miércoles, 20 de septiembre de 2017

Liliana Porter; hay que insistir en lo latino


                          Foto: @ Sin título (autorretrato con cuadrado), de Liliana Porter


Por: Edgar Alejandro Hernández  


“Cuando estaba en Argentina me sentía argentina, cuando estoy en Nueva York me siento latinoamericana”, sentencia la artista Liliana Porter (Buenos Aires, 1941), quien afirma que sigue siendo necesario que se defienda el tema latino, sobre todo en Estados Unidos, porque es algo que nunca se ha resuelto y, tras la llegada de Donald Trump a la presidencia estadunidense, adquiere mucha mayor importancia.



Radicada desde 1964 en Nueva York, Porter es una de las artistas con mayor presencia en el programa Pacific Standard Time (PST): LA/LA, su obra se muestra simultáneamente en tres exposiciones en Los Ángeles: Fotografía en Argentina, 1850-2010: Contradicciones y continuidad, en el Centro Getty; Para leer al Pato Pascual: La América Latina de Disney y el Disney de América Latina, en el MAK Centro para el Arte y la Arquitectura en la Schindler House y en el Complejo de Bellas Artes Luckman de la Universidad Estatal de California; y Mujeres radicales: arte latinoamericano, 1960-1985, en el Museo Hammer.



Para Porter el seguir defendiendo la identidad latina es lo que está detrás de proyectos como el PST: LA/LA. “Uno se identifica con la gente de los países latinos. Quizás porque hablamos español, porque tenemos un montón de cosas en común, de historia, una cierta forma de ser. Y también, políticamente, muchas veces nos define una lucha común. Esta megacuestión creo que tiene que ver con seguir defendiendo nuestra identidad”.



Si bien tiene por lo menos cinco años de planeación el programa cultural promovido por la Fundación Getty, Porter acentúa su realización en la era Trump: “Cuando se armó todo esto no se sabía (que Trump sería presidente), todo el PST: LA/LA se planeó antes, pero los contextos van redefiniendo las situaciones. En este sentido, yo pienso que sí, que todo se vuelve un acto político, incluso involuntario. Todo esto ayuda porque es cuando la gente se conoce y entonces se empieza a comunicar. Cuando no se conoce es cuando se tiene miedo, cuando se ataca, cuando se rechaza. Siempre la comunicación es la base de las buenas relaciones”.



Porter presenta en Los Ángeles lo mismo piezas icónicas creadas en los años 70, como Sin título (autorretrato con cuadrado) donde se dibuja un cuadrado en el rostro y el trazo se extiende, por efecto de la perspectiva, hacia la pared; que pinturas, fotografías e instalaciones recientes mostrando su trabajo lúdico que mezcla diferentes símbolos para ponerlos en tensión desde la obra de arte, como Minnie/Che.



“Necesitamos que quienes vengan a ver las exposiciones no sean sólo latinoamericanos. Mucha gente va a ver las exposiciones y al empezar a familiarizarse uno se encariña. Hay gente que le tiene miedo a lo que no conoce. Porque no es que se esté retomando el arte latino, no se puede retomar lo que nunca ha estado resuelto, sigue habiendo esas categorías. Es como el término ‘hispanic’. Cuando uno llega a Estados Unidos como argentina se tiene que llenar un formulario que te clasifica como asiático, caucásico o hispano. Pero el tema es que uno no es hispano, porque vinieron los españoles, nos conquistaron y uno tiene que reivindicar al indígena. Decir que uno es hispano es como rechazar la propia cultura, todo es un problema que no está resuelto y que no está estudiado”.



Porter recuerda una frase de su compañera Ana Tiscornia: Mientras haya que defenderse, va a haber que identificarse. “Quiere decir que todavía tenemos que decir que somos latinoamericanos, porque no estamos integrados. Una cosa es que seamos de Latinoamérica y otra cosa es que exista arte latinoamericano, eso es mucho más polémico, porque existen muchos artes latinoamericanos. Este arte hecho desde latinoamericano se presta a los estereotipos. Yo me acuerdo una vez que vinieron a ver mis obras y me dijeron: ‘tu arte no parece hispanic’. ¿Por qué, porque no tiene color y no tiene sandías? Son todos temas a discutir”.



La artista, que ha expuesto en la Tate Modern de Londres, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo Whitney de Arte Americano, el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, el Museo Tamayo de la Ciudad de México y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, entre otros, aclara que esta ola racista contra lo latino en Estados Unidos no puede verse como un retroceso, porque siempre ha sido igual.



Es bueno que se le dé importancia al tema latino y que se conozca, nosotros pensamos que el problema está solucionado, pero la sociedad está hecha un desastre. No era que el tipo de pronto fuera racista, lo que pasa es que toda esta gente estaba ahí, pero no se exactamente en dónde. El que tiene la palabra es el que escribe la historia, estamos mucho más atrasados que nada. Lo mismo pasa con el tema de las mujeres, no es que estemos en el postfemista. Hay quienes dicen ‘no hace falta una muestra de mujeres, porque estamos en la era posfeminista’. No es cierto, es importantísimo mostrar el arte de las mujeres”.

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