martes, 14 de junio de 2016

Huicholes desean un despertar en la sociedad no indígena



 FOTO: CUARTOSCURO

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Tutupica (“Cortador de flores” en lengua wixárika) Carrillo de la Cruz nació en el seno de una familia huichol de Tepic en 1983. Hoy, como maestro en Lingüística Aplicada y docente e investigador en la Universidad Autónoma de Nayarit, lamenta que en su grupo étnico crece y madura un proceso de cambios de identidad que erosiona su cultura milenaria.



Deseamos un despertar de conciencia en la sociedad no indígena. Se ha dado un choque y un conflicto, generado no sólo por la población mestiza, que ha propiciado un choque cultural entre ambos grupos, es decir, nosotros, como indígenas, no hemos sabido buscar las mejores maneras de establecer un diálogo con la población no indígena”, señaló Tutupica.



Reconoció que tampoco la población no indígena ha sabido acercarse a ellos. El tema de la diversidad en México se ha visto y tratado como un problema, no como la riqueza que es.



Hay que asimilar a los diferentes y homogeneizar nuestra cultura, con acuerdos entre ambas partes, no desde los escritorios mestizos, sean gubernamentales o no, consideró.



Recordó que el II Festival Letras en Tepic que terminó la víspera tras cuatro días de actividades en esta ciudad, convocó a escritores, analistas y periodistas de México y de otras naciones del mundo, “pero nunca volteó a mirar a los escritores huicholes, cuya obra literaria es de probada calidad, como en el caso de Gabriel Pacheco, Álvaro Martínez o Pedro Muñíz”.



El huichol, llamado wixárika (la gente) en su idioma, o huicholes, llamados wixaritari, es una familia nativa de la parte central del país que ha sido reconocida y celebrada por la tenacidad con que procura mantener intachable su cultura, con sus usos y costumbres, tradiciones y cosmovisión, a pesar de la avasalladora influencia que penetra su núcleo.



No es, sin embargo, una situación generalizada entre todos los miembros de esa sociedad, sino que afecta a quienes tienen un contacto más cercano con la población mestiza, pues en las comunidades serranas de Jalisco, Durango, Zacatecas, Nayarit, las poblaciones wixárikas aún conservan perfectamente su sistema de gobierno y uso de ropa tradicional



Igualmente, señaló que mantienen pura su lengua original, y en materia de identidad, aunque hay muchos niños y jóvenes que tienen serias dificultades para emplear su idioma materno debido a que en el medio escolar deben expresarse en español, sí se identifican ante el mundo como wixárikas, o al menos, como indígenas.



Esa erosión se debe a una situación multifactorial. Medios de comunicación, contacto cada vez mayor de la sociedad mestiza con la población indígena y una educación que busca una condición bilingüe y bicultural en las comunidades, pero que en la práctica ha desplazado los conocimientos y saberes étnicos, crea indígenas monolingües en español.



Lo anterior, subrayó Tutupica, genera que por ejemplo, “el indígena que tiene vocación por la medicina, más allá de preocuparse por ver las fortalezas de la medicina tradicional indígena de su comunidad y abrevar de los ancianos y la gente que conoce la herbolaria de la comunidad, sólo aprende los conocimientos de la medicina occidental”, lamentó.



Aunque en las universidades e instituciones públicas se llevan a cabo conferencias, mesas de trabajo, congresos, talleres y foros en los que se reflexiona sobre su cultura, añadió, “los miembros de estos grupos indígenas debemos buscar reflexionar qué está pasando al interior de nuestra cultura; en esos foros hay acuerdos pero no llegan a las comunidades”.



En todo el país hay casi 50 mil huicholes (el más reciente censo señala 47 mil 800) y sólo en Nayarit son un poco más de 25 mil 200. Lo anterior significa, dijo, que más del 50 por ciento de la población wixárika está asentada en esta entidad. En Tepic, acotó, aunque en términos proporcionales es poca la población, en términos absolutos llega casi a siete mil.


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