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viernes, 29 de julio de 2016
De artistas urbanos: Paty, una caricaturista de Chapultepec
Patricia Mendoza, lleva 30 anos trabajando en Chapultepec
Por: EDUARDO DOMÍNGUEZ D.
Desde el año 2013, la Ciudad de México ha despuntado en la lista de la urbes de América Latina más visitadas, haciendo a un lado —y con cifras abismales— a parajes turísticos como Argentina, Colombia, Brasil y República Dominicana; países que, aun con sus inversiones que invitan a los extranjeros al esparcimiento, dejaron de ser para México sus principales competidores.
Datos de la Organización Mundial de Turismo (OMT) señalan que —en cifras de millones de viajeros— un total de 32.1 personas arribaron a nuestro país con fines turísticos el año pasado.
Entre las ventajas y atractivos que posee México, además de las playas —está de más decirlo— se encuentran: su basta variedad en gastronomía; eventos culturales; ciudades con atractivos empresariales e históricos —la capital, Guadalajara, Monterrey, León—; además de la cercanía con los Estados Unidos, cuya posición geográfica otros países carecen, y que abre para México una oportunidad de intercambio de bienes y servicios inmejorables.
Cabe destacar que el tipo de cambio del peso frente al dólar ha hecho que el turismo doméstico se vea significativamente beneficiado, ya que los mexicanos prefieren viajar dentro del país, en vez de gastar considerables cifras de dinero en un viaje internacional, que se ha visto interrumpido —o a lo menos dificultado— realizar. Incluso de los problemas internacionales pueden surgir aspectos favorables: hay que tener bien abiertos los ojos, ¡caray!
Todos los países tienen sus propios problemas, relacionados con el momento histórico que experimentan; todas las naciones tienen aspectos positivos y negativos, gente amable y huraña, pobreza y riqueza, etcétera. Pero no cabe duda que si visitas otro estado o un país, el trato de la gente para contigo será un factor determinante para saber si hay posibilidades de que regreses o de plano le hagas el feo a una nación determinada.
Es así como una familia de chilenos, que se hicieron una caricatura en conjunto con una dibujante de Chapultepec, regresaron al país un mes después de su primer visita con la misma mujer que los plasmó a lápiz y papel, para regalarle, de parte de una integrante que en esa segunda ocasión no pudo asistir, un bolso típico, hecho a mano, directo desde Chile.
***
Salgo del metro Chapultepec, bajo nubes grises que amenazan con llorar en unas horas, un viento fresco pero no molesto, y el típico ajetreo de automóviles y gente de aquí pa’llá. Tomó a paso lento el Puente de los Leones, construido en 1975, y que, por debajo, deja fluir de manera despreocupada al Circuito Interior. El puente, en los bordes, está forrado por jardineras con cipreses y, en sus cuatro puntas, sendos leones de bronce que se unen a la Calzada de la Juventud Heroica resguardan la entrada a El Altar a la Patria.
A partir de ahí, no tuve que recorrer más de cien metros para encontrarme con un puesto de caricaturista, exhibiendo sus obras, fotografías y un caballete con hojas vírgenes listas para ser ennegrecidas a carbón y grafito… Patricia Mendoza,de 48 años, es una caricaturista de Chapultepec.
— ¿Qué significa para usted la caricatura?
— Es plasmar el rostro de la gente; los gestos son muy importantes; tanto la felicidad como la tristeza: es muy llenador plasmar el rostro de las personas.
Paty aprendió a dibujar gracias a su padre, de quien recibió cátedra para desarrollar este arte. El señor se llama Pablo Flores, quien tiene colgadas en su puesto varias fotografías con los personajes famosos que ha retratado: Jorge Falcón, Martín Aparicio, Sergio Jaubert —inventor del retrato hablado—, entre otros protagonistas como boxeadores y conductores de televisión.
Paty lleva ya 30 años siendo una caricaturista de Chapultepec. Las obras de Paty —que son retratos y caricaturas— tienen un costo de ochocientos y cincuenta pesos, respectivamente. En una caricatura, hábil y segura de sus destrezas, Paty advierte que en realizar una caricatura no tarda más de siete minutos.
La caricatura es algo muy simple, ¿no?... La caricatura son los rasgos de una persona tanto exagerados como modificados; entonces, lo que nosotros tratamos aquí es hacerlo lo más rápido que se pueda, pero sin desfigurar el rostro de la personas”.
Una caricatura normal, indicó Paty, es aquella en la que el rostro permanece así, como está, sea feo, sea bonito; la diferencia radica en el cuerpo y oficio u profesión que Paty agrega: puede ser un uniforme de enfermera, el trabadísimo cuerpo de Superman, un despreocupado chofer, o cualquier otra cosa que a la artista se le ocurra. Y, por otra parte, una caricatura, al estilo de los moneros de periódico, son aquellas que afean y exacerban cada rasgo del modelo.
