sábado, 27 de febrero de 2016

Guillermo Kahlo, revelado




Por: Juan Carlos Talavera


Guillermo Kahlo (1871-1941) fue el fotógrafo de la arquitectura y del paisaje, el artista de la lente cuyas imágenes asombran y seducen por su claridad y sobriedad que describen minuciosamente metales, piedras y rostros, dice a Excélsior Rosa Casanova, historiadora del arte que recupera en el libro Guillermo Kahlo. Luz, piedra y rostro una investigación sobre el padre de Frida Kahlo, acompañada de 150 fotografías reunidas por primera vez.
 
 
 
Su nombre real fue Carl Wilhelm Kahlo Kaufmann, sus antepasados fueron soldados, comerciantes y artesanos en Pforzheim, pero luego migró a México para hallar su vocación y construir una obra artística dotada de orden y racionalidad, donde abunda una visión estructurada de líneas precisas y una luz que penetra en los resquicios más oscuros para atrapar al lector.
 
 

El volumen, que compila las imágenes del Archivo Isolda P. Kahlo, no sólo da cuenta de que su éxito trascendió el porfiriato, sino que aún espera el lugar que merece, para lo cual se necesitan más exposiciones de su obra, afirma la investigadora, quien recuerda la cercanía que mantuvo con su hija a través de esta anécdota:

 
 
En cierta ocasión, Frida comentó que durante su infancia acompañaba a su padre para asistirlo cuando se desmayaba a causa de la epilepsia, un mal que en aquella época era visto como un problema mental.
 
 
 
“Muchas veces al ir caminando con su cámara al hombro y llevándome de la mano, se caía repentinamente. (Entonces) aprendí a asistirlo durante sus ataques en plena calle. Por un lado cuidaba de que aspirara prontamente éter o alcohol, y por el otro vigilaba que no robaran la máquina fotográfica. Quizá no hubiera habido centavos para reponerla”.
 
 

Pero Guillermo Kahlo tuvo varias facetas. La más conocida fue su fotografía arquitectónica, pero también trabajó como retratista de personajes —entre ellos Porfirio Díaz— y de generaciones de médicos y otros profesionistas.

 
 
 
“Lo más destacado fue su trabajo en torno a la arquitectura; utiliza perspectivas tradicionales, acompañadas de frías y frontales,  manteniendo un balance octogonal, donde nunca encontrarás fugas mal colocadas”.
 
 
Grandeza Arquitectónica.
 
 
A diferencia de Tina Modotti y Edward Weston, Kahlo apostó por alcanzar una imagen global, dotada de una iluminación que destaca el edificio. “Le gustaban las perspectivas equilibradas para entender los espacios desde el punto de vista arquitectónico”, explica.
 
 
 
Esto significa que su trabajo visual no sólo fue un registro superficial, sino que se convirtió en especialista de la arquitectura y supo interpretar los espacios que pensó el propio arquitecto.
 
 
 
En este volumen podrá observarse cómo Kahlo tras el porfiriato, no con la misma intensidad, por sus problemas de salud, pero siempre interesado en comprender los espacios arquitectónicos de factura colonial, porfiriana y contemporánea.
 


 
 
 
Sobre el equipo que usó, la investigadora apunta que normalmente utilizaba placas de vidrio de gran formato, de ocho por diez y hasta once por catorce pulgadas. “Eran formatos enormes, lo cual implicaba que la cámara estaba en un gran cajón, con lentes muy precisos. Desafortunadamente, hasta donde sé, no se ha encontrado alguna de sus cámaras completas para saber qué tipo de lentes utilizó”.
 
 
 
¿Cómo consiguió fotos llenas de luz en espacios cerrados?, se le pregunta a Casanova. “Es posible que en algún momento recurriera a lámparas, aunque en algunos casos retrató los espacios cuando no estaban totalmente acabados y eso incidía en la luz”.
 
 
 
 
Pero hubo otras, como la del Monumento a la Revolución de 1912 (entonces Palacio Legislativo en construcción) que es maravillosa por su encuadre y proporción. Seguramente fue luego de un festejo, donde consiguió que trabajadores y empresarios se colocaran en la estructura para darle dimensión, añade.
 
 
 
 
¿Qué sorpresas halló? “Se comprobó su éxito tras el porfiriato, y hallamos fotografías desconocidas de la Casa Estudio Diego Rivera. Lo que se necesita es revisar su obra para hacerle justicia al fotógrafo que captó la grandeza de la arquitectura mexicana”.
 
 
 
 
 
 
¿Quién es?.
 
 
Es el padre de la pintora Frida Kahlo. Tenía 19 años cuando partió de Hamburgo con rumbo a México. Era el 25 de mayo de 1890. Su primer objetivo eran los negocios. En julio de 1894 solicitó la nacionalidad mexicana. Ese mismo año se desempeñaba como contador en la Casa Boker e inició su trabajo como fotógrafo. Según la investigadora Rosa Casanova, su primera fotografía data de 1897 y el primer trabajo que lo vincula con José  Yves Limantour data de 1900.

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