Por. Rosario Reyes
La música del trombonista y cantante de origen puertorriqueño ha estado ligada desde sus inicios al activismo social. Salir a las calles en los 70 -dice- era un acto de rebeldía y la salsa, esa fusión de ritmos caribeños que cobraba fuerza en el gusto popular de las ciudades, comenzó a incluir letras con mensajes políticos, que dieron el distintivo a un movimiento influenciado por el rock y el jazz, entre otros géneros.
En 1994, Willie Colón pasó del escenario a la participación política activa con el Partido Demócrata y se postuló para puestos públicos en su ciudad, Nueva York. Pasaron más de 20 años para que un latino ganara una elección en la Gran Manzana, con el demócrata Eric González, recién nombrado fiscal de distrito. Colón actuó en la toma de protesta de González, pero no tiene planes de volver a esa trinchera. Está desilusionado de los partidos. Por ahora, sigue con su gira de aniversario, que este viernes llegará al Teatro Metropolitan.
El año en que lanzó su primer disco, salieron también álbumes revolucionarios del pop, como el Sgt. Pepper’s de los Beatles. ¿Qué había en el ambiente musical de 1967 que influyó también a la salsa?
El Sgt. Pepper’s fue una de las primeras obras que incluyó metales, después lo hicieron Chicago y Blood, Sweat and Tears. Fue muy relevante escuchar alientos en ese disco, estos instrumentos ya podían pertenecer a la música contemporánea, de los jóvenes, no sólo clásica o la tradicional. Me dio mucho entusiasmo y más ganas de hacer una música con trombones.
Eran los años del Tropicalismo en Brasil, de la Canción de protesta en América Latina y del movimiento por los Derechos Civiles en EU. ¿Qué tanto permeó este ambiente ensu música?
El Tropicalismo me influyó mucho. En un tiempo, todo era música cubana, creo que fue una manipulación en Estados Unidos y en el mundo. Por los problemas políticos y el bloqueo, la música brasileña llenó ese vacío, ese movimiento era más interesante, las progresiones de acordes eran más desarrollados, más parecidos al jazz que el folclor cubano. Lo de la protesta vino natural, lo vivimos todos los días, estábamos saliendo de una época en la que el racismo era legal, y aunque había leyes contra la discriminación, no se obedecían. En esos tiempos la gente pensaba por ley que tenía razón.
Ha dicho que, para los
jóvenes, la música era entonces un espacio de esperanza. ¿Lo sigue siendo para
las nuevas generaciones?
Así era, ya no. Creo que
la música ahora es más hedonista y cantar sobre el barrio ya no es una afrenta.
Originalmente tocábamos en la calle y había a quien le molestaba esa música
extraña, llamaban a la policía y venían a reprendernos por alterar la paz. Terminaba
la rumba, pero tan pronto ellos se iban, comenzábamos de nuevo. La música en
ese sentido era como una desobediencia civil; al principio las letras no eran
tan explícitas, lo que importaba era el acto. Éramos pioneros de la diáspora
latina, y los bailes eran una especie de mítin donde los latinos podíamos
vernos, hablar; la música tenía ese sentido también.
¿Cuándo fue que la salsa
se convirtió en un ritmo para mover conciencias?
Desde el origen, la
música que hacíamos tenía ese sentido. Con el tiempo, (el cantante) Héctor
Lavoe y yo empezamos a componer y nuestras canciones se dirigían más al
vecindario; no era, ‘oye como toco mi tambor’, sino temas de lo que estaba
pasando en la calle.
Cuando llegué a la
mancuerna con Rubén Blades, que es un gran compositor, los mensajes eran más
abiertos y la música se convirtió además en un movimiento social que en muchos
casos hizo lo que la política no pudo lograr.
“Los bailes eran una
especie de mítin donde los latinos podíamos vernos, hablar". Willie Colón. Músico
Recientemente actuó en la
toma de protesta de Eric González, ¿qué representa, en la era de Trump, un
triunfo como ese?
Es una nueva época.
Especialmente en la ciudad de Nueva York, los latinos nunca habíamos ocupado un
puesto importante, siempre habíamos estado en el otro lado del negocio. Tengo
muchas esperanzas de que cosas buenas vengan con Eric González.
¿Cómo fue su experiencia
en la política, cuál era su agenda?
En 1994 aspiré a un
puesto de Congresista Federal y en 2001 me postulé para defensor público, que
según la Constitución, sustituye al alcalde si este queda fuera por alguna
razón. Tenía que estar al tanto de la situación de los latinos, pero también
conocer a fondo lo que pasaba en la ciudad. La agenda entonces y ahora es la misma:
que tengamos igualdad de derechos. El problema es que los dos partidos nos
utilizan como una bola de futbol.
En verdad me parece que
los demócratas son bien hipócritas y demagogos, todos son multimillonarios y no
entiendo cómo llegaron a ser tan ricos sirviendo al público, siempre nos
prometen que van a salvarnos de la avaricia de los ricos, pero todos ellos lo
son. Esas promesas vienen también de los republicanos y no pasa nada. Tenemos
que unirnos, tener nuestra propia agenda y no ser esclavos de ninguno de los
partidos. Necesitamos un líder carismático que abogue por nosotros.
¿Abandonó su
participación política para siempre?
Sí. Me siento como un
ateo político, no creo en ninguno de los dos partidos. Tengo la suerte de que
la gente todavía me quiere ver en concierto, mis canciones siguen sonando. En
verdad eso es una bendición y estoy especialmente agradecido con México, que me
ha dado muchas oportunidades y me ha mostrado mucho cariño y apoyo. Viví allá
cinco años y estuve mejor que en Estados Unidos -estoy hablando de la gente, no
de ningún gobierno.
¿En qué momento se encuentra como músico?
Toco el trombón sin
pensarlo, es completamente natural a esta altura, pero también casi tengo 68
años y no puedo soplar como cuando era un chamaquito. He encontrado músicos que
entienden mi estilo, lo están ejecutando muy bien, el sonido del grupo está
sólido. Antes, cuando tocaba para acompañar a Héctor o a Rubén, le daba bien
duro, pero cantar y tocar a la misma vez no es tan fácil.
¿Está lista su biografía
para publicarse?
La estábamos terminando y
vinieron los huracanes –la escritora vive en Puerto Rico-, tuvimos que
posponerla un poco y la estamos retomando. Ella venía a Nueva York, yo iba a
Puerto Rico, hablábamos por teléfono, pero durante meses no tuvieron
electricidad, la comunicación se canceló. Es una oportunidad de revisarla,
evaluar si quiero cambiar algo y agregar lo que haga falta.
¿Tiene planes de grabar
un nuevo disco?
Estamos repasando el
repertorio de tantas grabaciones que tenemos, para los conciertos, pero a la
vez hay algunos proyectos sobre la mesa; no estamos seguros de qué caminos
vamos a tomar, no quiero divulgar demasiado, en estos tiempos de YouTube,
cámaras y eso, nos pueden robar la idea y tener el disco la semana que viene.
Antes ensayábamos los números que íbamos a grabar durante todo el año en los
bailes y conciertos, hoy todo mundo tiene cámara y lo registra.
Fuente: El Financiero
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