados con las prácticas de ejecución como el vibrato, el rubato, el
portamento, el glissando, la flexibilidad del tempo y el portato, generaron
interpretaciones con un sonido nuevo y fresco, y fueron relativa y rápidamente
aceptadas por gran parte del público. “Actualmente, el movimiento histórico es
una parte muy importante de la oferta musical tanto en las grandes salas de
concierto como en las grandes compañías disqueras.
Mi trabajo doctoral se centra en las prácticas
musicales a partir de la segunda mitad del siglo XIX; hago un análisis
comparativo de las prácticas de ejecución durante los siglos XX y XXI, y las
llamadas interpretaciones historicistas.
Para Claudio Ordaz, “el movimiento
historicista ha brindado muchísima y valiosa información acerca de las
tradiciones interpretativas durante diferentes épocas, y nos recuerda que ser
músico intuitivo en la actualidad no es suficiente. El estudio a fondo de las
prácticas de ejecución y de todos los aspectos relacionados con la música
reafirma nuestro entendimiento de la misma y nos ayuda a ofrecer
interpretaciones más convincentes y significativas para nuestro público.
Estoy seguro de que mi experiencia como
violinista y director con diversas orquestas, y haber tenido grandes maestros
de música de cámara, haría alguna diferencia en nuestro país, sobre todo con
las orquestas juveniles, ya que sigo siendo incansable promotor del poder de la
música clásica, la cual se adentra en el ámbito de las emociones más profundas
del ser humano.
Poner eso en práctica, concluye el músico
mexicano, “nos ayuda a alcanzar paz personal, lo cual facilita la paz
colectiva. Escuchen el Ave Verum Corpus K. 618, compuesto por Mozart, y estoy
seguro de que coincidirán conmigo. Recordando a Platón: ‘La música da alma al
universo, alas a la imaginación y vida a todo’”.
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