Foto: Cortesía de Víctor Amaya
Por: Roberto A. Valenciano Capín
Con la pregunta ¿A donde vas a tener paz? fue el detonador de esta séptima y último ejercicio de intervención escénica del proyecto -Viadante- de Víctor Villasana que se suscito en el atrio del templo de San Juan de Guadalupe.
Un proyecto dancístico en donde se busca intervenir espacios tanto públicos como privados y que están tengan una particularidad, de estar en el abandono además que sean parte fundamental de la creación y fortalecimiento de una identidad comunitaria, al ser intervenidos los siete barrios tradicionales en esta capital potosina.
En donde el coreógrafo y bailarín reflexiona a través de una posición critica de todas estas posibles lecturas de estos hábitos y habitus para conformar esta paz, al cuestionar no solamente estos códigos sociales sino también personales que sin más confrontan, inhiben, limitan y hasta redimen de forma empática al desdibujar temporalmente las individualidades y colectividades entorno a una imposición de esta imprescindible condición humana.
Un dueto sin rostros y ligados a esta tela que incide en esta represión en la búsqueda de su individualidad/paz, en momentos es reprimida, en momentos alentada/anhelada y con esta posibilidad de... esta simbiosis como identidad, gracias a este diálogo silencioso y esta exploración corporal que converge en movimientos lentos, pausados, resistencia física reflejas en cargadas y caídas, bajo esta marcha silente y con acento doloso por las sonoridades emanadas de trompetas y tambores de un cuarteto de jóvenes músicos.
Si bien, asume los riesgos al ofrecer esta posible diálogo entre ésta parte violentada y este continuum poético, se entreteje con metáforas interrogantes y por consecuencia llena de metáforas en movimiento, así como también demanda una mirada que se detenga en un ángulo aparentemente estático, mientras, por el contrario, acontecen infinitos sucesos de intensidad que se espera que acaben en un esperada revelación.
Una estética que no busca engolosinarse sino más bien busca crear en la otredad- espectador- esta conexión sino también tender estos puentes bajo este halito de humanidad totalmente arraigada en el aquí y ahora que nos toca vivir.
En este último ejercicio de intervención escénico colaboraron los bailarines Miguel Aguilar y Víctor Anaya. Así como los músicos: Said Hernández, Bryan Corpus, Citlali y Ariana Mayoral y Miguel.
Un proyecto dancístico que fue apoyado por el PECDA 2015.
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