martes, 18 de julio de 2017

Premio Don Guillermo Arriaga...2017



Por: Henry Torres


En estos días se habla, mejor dicho se "postea" mucho sobre el Premio GA (Don maestro Guillermo Arriaga, por favor), y es genial ver como genera diálogo y cuestionamientos artísticos, ideológicos, institucionales, pensamientos aleatorios y poseía espontánea. Cada vez me queda más claro que es un tema exclusivo del gremio. Y de pronto se torna tan importante, tan absolutamente determinante que nos perdemos en el objetivo del porqué y para qué se sostiene año con año esta esperada y ya muy manoseada convocatoria.


Y sí, voy a seguir escribiendo extendiéndome en este post un poco más de lo acostumbrado.


Noto que, así como las propuestas y los pretextos se replican una y otra vez, también son revisitadas las ideas y las sugerencias de 'qué' y 'cómo' "debería" ser El-Premio.
Felicito a todos los finalistas, pues cualquier obra que haya llegado a la final merecía ganar. El premio es así, es un juego, una competencia donde se pone a prueba la creatividad, la agilidad para responder con ciertos recursos dentro de un marco de parámetros y límites muy claros. Sin contar que además puede llegar ser muy divertido.



Pero ¿Para que existe lo que alguna vez se conoció como PREMIO INTERCONTINENTAL DE COREOGRAFÍA INBA-UAM? Apelo a mis amigos que tienen experiencias en el pasado más atrás de los 90s y que me cuenten cuáles eran las necesidades y contexto político y cultural donde un evento de esta naturaleza tenía todo el sentido de existir.



¿Validar la aparición de la danza independiente? ¿Brindar una plataforma de encuentro y diálogo cuando los festivales de danzas no existían? ¿Ser la única ventana de visibilidad para mostrar el trabajo ante presentadores nacionales e internacionales?.


Yo pienso que si a todo.


En el México de finales de los 80s ¡El-Premio se volvió vital! En aquel magno evento radica el génesis de las compañías más importantes de México (las independientes), las que ahora están cumpliendo sus veinte-treinta y tantos años de hacer danza en un país demasiado alejado de Europa y demasiado cercano a Estados Unidos. Lo que en algún momento lograron comprender los jóvenes y rebeldes talentos de aquella generación subversiva fue que producir un espectáculo implicaba ir más allá de la barrera de los 12-15 min (de aquel entonces). No lo sé de cierto, simplemente lo deduzco.


Entonces ¿Cómo explicamos la misión de El-Premio en el momento presente? Si para cada una de las necesidades antes mencionadas, existe ahora un sinnúmero de alternativas institucionales y privadas, hay que sumar a esto la crisis de públicos. Resultado: un evento aislado, donde la única trascendencia es para un gremio que busca validarse por medio de un único e incomprensible estándar de competencia.


¡Y no está mal! Que bueno que existan El Premio Guillermo Arriaga, el Premio Sonorense de Coreografía, el Premio Héctor Chávez, el 4x4 Tj Night, por mencionar algunos. Estos concursos motivan procesos, colaboradores y alianzas de una manera casi mágica y temporal que de otra forma no se darían. Bajo este lente, y con base en más de 30 años de historia es visible que lo más importante ha sido lo que pasa después de cada 'competencia'. Ganadores o no, es notorio el impulso que permanece al dar continuidad a aquella obra corta o a la consolidación de ese colectivo que trabajó bajo presión con un objetivo específico.


Entonces, dejemos en paz el Premio Guillermo Arriaga, pues ha jugado su papel de forma efectiva en detonar la semilla creadora. Lo que falta ahora es diseñar un galardón que reconozca el esfuerzo que implica, no sólo hacer danza, sino PRODUCIR danza, producir un espectáculo donde no es el coreógrafo el que se lleva el principal "recono$$$imiento", sino la amalgama de talentos que es indispensable para llevar al escenario un producto que responda a las necesidades de un público que ya se cansó de la danza "contemporánea" y si postura egocéntrica.


Falta en México un galardón que de visibilidad a las compañías y colectivos y producciones de largo aliento. Un Galardón que no sea el pretexto para crear, sino más bien el reconocimiento a la organización, calidad artística, aspectos de colaboración y creación de espectáculos específicos en un periodo y en una geografía más amplia.


En evento así, además del potencial estratégico en términos de difusión y mercadeo, sería un aliciente perfecto para motivar lo que tanto anhelamos ver en el escenario de nuestra danza nacional.

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