lunes, 1 de febrero de 2016

El barítono mexicano Alejandro Lárraga Schleske triunfa en Alemania

 
Foto: Cortesía de Alejandro Lárraga Schleske
 
 
Por: Juan Carlos Talavera
 
Aunque el barítono Alejandro Lárraga Schleske (Veracruz, 1986) no ha debutado en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes, se ha convertido en una voz de referencia en el Teatro de Friburgo de Alemania, donde ya ha cantado el Conde de Luna en El trovador, Papageno en La flauta mágica y Belcore en El elíxir de amor.
 
 
 
Hace siete años que trabaja en Europa. Primero llegó a Zúrich –al Estudio de Ópera– hasta alcanzar una posición como solista dentro del Teatro de Ópera de Friburgo.  “Debo decir que desde niño quise conocer Alemania o Italia. No lo conseguí. Después, como cantante me di cuenta que debía salir de México porque no se necesita investigar mucho o tener demasiadas experiencias, para notar que en México, desde mi perspectiva, no hay suficiente infraestructura para las artes escénicas, especialmente para la ópera”.
 
 
 
Luego de participar en el Concurso Nacional de Canto “Carlo Morelli” en 2007 –donde obtuvo el tercer lugar–, buscó a la soprano Rebeca Olvera para preguntarle cómo ingresar al Estudio de Ópera de Zúrich, donde consiguió una audición de 15 minutos. Ahí cantó dos arias y un lied de Schubert. De inmediato fue aceptado y su destino quedó sellado.
 
 
“Primero hice dos años en el Estudio de Ópera de Zúrich –donde alguna vez estuvieron Rebeca Olvera y Javier Camarena–, pero mientras cursaba mi segundo año me invitaron a una audición en el Teatro Friburgo y me quedé”, relata el intérprete de voz tan grave que chispea en el teléfono.
 
 
Lárraga llegó a Zúrich en 2008 con muy poca experiencia en el terreno de la ópera, reconoce, pues hasta ese momento sólo había cantado el oratorio de Carmina Burana, un poco de Schubert, Schuman y algunas arias del repertorio de concierto.
 
 
 
“Óperas completas no había hecho, sólo participé en algún pequeño rol”, dice el barítono pero el 12 de septiembre de 2008 consiguió su debut internacional como un Deputato Fiammingo en la ópera Don Carlo de Giuseppe Verdi ópera de Zúrich.
 
 
 
Dos años después, el 6 de agosto finalmente debutó su primer rol principal como Don Giovanni en la obra homónima de W.A. Mozart, en el festival Rheinsberg (Kammeroper Schloss Rheinsberg), de Alemania. Semanas después ingresó al Teatro de Friburgo y se mudó a esta ciudad donde ha encontrado un lugar.
 
 
 
¿Por qué viajar a Europa antes de debutar en México?, se le inquiere. “Siempre quise conocer Alemania o Italia. Pero uno necesita investigar mucho o tener demasiadas experiencias para darse cuenta que en México faltan, desde mi perspectiva, oportunidades porque no hay suficiente infraestructura para las artes escénicas, en especial para la ópera”.
 
 
 
“Y aunque hay grupos independientes en Guadalajara o producciones en el Teatro Bicentenario de León… no sé si esto va creciendo o decreciendo. De todos modos no es suficiente para la cantidad de cantantes líricos que hay en México”, precisa.
 
 
Por ahora, el barítono prepara dos estrenos mundiales. El de la ópera Kaspar Houser, de Hans Thomalla, para el 9 de abril de este año; y Crusades de Ludger Vollmer, con el rol principal masculino, Omar para enero de 2017; además de su versión del Guglielmo para mayo próximo.
 
 
 
“Me gusta Guglielmo aunque no tiene las arias más grandes, como Fiordiligi, Dorabella y Ferrando. Además me dobla un poco el hecho de que el aria Rivolgete a lui lo sguardo normalmente no se cante, aunque a mi gusto es la mejor de Guglielmo”, apunta.
 
 
We are the champions
 
 
 
Cuando Lárraga Schleske tenía siete años, escuchó por primera vez We are the Champions, de Queen. Preguntó si era la mejor canción del mundo y nunca lo olvidó. Tres años después escuchó Bohemian Rhapsody en el casete de un amigo, la escuchó una y otra vez hasta reconocer el talento instrumental y vocal de un Freddy Mercury que hasta hoy recuerda. Sin embargo, fue hasta los 18 años cuando ingresó a la Escuela Municipal de las Artes de Veracruz.
 
 
 
¿Qué tan cercano está su debut en Bellas Artes?, se le pregunta. “Hasta ahora no he debutado. ¡Claro que me gustaría! Aunque debo decir que toqué la puerta de Bellas Artes dos veces antes del periodo de Ramón Vargas. Dejé mi currículum, pero quizá me vieron un poco verde. Luego llegó Ramón Vargas y salió la convocatoria para que audicionaran los cantantes mexicanos. Y lo hice”.
 
 
En aquella audición no estuvo Ramón Vargas –entonces director de la Ópera de Bellas Artes–, pero sí Jesús Suaste, quien lo recordó del Morelli, donde cantó el aria Wolfram de Tannhäuser de Wagner.
 
 
 
Meses después le escribió a Ramón Vargas, quien le pidió que más adelante se pusieran de acuerdo para escucharlo en México o Europa. Pero cuando volvió a escribirle surgió la noticia de su renuncia al frente de la OBA.
 
 
 
“No sé si sea mala suerte o algún azar del destino, pero aún está lejos mi debut en el Palacio de Bellas Artes. Hace poco una amiga soprano me decía que estuviera tranquilo, que deje pasar el tiempo para que mis acciones hablen por mí. Obviamente estoy de acuerdo”.
 
 
 
¿Está destinado el cantante lírico mexicano a migrar para triunfar? “Tal vez no es verdad absoluta, pero hay pocas oportunidades para la cantidad de cantantes líricos en México, incluso en Europa donde hay muchos teatros para ópera, pero en México hay pocos teatros, muchos de los cuales no son usados adecuadamente pese a la gran oferta de cantantes”.
 
 
 
De momento, reconoce que a pesar del impulso que se dio para llevar ópera a los estados fuera de la Ciudad de México,” ha sido esfuerzo insuficiente para captar el gran número de cantantes líricos que surgen en el país”, concluye.
 
¿Quién es?
 
 
 
Alejandro Lárraga Schleske (Veracruz, 1986) obtuvo el tercer lugar en el Concurso Morelli de 2007, estudió Diseño Gráfico y en 2008 ingresó al Estudio de Ópera de Zúrich y desde 2010 es miembro del ensamble de solistas del Teatro de Friburgo (Theater Freiburg, Freiburg im Breisgau) de Alemania. Ha participado en Aus Deutschland de Mauricio Kagel, Papageno en Die Zauberflöte y Die kleine Zauberflöte de W.A. Mozart, entre otros montajes.
 

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