El horario de atención para todo aquel paciente que desee obtener una caricatura o retrato de su persona, puede acudir con Paty en un horario de diez de la mañana a seis de la tarde... “si el clima lo permite”.
— ¿Y usted vive por aquí?
— No, yo vivo en el Estado de México, municipio de Chimalhuacán— << Y cuéntenos de su trayecto, por favor >>.
Salir de la casa de ustedes”, << gracias >>, “tomar una combi, llegar al metro Pantitlán, y me traslado toda la línea uno, hasta Chapultepec; llegó, abro…” Y la misma odisea de regreso.
A Paty, Chapultepec le ha ofrecido bastantes cosas: satisfacciones personales y familiares; le ha permitido darle a sus tres hijos una educación universitaria —una ingeniera, una licenciada en comercio y un abogado que todavía se cocina en un aula universitaria—. << Felizmente orgullosa de mis hijos… Y con mi papá estoy feliz; convivo con él todos los días, trabajo con él todos los días, comemos, desayunamos juntos. Lo disfruto al máximo>>, sentenció Paty.
En este momento Paty cuenta la experiencia con la familia de chilenos. Como dice en los párrafos de arriba, la bolsa es artesanal, con rasgos prehispánicos, “y lo más bonito es que desde un lugar tan retirado se acuerden de uno”. Ella nunca espero algo similar. El nombre de la chica chilena que envió el bolso es Martí. La bolsa, Paty la tiene colgada en la sala de su casa.
Fueron muy amables; pero no lo hubiera imaginado nunca. Claro que hubo un hola, gracias, risas, de nada y adiós; un mes después regresaron, me dieron el bolso, me sacaron un video para llevárselo a la chica que no pudo venir —como evidencia.
Entre algo que le hubiera gustado realizar a Paty, es trabajar para un periódico. Por otra parte, Paty piensa seguir yendo al Bosque de Chapultepec, “si Dios lo permite, como le digo a mis hijas, hasta en silla de ruedas, ¡y ya!, ¡eso es todo!”
Cuando una persona desea que se le realice un retrato, Paty y el modelo se dan cita en un lugar en especial, ya que para realizarlo se necesita otro tipo de espacio, materiales, y un poquito más de tiempo y dedicación comparado con una caricatura. El modelo lleva una fotografía, la cual es sometida a una ampliación, se “le pone” un material llamado estirador, permitiendo observar a mayor profundidad la menor línea de expresión y poder “dar el toque exacto”.
— ¿Usted pidió a su padre que le enseñara o lo hizo por sí sola?
— Pues yo creo que de ver nace el amor. Veíamos a mi padre realizar el trabajo y, poco a poco, te va llamando, te va llamando. Después él vio la necesidad —o deseo— que nosotros teníamos por dibujar y nos ayudó a perfeccionar nuestras técnicas. Nosotros no fuimos a escuela ni nada de eso.
Como dato curioso, Paty compartió que franceses compran obras y comparan en calidad y excelencia el trabajo de los caricaturistas mexicanos con artistas de una de las plazas callejeras de retratistas y caricaturistas de París, considerada por muchos como uno de los barrios más bohemios y cuna de pintores influyentes del siglo pasado: es la Plaza Du Tertre, en el Barrio Montmartre.
Una de las habilidades de los caricaturistas es poder dibujar un ojo, una nariz, una boca, mil veces y las mil veces distintas. “Hay que revolucionar un poquito ese aspecto”. Uno no se puede quedar con lo mismo. Es como cualquier otra carrera. Y, como observación profesional, asegura que toda persona tiene talento para la caricatura; sólo se tiene que entrenar. Eso no se hereda. “Todos lo traen, falta desarrollarlo”.
Por último, la artista favorita de Paty es Frida Kahlo: “porque plasmaba todo su dolor, toda su fuerza como mujer; también en su poesía. Me encanta su vida; creo que la leo cada vez que estoy apagada, y me da la fuerza. Una persona que sufrió un accidente, que tuvo tantísimas operaciones, estuvo postrada en la cama, y pudo hacer obras, tan hermosas, y pensar de una manera tan positiva; y yo, que tengo mis extremidades completas, ¿por qué no voy a poder hacerlo?”.
Con personas como Paty recibiendo a turistas nacionales y extranjeros, dando su mejor esfuerzo en la actividad que realiza, y levantándose temprano todos los días y salir del Estado de México y cruzar la capital de extremo a extremo, no cabe duda que seguirán llegando a nuestro país personas con ganas de conocer nuestra cultura y calor, empresarios que generen empleos en cada rincón, y de un metiche buscando historias y personajes que pareciese no serán contados jamás hasta que… ¡Vaya, son contados!
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